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Y terminaron las vacaciones, fueron increíbles, Carla y Daniel están muy contentos al igual que nosotros. Nos relajamos mucho, ellos están muy contentos, igual que nosotros, conocimos muchos lugares y lo disfrutamos.

Y como se lo había prometido a Aaron, vamos a ver a mis padres. Realmente estoy nerviosa.

—Gire a la derecha. —Le dije a su chofer. —Se puede detener aquí, gracias.

Cuando se detuvo, Aaron me miró. —¿Viven cerca de aquí? —Miró por la ventanilla. —Esto es un cementerio.

Sonreí casi con un nudo en la garganta, al verme, su piel cambio de color, como si hubiera visto a un fantasma, sabía que ya había entendido.

—Iré a comprar flores. —Dije con dificultad. —Te veo en la entrada.

Bajé del auto, di un gran suspiró y caminé hacia un puesto, compré las flores de siempre y esperé a Aaron.

Cuando llegó, no dije nada, ni él, lo cual agradecí. Lo llevé hasta el gran destino.

—Aquí están mis padres. —Lo miré y después comencé a acomodar las flores.

Él suspiró. —No... no me lo esperaba. —Me abrazó por atrás. —¿Te encuentras bien?

Asentí y cerré mis ojos para no llorar.

Se separó de mí bruscamente y miró al cielo, como si estuviera desesperado y frustrado.

—¿Estás bien? —Le pregunté.

Negó. —Todo este tiempo te molesté sin saber nada. —Se acercó a mí y me volvió a abrazar.

Nos paramos frente a ellos... Y entonces, comencé a hablar.

Mi tío nos regaló una casa en México, no muy grande pero muy acogedora. En cuanto cumplí dos años, nos mudamos, comenzamos a practicar el idioma y entré a una escuela normal, pero mis padres querían darme lo mejor, así que me metieron a una de paga. Ahí conocí a Daniel, nuestros padres eran muy unidos, y al parecer ellos le dieron la idea de comprarme el departamento en el que ahora vivo.
Me lo dieron cuando cumplí 15 años, sin embargo, me dijeron que me podía mudar hasta cumplir 18 años, mientras podría arreglarlo y también podrían terminar de pagarlo.
A la semana, ellos tuvieron un accidente de auto, me lo informaron cuando estaba en el colegio, rápidamente me llevaron al hospital. Fue desgarrador, estaban en la misma habitación, tomados de la mano, recuerdo perfectamente su miedo que transmitían sus ojos.
"No te des por vencida, te estaremos cuidando" Me lo dijo mi padre con lágrimas en sus ojos, "Tu podrás llegar muy lejos, mi pequeña." Me dijo mi madre con dificultad. Mi corazón se sentía de lo peor, sentía que el mundo se me venia encima, a los 10 minutos, ellos murieron, fue lo peor que viví, el hecho de pensar que tenía 15 años, y de que nadie estaba a mi lado, me derrotaba.
Algunos familiares vinieron, sólo para despedirse de ellos, pero después, perdí contacto de ellos, tan sólo sigo en comunicación con la hermana de mi madre, mi tía, quien insiste en llevarme a Canadá, pero no quiero.
En fin, vendí la casa con ayuda de mis tíos, y me mudé a mi departamento. A pesar de que es muy caro, mis padres se esforzaron mucho. Llegué a un trato con la escuela y con la señora Martha para no tener problemas económicamente, también con mi jefe del restaurante. En cuanto escucharon mi historia, no pudieron negarse.

I Hate You But I Love You Où les histoires vivent. Découvrez maintenant