1-"Son azules como el mar."

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27 de Octubre de 2010.
11:34a.m.
Área de cuidados intensivos.

—¿Por qué siempre lees ese libro?—Preguntó el rubio desde la camilla, mirando con curiosidad a su fiel visitante, alzando un poco su cuello para poder apreciar mejor la lectura del sujeto, aunque sabía, jamás podría leer esas pequeñas letras desde esa distancia.

—Es interesante.—se limitó a contestar el peliverde.

—Siempre lo traes y creo que ya lo has terminado. Así que no veo razón para seguir leyéndolo.¿Por qué no hablamos?—insistió.

—No quiero.

—Bien.—bufó molesto. Realmente hacia un gran intento para controlar sus impulsos y no romperle la cara a patadas cuando Zoro le contestaba así. Odiaba el hecho de ser el único que parecía interesado en conocer al otro. A veces sentía lastima de sí mismo cuando hablaba con él, no sabía la razón , de hecho, no entendía varias cosas y, entre ellas, era el porqué le enojaba tanto que él le contestara de esa forma tan fría y seca.

No iba a insistir más en el día. Suficiente humillación había tenido ya en sólo un par de segundos y no pondría su orgullo en juego sólo porque se encontraba aburrido.
Miró hacía la ventana y vio los copos de nieve caer desde el nublado cielo.
Las luces de su habitación estaban encendidas, era extraño pues era de día pero no lo parecía.

Como le gustaba ese clima.

De repente, la puerta se abrió, dando paso a una linda enfermera, con cabellos negros amarrados en una coleta.
Era la mujer  que se encargaba del diagnóstico de Sanji.

Por el día y la hora dedujo que sólo se trataba de Simples  preguntas para conocer más sobre su situación.

Ella no traía nada más que una libreta y una pluma.

—Buenos días Kuroashi-san¿Cómo ha estado? —preguntó amablemente, mostrando una sonrisa cálida.

De todas las enfermeras que había en el hospital, ella era, probablemente, la que más amaba su trabajo.  Y también la más atractiva.

—Me encuentro muy bien cada vez que me visitas.—contestó el rubio.

—Muy bien, ¿Ha estado funcionando el tratamiento nuevo?—

—Si, me siento mejor.—Sonrió.

—¿Ya no ha tenido mareos?—Dijo algo preocupada.

—No, me he sentido mejor desde que el doctor empezó con esas pastillas.

—¿Estas seguro? —Dudó.

—Si. —

—Si notas algo extraño en el tratamiento debes decirlo, si esta funcionando o no también.—

—lo sé. —

—Bien, me alegro.—Se acercó a su lado para cambiar el suero.—De todos modos, el doctor vendrá mañana a hacerle los  exámenes.—Se escuchó un chasquido de parte del rubio.—sé que los odia pero Kento-sama lo conoce y es mejor prevenir.—

—¿Estarás ahí? —preguntó coqueto.

La enfermera rió con suavidad ante la actitud bromista del menor.

—Lo siento, no podré, tengo a más personas que atender.—contestó.—Listo.

—Está bien, te estaré esperando en mi próximo diagnóstico.—

—claro claro. —rió terminando su trabajo y guardando la libreta y la pluma entre sus brazos.

—hasta luego. -Dijo Sanji cuando ella se giró hacia la puerta.

80 Días en el Hospital ||ZoSan||Where stories live. Discover now