Entre una identidad secreta

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Retomando:

-¡Ve a salvar a París de una buena vez! -

-¡Si!- asintió con la cabeza ansiosa por su primera misión.

N/A

Volvían las noticias que tanta polémica le traían a París. Disfrutaban de que por lo menos un héroe volviera a llenar las calles con la seguridad.

Chat Noir de vuelta. ¿Dónde esta Ladybug? ¿Es nuestro querido y confiado gato negro? ¿O acaso es alguien nuevo?

Vaya escándalo después de la primera aparición de la pequeña Emma, ya se imaginaba a todas las personas gritando cuando la heroína de traje rojo y manchas negras volviera...incluyéndose.
Por el momento lo único que hacia a diario era patrullar de callejón en callejón; ningún rastro sobre los akumas de Hawk Moth.

-Solo espero ver a la chica que tanto he admirado de pequeña...- suspiró, las palabras se congelaban por el frío de la oscura noche. Abrazándose a ella misma trató de darse calor, lo que era completamente inútil.

-¡Hey!

Volteó sin retraso a la voz proveniente, una silueta delgada...fue lo que pudo visualizar, unos pasos ligeros hicieron un leve sonido, aquella sombra dejó caer encima de sus hombros una manta negra. Una vez que la Torre Eiffel volvió a iluminarse...apreció una cabellera rubia, ojos azules como el cielo más hermoso que haya visto jamas, una sonrisa resplandeciente con labios delgados y rosados, su rostro cubierto por una mascara desde los pómulos hasta la frente.

Esa mascara...ese color...
Las pupilas de la azabache se dilataron, un rubor la apoderó, podía sentirlo.

-Pensé que te haría falta compañía.- decidió sentarse a lado de la locutora, la cual se mantuvo callada y cabizbaja colgando los pies en aquel edificio reía por la vista exquisita ante ella.

-¿E-Eres Ladybug?

Asintió.

-¡Y-Y por qué apareciste mucho después que yo?

-Veras...soy nueva en esto. La verdad no tenía confianza en mi misma; practiqué todos estos días en mi habitación hasta quedar un poco más satisfecha de los movimientos de este artefacto milagroso- algo molesta mostró un abanico del mismo color de su traje.

-¿Un abanico...?- dijo decepcionada.

-Es más difícil de lo que parece, lo juro.

-Antes era un yo-yo, ¿cierto?

-Supongo...- exhaló frustrada -No tengo la menor idea de como ser heroína, digo...¡ni siquiera entiendo el hecho de que fuese elegida!- ocultó el rostro poniendo las dos manos en él -La anterior Ladybug se trataba de una mujer especial, inteligente, audaz, valiente...

-Así que baja autoestima, ¿My Lady?- sonrió -Tampoco tengo ni la menor idea de como salvar a París, y mucho menos el por qué fui la opción de ser Chat Noir. Esas no son excusas chica; puede ser que la Ladybug de antes haya sido eso y más...pero, tu eres distinta.

-Si, soy torpe.

Hizo un pequeño gesto de risa y negó con la cabeza -Distinta, quizás seas mejor. Podrías ser amable, y derrotes a los akumas con mucha más facilidad. Claro, gracias a mi ayuda- recargó su mano en el pecho tratando de verse espectacular.

-Si, claro- cambió el tono a sarcástico.

-Espero grandes cosas de ti, Ladybug. No me decepciones- guiñó el ojo izquierdo y se despidió con una reverencia.
Saltó en los tejados hasta llegar a su hogar. Una vez adentro, Plagg fue expulsado del anillo y llevado a la cama gracias al impulso.

-Y, ¿también vas a ser el típico Chat Noir?

-¿De que hablas?- frunció el ceño curiosa.

-Te gusta Ladybug, deja de negarlo.

-¡U-Una gran mentira!

-Eres demasiado similar a él. Mejor cambiemos de tema, dame queso~

Dio un paso con mala gana, abrió la puerta de su habitación y salió caminando hasta la sala.

-Muy tarde para bocadillos. Deberías dormir.- enfrente de ella se cruzó de brazos su padre.

-L-Lo sé...pero realmente tenía ganas de comer algo...

Desvió la mirada al piso, escondió atras de si misma el pedazo de lácteo, el rubio la observó extrañado; su hija no se comportaba de esta manera.

-¿Qué escondes?

-¡N-Nada!- exclamó angustiada.

-Muestra tus dos manos.

La chica obedeció, estiró las palma de cada mano, dejándose ver aquel anillo plateado.

Ese anillo...

-¿V-Ves? No tengo absolutamente nada- rió preocupada.

-De acuerdo. Anda, ve a la cama.- suspiró aliviado.

-Si. Hasta mañana, papá.

Tomó ruta directa a su lugar correspondiente, sin voltear y velozmente cerró la puerta.

》Aquél objeto...ese anillo que llevaba en dedo...¡No! ¿Qué estoy pensando? Es imposible, seguro que todo es una equivocación.《

La Historia De Ladybug Y Chat Noir (según Emma Agreste) [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora