Capítulo 8

5K 382 20
                                    

Peter lleva dos horas inconsciente y me está empezando a preocupar.
Campanilla me está ayudando a "cuidarle" e intentar que se despierte.

—Voy a coger más plantas curativas. Cuida de Peter mientras no estoy aquí, por favor.

Peter me explicó que hay diferentes tipos de plantas, tanto sanadoras como mortales. Un ejemplo sería la planta del sueño mortal, así que sé distinguirlas gracias a él.
Campanilla asiente provocando un tintineo mientras yo salgo del árbol.
Empiezo a caminar por el bosque para encontrar las plantas.
Escucho un ruido, seguido de personas hablando.
Me escondo detrás de un árbol, para que no me vean mientras escucho la conversación.

—Señor, ¿está seguro que es por aquí?–pregunta cautelosamente, por su voz estoy segura que es el señor Smee.

—¡Por supuesto que estoy seguro, idiota! ¿¡Por quién me tomas!?

—Y-yo... lo siento, señor capitán–se disculpa con miedo.

—Vamos, es por aquí. Tiene que estar cerca... ¡Secuaces! ¡Rápido! ¡No tengo todo el día!

Después de eso se escuchan muchos pasos ir al compás.
Sé que son los niños perdidos.
La rabia y la tristeza recorre mi cuerpo provocando que cierre mis manos en forma de puño y mis nudillos se tornen blancos.
Estoy harta de que el capitán Garfio trate de ese modo a todos. Tengo ganas de plantarle cara, pero no conseguiría sacar más información y seríamos ocho contra una. Tal vez no sea muy precavida, pero tampoco soy idiota.

—S-señor capitán, ¿está seguro que es tan poderoso como para que nos hagan caso a todo lo que les digamos?–pregunta, de nuevo, el señor Smee.

—¡Lo sabremos cuando lo tengamos, Smee! ¡Ahora cállese que me desconcentra!

Escucho como los pasos se van alejando hasta que al final solo oigo los pájaros cantar.
Me habría gustado que siguieran hablando para poder sacar más información y entender la situación.
Lo único que sé es que no pinta que sea nada bueno.
¿Hacer todo lo que ellos quieran? Me pone los pelos de punta.

No tardo ni un segundo en coger rápidamente las plantas y volver a la casa subterránea.
Cuando llego veo que está Campanilla encima de la mano de Peter, hablando.
Un momento, ¡se ha despertado!
Me acerco rápidamente.

—¡Peter! ¡Campanilla! Tengo algo importante que deciros–digo mientras dejo las plantas encima de una mesa.

—Me encuentro bien, gracias por preguntar–dice con una sonrisa falsa.

—He escuchado a Garfio hablar con el señor Smee... buscan algo.

Al escucharme decir eso, su expresión cambió a una seria.

—¿El qué?–pregunta intentando parecer más alegre.

Sé que quiere que lo vea feliz, como si no le preocupara nada en absoluto, como si fuera un juego. Pero yo sé que en verdad está preocupado y sabe qué es lo que buscan. Por mucho que se haga el tonto, yo me doy cuenta.

—Hablaban de algo que... nos podía... controlar, por decirlo de alguna manera. ¿A caso eso es posible?

Quita la sonrisa forzada de su rostro, cosa que me preocupa bastante.
Él sabe lo que busca Garfio y por lo que noto en su expresión no es nada bueno.

—Peter, está pasando algo muy malo. Ahora que pienso, lo veo todo más... triste de como me lo describieron mi madre y mi abuela. Y el primer día que vine era un poco más alegre que ahora. ¿Qué está pasando?–pregunto preocupada y confundida.

—Yo...

—Además, tú nunca te quedas sin fuerzas para volar. Esta vez te has desmayado... me estás ocultando cosas, Peter–digo mientras lo miro a los ojos seria.

Suspira mientras se acomoda en la cama y mira a Campanilla nervioso.

