Capítulo 8: Cuando lo correcto trae infelicidad.

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Sara

—No lo entiendes —Dije comenzando a flaquear, a derrumbarme de nuevo en un mar de lagrimas — Le mentí tantas veces, le oculté el golpe de mi padre, sobre el collar, mi intento de suicidio, el beso con David, los cortes, tantas cosas que siento que no estoy en mi derecho de exigirle nada.

— ¿El beso con David? ¿Cuándo me ibas a contar sobre eso?

De un movimiento fugaz me llevé la mano a la boca, recordando que era un secreto que nadie más que David y yo lo sabía y que acababa de decirlo sin haberme percatado en lo absoluto. Inmediatamente Natalie me miró severamente, exigiendo respuestas, sin necesidad de que me dijera algo pedía que le contara todo.

—Bueno...—Ni si quiera sabía por dónde empezar. Tampoco fui consciente de lo que había ocurrido exactamente ese día ni porque lo deje hacerlo, todo fue confuso y lo único que podía recordar con claridad dolía profundamente realmente—Estaba decidida a arrojarme del puente, sin siquiera pensármelo dos veces pero entonces apareció él, abrazándome de sorpresa, diciéndome cosas bonitas, y cuando me besó, aunque sabía que estaba mal, no lo detuve en ningún momento porque necesitaba algo así para que regresara en eje. Por eso mismo me siento tan culpable, engañé a Adam...

Por un segundo Natalie parecía preparada para regañarme o demostrar su postura, sin embargo, no dijo nada al respecto, cambió su semblante a uno más comprensible, dolido por el relato, como si hubiera caído la responsabilidad sobre ella de cierta manera.

—Jamás debí haberte dejado sola—Negó para sí misma, reprochándose la decisión de haber tenido que recurrir a David para que me encontrara — Pero me siento tan agradecida que David te haya salvado aquella vez —Comenzaba a mostrarse susceptible, arrugando sus labios para no llorar al instante— Logró que siguieras con vida, que estés aquí conmigo, ahora, y a pesar de haber visto lo peor de ti, el idiota te volvió a salvar....Es increíble lo que le debo a ese cabezota.

Sin querer acabe por reírme a carcajadas ante ese último comentario pero había una gran verdad tras esa frase. Ella también estaba lastimada por todo este problema, la tenía a mi lado, obligándola de alguna manera a que se mantuviese a mi lado para contenerme, a observar como el daño que permanecía en mi pecho iba destruyéndome, y simplemente no era justo, ni para ella, ni para mi, ni para nadie.

— ¿Por qué todo sólo sigue empeorando cada vez más y más? Es injusto que no podamos permanecer en paz unos días sin que ya tenga que ocurrir otra catástrofe...

Estuve a punto de responderle, para que no se decepcionara de la realidad en la que vivíamos y cayera al mismo foso, pero entonces, de repente, sonrío para sí misma, riéndose de algo que no era capaz de comprender o descifrar.

—Hubiera sido mejor que conocieras a David antes de que comenzaras a salir con Adam.

Luego que dijera aquello, se instaló una nueva duda en mí y tuve una inesperada opresión en el pecho tras oírla, insinuándome que optara por David, logrando que lo considerara por unos cuantos segundos, haciéndome dudar sobre lo que sentía por mi novio. Aunque esa misma posibilidad se había vuelto improbable desde el comienzo. Porque ambos teníamos pareja, porque él ya llevaba bastante tiempo con Rebecca, la chica perfecta en todos los sentidos posibles, incluso con sus imperfecciones, capaz de estar a su altura, la única que no lo hundiría bajo el manto de la fría y oscura realidad de la noche. Debía alejarme de David y de toda clase de sensaciones que pudiera causarme, debía evitar sus sonrisas radiantes, sus chistes bobos, de la cálida luz que desprendía a su paso, debía despedirme de todo aquello y solucionar el problema con Adam. Porque así tenía que ser.

Solsticio de Invierno( final trilogía Solsticio de Verano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora