Egipto.

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No puedo evitar derramar unas cuantas lágrimas al sobrevolar Oregón, mi ciudad natal. Justin, sentado a mi lado, me mira tiernamente.

-Algún día podrás volver. -Miro por la ventana, hacia la negrura de la noche.

-Algún día...

(11.649,72 kilómetros después...)

Cuando bajamos del avión, un gran coche negro con los cristales tintados nos espera. Justin me sube casi a empujones y mete mi maleta sin cuidado alguno.

Esta actitud sobreprotectora suya me preocupa, pero en el fondo sé que sólo lo hace porque me quiere.

Si nadie puede ver lo que hay en el interior del coche, desde dentro es misión imposible distinguir el exterior.

Viajamos, aproximadamente, dos horas y media, y el vehículo se detiene.

Justin me abre la puerta con una sonrisa, ahora se le ve sereno, confiado.

-Cariño, baja. -Me tiende la mano y se la cojo temblorosa, hasta ese momento no me había dado cuenta del constante miedo que sentía.

Al salir, una pegajosa ola de calor me azota el rostro. Giro 360 grados despacio, observando cada detalle minuciosamente.

Desierto, montañas rocosas y más desierto. Sí, definitivamente eso es todo. Siento un vacío enorme en mi pecho, como si faltase algo, y en cierto modo, falta todo. Pero Justin lo llena con su sonrisa, aunque por poco tiempo, será suficiente para sobrellevar la situación en la que nos encontramos.

-¡Justin! -Una muchacha de unos veintitantos sale a recibirnos.- ¡Cuánto tiempo sin verte primo! -Oh, así que la bonita chica es su prima. Interesante.

-¡Buenas noches Kytzia! -Se reúnen en un abrazo cariñoso y emotivo. ¿Cuánto tiempo exactamente llevaban sin encontrarse?

-Pasad, en breve será noche cerrada y la temperatura bastante por debajo de los cero grados.

Lo olvidaba, en el desierto durante el día era insoportable estar bajo el sol, y durante la noche la temperatura descendía muy considerablemente.

-Oh, tú debes de ser Gabrielle. -Me saluda con un cálido abrazo, parece simpática.

-Así es, de veras te agradezco que nos estés ayudando. -Sin querer los ojos se me llenan de lágrimas.

-Eh, oye, -me las seca- eres como de la familia, y la familia siempre se ayuda. -La abrazo muy fuerte, hay gente increíble en el mundo.

-Vamos, empieza a hacer frío.

Hasta que no entramos no me doy cuenta de la majestuosidad de la casa, por fuera parece un simple dúplex, moderno para estar en el desierto, pero con un cierto toque rústico. Por dentro es otro mundo, otra dimensión; una entrada bien iluminada, que da acceso al inmenso salón-comedor-cocina, seguramente la parte más increíble de la casa. Hay dos grandes cristaleras que salen al jardín, ¡un jardín en el desierto! Y todo tan verde... ¿seguro que seguimos en Egipto? Unas pisadas me sacan de mis pensamientos.

-Justin, este es mi prometido, Adio. -Se saludan.- Cariño, ella es nuestra nueva prima, Gabrielle.

Me saluda con una sonrisa, con la que muestra sus colmillos alargados y afilados. No puedo evitar palidecer al verlos, y mis sentidos enloquecen.

-Oh, discúlpame. -Deja de sonreír.- Supongo que Kytzia no te habrá dicho que aquí los vampiros no escondemos nuestra naturaleza. -Niego con la cabeza.-

-Es bueno saberlo. -Me abrazo a Justin.

-Os enseñaré vuestro cuarto.

Tras el incómodo momento seguimos a Adio por la escalera de caracol, pero para mi sorpresa no subimos, bajamos.

-Kytzia y yo dormimos arriba, abajo está la bodega y un "gimnasio" mejor llamado Sala de lucha. Ahí nos entrenamos por si algún día toca pelear. Además, hicimos un cuarto secreto para esconder cosas y a un amigo que en su momento nos necesitaba... así que ahora lo podréis utilizar vosotros.

-¿Es habitable? -Me mira con ironía, como si fuesé estúpida.

