Capitulo 9

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Ichimatsu caminaba como león enjaulado por toda la habitación de Jyuushimatsu, hace aproximadamente unas dos horas que Karamatsu se había ido a la mansión Matsuno debido a un mensaje a su teléfono que Choromatsu le había mandado. Se le hacía muy extraño que fuera el Consigliere y no personalmente Osomatsu quien hubiera solicitado la presencia del Sottocapo. Una mala sensación se instaló en el pecho del Caporegime y aunque quiso acompañar a Karamatsu el de azul se negó rotundamente alegando que solo iría por unos momentos y luego volvería al hospital.

- Jefe como continúe así terminara haciendo un hoyo en el piso – se burló Jyuushimatsu desde la cama del cuarto al que había sido asignado. Por suerte su herida ya había sido tratada y el joven parecía haber vuelto a su usual energía.

- Tengo un mal presentimiento. – susurró, el menor se le quedo viendo detenidamente para después arrojarle el florero que decoraba la mesita de noche directo a la cabeza. – ¡CAZZO! ¡¿Por qué mierda hiciste eso Jyuushimatsu?!

- Usted me dijo que si llegaba a enamorarse un día le rompiera la cabeza con mi bate – Se encogió de hombros mientras sonreía con todos los dientes – pero no tengo mi bate a la mano así que tuve que improvisar.

- Eres un... - pero no pudo decir nada, era verdad, se había enamorado y con más razón por eso se preocupaba por su Gattina.- solo olvídalo y para la próxima no vuelvas a tomarte mis palabras tan literal ¿De acuerdo?

- Entendido Jefe – asintió enérgicamente. Ichimatsu sonrió, extrañaba la efusividad de su segundo al mando.

La habitación se quedó momentáneamente en silencio mientras los dos se perdían en sus pensamientos. El sonido del celular de Ichimatsu rompió la calma del cuarto, le había llegado un mensaje. El Caporegime miro el aparato extrañado pues no esperaba el mensaje de nadie, además Karamatsu no tenía su número por lo que era improbable que fuera el Sottocapo quien le hubiera mandado algo. Con pereza abrió el contenido del mensaje y se sorprendió de ver que en realidad se trataba de un video.

Comenzó a reproducir el video y casi termina destruyendo el teléfono con sus manos. Su Gattina en el suelo de la mansión Matsuno con varios hematomas por todo el cuerpo, la sangre y las lágrimas escurrían por todo su rostro mientras Osomatsu lo violaba sin piedad, Ichimatsu apretó la mandíbula tan fuerte que por un momento pensó que se la había desencajado. Osomatsu miro detenidamente la cámara antes de sonreír sádicamente y tomar a Karamatsu del pelo haciendo que hiciera lo mismo.

- Dile "hola" a Ichimachu amor – El Sottocapo soltó un quejido tan lastimero que Ichimatsu juro sacarle las entrañas a Osomatsu en cuanto lo tuviera enfrente – Tiempo sin vernos ¿eh? Sabes Ichimatsu, cuando te pedí que cuidaras de mi Sottocapo estaba pensando en que lo protegerías ante las situaciones de peligro no que te lo follarías a la menor oportunidad, de eso ya me encargo yo como podrás apreciar...

Jyuushimatsu veía preocupado las expresiones de su Jefe, tenía una cara que a lo lejos decía "te buscare, te encontrare y te destripare". Con cuidado se levantó de la cama para acercarse a ver mejor lo que tenía al de morado en ese estado. Su sorpresa fue mayor al ver al mismísimo Don Matsuno hablándole en un video.

- No tienes idea de lo mucho que me revienta el que alguien más toque lo que es exclusivamente MIO pero por sobre todo eso no tienes idea de cuánto me enferma que me traicionen. Karamatsu y tú lo saben perfectamente y aun así decidieron traicionarme, TÚ decidiste traicionarme queriéndome arrebatar lo único realmente importante para mí, así que ¿Por qué no dejamos las tontas amenazas y discusiones de lado y lo resolvemos como se debe? De hombre a hombre, solos tu y yo. – Osomatsu salió del interior de Karamatsu y lo dejo tirado en el suelo mientras acomodaba su carísimo traje. Ichimatsu gruño casi de manera bestial – El encuentro será en el puerto de Catania, bodega C002, tú sabes muy bien cual es; no me decepciones Ichimachu, te estaré esperando...

El video termino y el celular de Ichimatsu acabo reventado en una de las paredes de la habitación. El Caporegime tomo su saco y sombrero mientras abría la puerta violentamente dispuesto a salir. Jyuushimatsu lo miro sorprendido, demasiada información como para que pudiera procesarla toda en unos segundos. Como pudo se acercó a la puerta tratando de seguirle el paso a su Jefe, sea lo que sea que había pasado él debía estar al lado de Ichimatsu, era su mano derecha después de todo.

