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Después de dos semana, por fin, Daniel se ha decidido en declararle su amor a Carla de una manera estupenda, primero la llevará al cine y después al restaurante en el que trabajamos pero esta vez, sólo estarán los dos, ya que lo hemos alquilado,
Ella no se imagina absolutamente nada, al contrario, Carla cree que ya encontró a una chica.

Por otro lado, mi relación con Aaron va muy bien, claro, saliendo del colegio, porque adentro, tengo que ver como las chicas coquetean con él y obviamente no puedo hacer nada.

—Tan sólo disfruta tu día con Daniel, es un chico agradable. —Le dije mientras le acomodaba su peinado.

Suspiró. —Estoy muy nerviosa.

Sonreí. —Sólo van al cine y a cenar.

Asintió. —Lo disfrutaré, tal vez me quiera pedir consejos para conquistar a su chica amada.

—Tú sólo ve y come mucho. —Reí.

Bajamos las escaleras de su casa.

—Hasta luego, señora. —Me despedí de la mamá de Carla.

—Cuidense. —Nos dijo y salimos de su casa.

Caminamos hasta la plaza, y la deje en la entrada de Liverpool. Después esperé a Aaron quien había acompañado a Daniel a comprar ropa elegante, ya que a él no le duele gastar tanto dinero, y bueno, Daniel aceptó sólo porque no ha ganado lo suficiente.

—Daniel esta muy nervioso. —Sonrió.

—Todo le saldrá bien.

Nos fuimos a comer un helado y después a el edificio pues yo tenia que ir a pagar.

—Aquí dice que ya liquidaste todo. —La señora Martha me dijo y sonrió.

Negué. —Aún me falta un poco.

—Oficialmente es tuyo, ya nadie te puede mover de ese departamento.

Miré la libreta de Martha... Ah, claro.

—Aaron... —Cerré los ojos. —Dime que tú no tienes nada que ver.

—Daniel me ayudó.

—Este es mi trabajo, tenía que hacerlo sola.

Martha tocó mi mano. —Scar, tan sólo disfruta lo que esta pasando.

Me tomé un segundo para pensar en esto, se supone que yo sola tengo que salir adelante, sin la ayuda alguien con mucho dinero. Pero ¿Qué podía hacer?

Suspire. —Esta bien, pero te lo iré pagando.

Aaron me abrazo y me dio un par de besos en la mejilla. —No tienes que pagarlo, disfrutalo.

Nos despedimos de la señora Martha y nos subimos a mi departamento a comer enchiladas, las cuales preparé junto con Aaron.

••••••••••

Antes de que acabará el día, Carla me llamó y puse el altavoz para que Aaron escuchará sus gritos.

—Daniel ya es mi novio, dios, ¡No me lo creo! Fue tan romántico, tierno, dulce, entre muchas cosas más. —Dijo rápidamente y casi sin respirar.

Reí. —¿Lo ves? Es un chico lindo.

Aaron hizo una mueca. —Lo bueno es que aceptaste, sólo es para ti.

Carla rio tras el teléfono. —Podríamos tener una doble cita, muy pronto.

—Bien, la próxima semana, vamos a un lugar para nosotros cuatro.

—Bueno, nos vemos, tengo que platicar con mis padres. ¡Los quiero! —Gritó y término la llamada.

—Al parecer esta muy emocionada.

Aaron me miró. —Siento que ellos nunca terminarán su relación, son tan... —Hizo una pausa. —Tan parecido... Creo que son una buena pareja.

—¿Y qué piensas sobre nosotros?

Sonrió. —Que duráremos más que ellos, tan sólo imagínate eso.

Acompañé a Aaron hasta la puerta y me despedí rápidamente de él, pues sonó el teléfono y tenía que responder.

—Scar, cariño. —Alguien dijo tras el teléfono, pero no reconocí la voz en seguida.

—¿Quién habla? —Pregunté tímidamente.

—Tú tía Vero.

—Ah... —Dije. —Hola, tía.

—¿Cómo te va en el colegio? ¿Has comido bien?

—Bien y sí. —Reí. —¿Y ustedes?

Suspiró. —Te extrañamos... ¿No deseas regresar a Canadá?

Negué sin poder decir nada.

—Te irá mejor aquí.

—Tía, de verdad se los agradezco, pero he aprendido a hacerme cargo de mis propias cosas.

—Lo se, pero necesitas a alguien a tu lado.

—No... No deseo ir.

—Scar, te podríamos ayudar mucho.

—Lo agradezco, pero, de verdad soy feliz aquí, a pesar de mi edad, esto es muy lindo.

—Tus padres nos pidieron que te ayudáramos.

—Y lo hacen, este tipo de llamadas son lindas, y en cualquier momento, se que puedo contar con ustedes.

—Recuerda que nos tienes a nosotros, te queremos.

Colgué el teléfono y en seguida me fui a acostar.

A la mañana siguiente, me fui con Aaron, tenía mucho sueño, no había podido dormir.

—Debes descansar más. —Aaron acarició mi cabello.

—Pediré un par de días de descanso.

—Podrías darme trabajo y te podría llevar la comida a la cama.

Sonreí. —Lo haré.

Cuando llegamos al colegio, baje del auto y en seguida me compré un café.

—Todo salió muy bien. —Daniel me dijo.

—Carla estaba más que emocionada.

—Es un amor de persona.

—Lo se, Daniel, vamos al salón.

Cuando nos sentamos, me acosté en la mesa junto a Aaron, de verdad quería dormirme ahí, y creo que la suerte estaba de mi lado, pues la maestra no llegó y pude dormir en las canchas junto a Daniel mientras Aaron estaba con su gran grupo de amigas.

Daniel me movió un poco. —Scar, en media hora es la próxima clase.

Asentí y escuchamos un par de gritos.

—¿Qué fue eso? —Le pregunté mientras hubicaba a la persona a quien estaba haciendo ese ruido.

—Son las de nuestro salón.

Elevé mis hombros y me comencé a estirar un poco. —Tengo que ir al baño.

Él asintió. —Deja tu mochila, te veo en el salón.

Comencé a caminar hasta ahí y entré al sanitario. Me lavé la cara, pues ya no quería tener más sueño. Pero al salir, una gran cantidad de chicas y de chicos estaban corriendo hacia un lugar, todos estaban muy raros, también llevaban sus celulares en mano.

Por alguna razón, los quise seguir, hasta que llegué a una gran bola y me traté de meter, pues todos gritaban como locos "¡Beso! ¡Beso!"

Me arrepentí de haber seguido a todo el mundo. Y tenía una pregunta sin respuesta. ¿Por qué siempre crees que todo irá bien? ¿Por qué confías tan fácilmente de todos?

Una chica estaba recargada en la pared y Aaron tenia un brazo recargado en la pared, estaba apunto de besarla.

Se estaban acercando, poco a poco. Una mano cubrió mis ojos y no pude ver más.

I Hate You But I Love You Where stories live. Discover now