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El viaje de vuelta es silencioso.

Ninguno de los dos dice una palabra. Pero sé que ambos estamos pensando en lo que acabamos de descubrir.

Cuatro nos prometió que no contaría nada a los líderes, y que borraría las grabaciones que nos delataban.

Al fin y al cabo le habíamos ayudado a entender de una vez por todas qué es lo que estaba pasando.

Nosotros no éramos los únicos que sospechábamos que algo andaba mal.
Me pregunto si Cuatro se lo contará a alguien más.

Frunzo el ceño. Podría haber aprovechado que era instructor de Osadía y haberle dicho que se lo dijera a Beatrice, la hermana de Caleb.

- ¿ Crees que esto es el inicio de una guerra ? - le pregunto a Ceyden asustada, y él aparta la mirada de la ventana para verme.

- No lo sé - confiesa soltando un largo suspiro- Lo que sí puedo asegurarte es que si la hay, después nada será igual.

Asiento con la cabeza gacha.

Nunca me ha gustado del todo, pero el sistema de Facciones ha mantenido la paz en tiempos difíciles durante mucho tiempo.

¿ Qué pasará si queda destruido después de la guerra ? ¿ Qué nos quedará ? ¿ Más guerra ?

El tren se detiene con un chirrido, y la puerta del vagón se abre.

Antes de que se baje, agarro a Ceyden por el brazo y decidida, me pongo de puntillas para besarle.

Él se tensa inmediatamente, aún más cuando paso mis brazos por sus hombros.
Típico comportamiento abnegado.

Sin embargo, no hace ademán de separarse, y me sigue el beso, e incluso pasado el rato pone sus manos en mi cintura.

Nos separamos por la falta de aire y nos miramos a los ojos durante unos cuantos segundos.

Los dos sabemos lo que significa este beso.

Ceyden sonríe con tristeza, acariciando distraídamente mi labio inferior con su pulgar, y da un salto para bajarse del tren.

Suspiro y lo veo alejarse.

Sin saber si este momento será la última vez que lo vea.

ERUDITEWhere stories live. Discover now