- ¡Jefe, espere! – Ichimatsu volteo a ver a su mano derecha, el pobre estaba a mitad del pasillo vistiendo solo con la ligera bata del hospital y mirándolo con la preocupación pintada en el rostro - ¿A dónde va?

- ¿¡A donde más!? – Gruño tratando de tranquilizarse, Jyuushimatsu no tenía la culpa de lo que estaba pasando y no debía desquitarse con él – voy a matar al figlio di puttana de Osomatsu con mis propias manos.

- Voy con usted – Ichimatsu tomo al menor del brazo y lo encamino de nuevo a la habitación.

- Te vas a quedar aquí hasta que te recuperes, si no regreso en dos horas manda a alguien por mí. – Jyuushimatsu iba a replicar pero el de morado le cerró la puerta en la cara dejándolo encerrado en la habitación.

Ichimatsu subió al primer auto blindado que encontró mientras acomodaba su rifle de asalto en uno de sus hombros. Pisó con fuerza el acelerador de la camioneta y en menos tiempo del que espero, debido a que también estaba en su propio mundo buscando la mejor manera de asesinar a su Jefe llego al puerto donde debía verse con Osomatsu. La bodega C002 era una de las muchas propiedades que la familia Matsuno tenía en el puerto de Catania, servía para guardar las armas y en algunas ocasiones la mercancía que se enviaba a Estados Unidos o a Japón. Solo podían entrar el personal autorizado por Don Matsuno y exclusivamente en contados momentos, era un sitio que permanecía vacío la mayor parte del tiempo; el bastardo de Osomatsu había elegido bien el lugar de su encuentro. Dos entran, solo uno sale.

- Así que después de todo si decidiste venir – Cuando entro lo primero que noto fue a Osomatsu parado al centro de la bodega, solo y sin rastro de guardaespaldas, aun así Ichimatsu se mantuvo alerta, Don Matsuno era la última persona en la tierra de la cual podías confiarte. - ¿Debo pensar que vas enserio con Karamatsu?

- Déjate de juegos – lo miro amenazante mientras le apuntaba con su rifle, un solo disparo y todo acabaría. – ¿Cuál es la trampa?

- ¿Trampa? – le sonrió como si le tuviera lastima, Ichimatsu apretó los dientes conteniendo su enojo. – Soy un hombre de palabra Ichimatsu, dije "solos tú y yo" y aquí me tienes, sin guardaespaldas, sin francotiradores y sin armas. Resolveremos esto como hombres después de todo.

- ¿A puño limpio? – Se burló el de morado al momento de depositar su rifle en el suelo y acercarse al de rojo con toda la intención de cerrarle la boca y quitarle esa molesta sonrisa del rostro de un buen puñetazo.

- A puño limpio...

Karamatsu abrió los ojos ajeno a todo lo que estaba pasando, su cuerpo le dolía horrores y apenas podía mantenerse en pie, de no haber sido por Todomatsu quien lo había llevado a la habitación de Osomatsu posiblemente aun seguiría tirado en uno de los pasillos de la mansión. Todomatsu lo miro mientras le pasaba una pastilla para aliviarle un poco el dolor, el de azul lo tomo sin protestar. El de rosa se sentó a su lado mientras una ligera sonrisa maliciosa se posaba en sus labios, era hora de lanzar la bomba y a esperar ver en primera fila como el mundo ardía.

- Me alegra ver que ya te sientes mejor – Karamatsu le sonrió de manera sincera, el joven asesino no entendía como después de haber sido violado por Osomatsu quien sabe cuántas veces ese idiota podía seguir sonriendo. O era muy estúpido o no era la primera vez que Don Matsuno lo maltrataba de esa manera.

- ¿Dónde está Osomatsu? - el ligero temblor en la voz no pasó desapercibido por Todomatsu, casi sonrió, casi.

- Ha de estar matándose con Ichimatsu en alguna bodega de Catania – contesto restándole importancia mientras se deleitaba internamente de la expresión horrorizada del Sottocapo.

Karamatsu se levantó de la cama dispuesto a abandonar la habitación, no podía dejar que Osomatsu despedazara a Ichimatsu, no podría seguir viviendo si eso llegaba a pasar. Todomatsu lo detuvo alegando que debía seguir descansando pero realmente ya no estaba escuchando. Con las pocas fuerzas que le quedaban le imploro a Todomatsu que lo llevara al lugar del encuentro, el menor solo le sonrió mientras lo acompañaba al enorme estacionamiento que tenía Don Matsuno mientras abordaban el primer auto que tuvieran a la mano. Se sintió sofocado durante todo el trayecto, ya había tomado una decisión e ideado un plan para parar aquella locura, solo esperaba que aún no fuera demasiado tarde para llevarlo a cabo...

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