—Mira, _____. Hace miles de años, antes de Garfio, su tripulación y yo, este lugar estaba deshabitado. Hasta que un día, un hada vagaba por los cielos y se encontró este lugar. Le pareció tan hermoso que llamó a las otras hadas para que vinieran a verlo. Cuidaron muy bien este mundo.
>>Por mucho que les pareciera un sitio encantador, echaban de menos su hogar. Así que de vez en cuando, algunas hadas visitaban su casa. Una de ellas, se desvió de su camino y encontró a un bebé perdido y llorando. El hada se compadeció de él y lo llevo al País de Nunca Jamás.
>>El bebé fue creciendo. Cuando llegó a los 13 años, pensó en lo divertido que era ser pequeño y divertirse. Así que les pidió a las hadas de que cuando estuviera en Nunca Jamás, no crecería. Ellas accedieron e hicieron un hechizo para que eso se cumpliera.
>>Pasaron los años y el niño pensó en que se sentía muy solo, así que aprendió a volar.

—¿Fe, confianza y polvo de hada?–pregunto.

—Sí. Buscaba a huérfanos de su edad. Eso lo hizo durante muchos años. Pero un día, se encontró a un hombre de unos 40 años, triste, sentado en un banco. Se acercó a él y le preguntó si le pasaba algo. El hombre le dijo que le habían echado de su casa y no tenía dinero, ni mujer, ni hijos, ya que él no nunca había querido crecer. El niño hizo una excepción y se lo llevó al País de Nunca Jamás.
>>Con el transcurso de los años, el niño fue coronado el rey del lugar. Al principio todo iba muy bien, todos eran muy amigos, sobre todo el hombre y él. Pero un día, el hombre tuvo celos del niño porque él también quería gobernar y ser querido por todos.
>>El hombre, que se llevaba muy bien con las sirenas, fue a pedirles ayuda. Las sirenas hicieron una perla con su voz para hacer un collar. Ese collar podía controlar a todos, así que el hombre se coronó rey.
>>Las sirenas se dieron cuenta que lo que hicieron era un suicidio, así que con su voz hicieron que le devolviera el collar.

—¿Y qué pasó con el collar? ¿Y con el hombre y el niño?

—Al hombre le borraron la memoria y lo llevaron a la Tierra, le buscaron un hogar y comida para poder vivir. El niño, con los años sintió curiosidad y se fue a vivir unos días a la Tierra, donde se enamoró y se quedó a vivir allí. Y el collar fue destruido, o al menos eso pensábamos.

—Menuda historia–digo impresionada.

Siento escalofríos que me recorren por la columna vertebral.
Nunca imaginé que fuera así el inicio de Nunca Jamás. Bueno, en verdad nunca imaginé que existía este mundo.

—Entonces, ¿cómo llegó aquí Garfio y su tripulación?

—La verdad, eso fue todo un misterio. En teoría nada más se puede llegar aquí volando, pero ellos llegaron navegando. Por suerte, nunca llegaron más barcos–dice encogiéndose de hombros.

—Vale, ahora me voy a enfocar en ti–digo acercándome.

Noto que se pone nervioso. No entiendo el porqué, como si fuera a hacerle algo malo.

—¿Por qué no podías volar? Es como si se te hubiera consumido toda la energía–se queda callado, se que me oculta algo–. Peter...

—¿No te has dado cuenta que si yo
estoy contento hay sol y hace un día genial?–asiento–. Vale, Nunca Jamás y yo estamos conectados. Supongo que sabe que algo va mal y se está quedando sin magia.

—Pero cuando el hombre governaba, continuaba teniendo magia este lugar.

—Sí, pero la magia se utilizaba para el mal. Siempre hacía mal tiempo, las hadas casi no volaban, ya que casi no había polvo de hada, entre muchas más cosas horribles.

—Si Garfio encuentra ese collar... será la perdición de Nunca Jamás. ¿Sabes dónde podría estar?

—Estuve hablando con las sirenas y...

—Un momento–lo interrumpo–, ¿te refieres cuando me dijistes que ibas a hablar con ellas y no estaban?-pregunto cruzándome de brazos.

—Tal vez...

—¡Peter! Me has mentido.

—¿Qué quieres? No sabía si podía confiar en ti–dice defendiéndose.

Le miro con cara asesina mientras frunzo el ceño y los labios.

—Pon las caras que quieras, no me afectan. ¿Me dejas continuar ya?

—Ah, no sé. Como no confías en mí.

Veo que me mira mal.

—Vale, sí, continúa.

Sonríe victorioso y empieza con su explicación.

¿El País De Nunca Jamás? Menuda Chiquillada (Peter Pan Y Tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora