Capítulo 5 -Tengo un mal presentimiento sobre esto-

3K 415 263
                                    

-En realidad, yo soy el hermano imbécil.

-¿Qué?

Castiel y yo no habíamos pronunciado ninguna palabra después de que se disculpara conmigo. Cuando llegamos ante el pórtico de su casa, lo primero que se me ocurrió decirle fue aquello, por lo cual me miró con extrañeza.

-No sería justo hablar mal de mi hermano -le dije- En realidad, el imbécil soy yo. Estoy tan sorprendido y horrorizado como tú por la manera en que ha manejado las cosas contigo.

-Olvidas que mi hermano es el imbécil más grande que haya caminado sobre la Tierra -me dijo, y me hizo reir- Una traición como esa la podía esperar de un enemigo, pero no de mi propio hermano, sin importar qué tan idiota sea.

Nos quedamos en medio de un tenso silencio después de eso. Yo tenía mil cosas que expresar pero no me atreví. Honestamente, esperaba que me invitara a pasar a su casa y pudiéramos hablar con tranquilidad. No sé por qué, yo bien sabía que no lo haría, mucho menos mientras estaba vestido de animadora y usando mi chaqueta.

-Bueno -dijo por fin- Debo entrar y cambiarme de ropa antes de que llegue alguien.

-Claro -asentí- Nos vemos mañana.

-Nos vemos toda la semana. Mi castigo con tu entrenador se acaba hasta el viernes.

-Ok -sonreí, tratando de ocultar el gusto que me daba escuchar eso- Entonces hasta mañana.

Me di la vuelta rápidamente pero él me llamó por mi nombre:

-Dean...

-¿Qué pasa?

Se quitó la chaqueta y me la devolvió mientras me dedicaba una sonrisa, la primera desde que lo conocía.

-Gracias por todo, de verdad.

Mi corazón se quedó sin advertencias ante semejante gesto. Lo había visto sonreír muchas veces, sobre todo cuando iba en compañía de mi hermano y pensaba que era hermoso cuando lo hacía, pero en aquel instante, cuando me sonrió únicamente a mí, volví a escuchar fuegos artificiales en mi mente. Tomé de sus manos mi chaqueta y nuestros dedos volvieron a hacer contacto, como aquella vez cuando ambos queríamos el mismo trozo de pizza. De inmediato nos apartamos, cual si temieramos alguna reacción desfavorable, o como si ambos tuviéramos pegada una advertencia de ser peligrosamente volátiles. Nos dedicamos una última mirada nerviosa y luego lo miré entrar en su casa, yo me di la vuelta y emprendí la marcha hacia la mía, pensando que no debería volver a lavar esa chaqueta.

Caminé lentamente, disfrutando lo que había ocurrido y renuente a llegar temprano porque sabía lo que me encontraría ahí: Gabriel con mi hermano. Esperaba que no fueran tan descarados como para atreverse a estar ahí después de todo lo ocurrido. Sin embargo, lo que más acaparaba mi mente era el hecho de que estaría en contacto con Castiel el resto de la semana, gracias a su castigo. Y no era sólo el hecho de que podría verlo, sino que podría hacer algo al respecto, como acercarme más a él y, tal vez, lograr gustarle. No lo negaré, me sentía patético pensando de esa manera, además de que corría el riesgo de ser golpeado hasta la inconsciencia por todo mi equipo, pero ahora que sería capitán tendría algo más de poder y control. Tenía que arriesgarme, la oportunidad se me estaba dando y no la iba a desperdiciar.

Al día siguiente, tal como el entrenador lo prometiera, anunció ante todo el equipo que yo sería el nuevo capitán. Hubo quien no estuvo de acuerdo, como el idiota que me había golpeado el día anterior, pero la gran mayoría de los chicos lo aceptaron con gusto y me felicitaron. Después fuimos directo al campo para iniciar la práctica.

Castiel estaba llevando bastante bien lo de su castigo y cuando el entrenador no estaba mirando, yo evitaba que los chicos hicieran de las suyas. En uno de mis descansos fui a beber agua y él me dijo:

Juego SucioWhere stories live. Discover now