-Tiene ventilación, aislamiento térmico y está insonorizada. Incorpora un baño y un vestidor, y una mini cocina, para casos extremos.

-Genial. -Aprueba Justin, yo no digo palabra.

-Todos los días a las ocho de la mañana vienen "soldados" del vampiro creador de Egipto. Comprueba que no han entrado seres demoníacos y se va.

-¿Seres demoníacos?

-Así llamamos aquí a los vampiros cuya genética ha sido alterada. -Ahogo un grito, ¡es imposible que el poder de Dexter alcance estas dimensiones!

-Huimos del culpable de esos experimentos. -Adio no parece sorprendido. Asiente serio.

Llegamos al final del pasillo y nos encontramos frente a una pared ancha con un gran cuadro de bailarinas.

-¿Y bien?

Como si de una pantalla de ordenador se tratase teclea un código y por arte de magia... ¡tachán! La pared se abre dejando paso a un pasillo iluminado pobremente con antorchas eléctricas.

-La primera puerta conduce a los pasadizos subterráneos, la segunda es la habitación. Os dejo que os instaléis.

Odio este sitio, me siento 'atrapada', pero quejarse no servirá de nada si es aquí donde Justin me puede mantener a salvo.

-No está nada mal. -Me dice con una sonrisa más que fingida.

-Si tú lo dices... -Tira la cartera sobre la cama y se acerca a mi.

-Lo hago por ti, por nosotros.-Me coge de la cintura. Suspiro.

-Lo sé, y te quiero. -Lo rodeo con los brazos y le doy un cálido beso.

Sus manos bajan lentamente, hasta mi culo, el cual aprieta levemente.

-¿La habitación está insonorizada no? -Digo con media sonrisa.

-Comprobémoslo.

Y desde aquella primera vez el deseo salvaje de un vampiro arde en mi interior.

Le arranco la camiseta y la tiro por ahí. Acaricio sus abdominales marcados, mientras él besa mi cuello y mi clavícula, lo que me pone mucho.
Se desabrocha los pantalones y se los bajo, dejándolo solamente con unos Calvin Klein rojos que marcan su erecto miembro.

-¿Tanta prisa tienes? -Pregunta con tono sensual en mi oído.

Me saca toda la ropa en un suspiro. Me engancho en él, rodeándolo con las piernas. La temperatura sube.

Nos devoramos a besos, el aire es prescindible en este momento. Mete las manos bajo mis bragas, acariciando mi trasero. La sed de sangre es extremadamente fuerte, pero no es el momento, no todavía.

Anda hacia atrás hasta chocar con la cama y cae de espaldas, yo sobre él. Me quito el sujetador provocativamente, esa sonrisa en su cara. Me pone bajo él y comienza a bajar por mi abdomen hasta el filo de mi ropa interior. Me la baja despacio, acariciando mis muslos, haciéndome cosquillas.

Río y me muerdo la lengua para no gritar de placer, es tan impredecible...

Ni si quiera recuerdo cuanto tiempo estuvimos haciendo el amor de forma tan salvaje, sin agotarnos.

Cuando desperté la penumbra me recordó donde estaba y el sentimiento de tristeza volvió a aflorar en mi interior. Me di un baño relajaste, me puse un mono blanco sin tirantes y cogí el móvil.

El alma se me callo a los pies cuando descubrí que Justin había cambiado la tarjeta para que no nos pudieran localizar y sólo figuraba un nombre en la agenda, el cual yo desconocía.

Pensé que aquella situación no me sobrepasaría, pero ya lo había hecho. ¿Quién iba a salvarme ahora que mi héroe pensaba que ya lo había hecho?

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¡Feliz año!

Aquí estoy de nuevo queridos lectores, siento haber tardado tanto, pero es que no estoy inspirada últimamente... Siento que el capítulo haya sido tan corto y le falte emoción, prometo recompensaros con el siguiente :)

Votad,comentad y nunca dejéis de soñar, porque los sueños se hacen realidad.

*Porfa porfis leed el primer capítulo de mi nueva novela y comentadla a ver que os parece, gracias xx*

Susi💚

Una nueva entre vampiros [TERMINADA].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora