Epílogo.

1.7K 438 67
                                    

Maya Hawke - To Love a Boy.

   ════════════ ❖ ════════════

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

   ════════════ ❖ ════════════

De: Amy.

Para: Evan.

Para cuando leas esto, probablemente esté huyendo, porque he llegado a la conclusión de que es lo único que me sale bien.
Lamento tener que hacerte pasar por esto una vez más, y esta frase te sonará tan conocida que tienes todo el derecho a mandarme a la mierda en cuanto lo leas: no eres tú, soy yo. Quiero que sepas que jamás me arrepentiré de cada segundo que pasé a tu lado, nada de eso fue en vano y, siendo egoísta, me encantaría revivirlo se fuera necesario.
No quiero que pienses que esto fue un juego o que has sido usado, eso está muy lejos de acercarse a la realidad. Esto ha surgido al verte dormir pacientemente a mi lado, porque allí entendí que no mereces estar atado al pasado, desperdiciar tu vida con alguien como yo. Mereces toda la felicidad que este mundo pueda brindarte y la encontrarás si tomamos distancia.

Te he hecho pasar por momentos de mierda y lo lamento, te he engañado sin saber quién eras realmente. ¿Quién daña a alguien que ama? Solo un monstruo.
Aun así, quiero que sepas que he luchado durante años por algo y eso me venció... estoy hablando del hecho de olvidarte. No fui capaz, pero con esta despedida espero darnos a ambos esa oportunidad.

Ya me he disculpado con Alex y con Kate por escapar así, solo quedaba hacerlo contigo, y no soy capaz de decirte todo esto a la cara, por eso lo lamento.
Horas atrás me repetías que me amarías por como soy, aceptando cada faceta de mi persona, incluso juraste que ya no era la misma de antes. Me duele tener que contradecirte, incluso intentaba engañarme a mí misma, pero la realidad es que nunca cambié y no creo que logre hacerlo. Pienso en lo que hice y sé que lo volvería a hacer, volvería a mancharme las manos de sangre porque la venganza es lo único que conozco.

¿Ahora entiendes mejor mi punto? Por esa razón, y un millón más te dejo ir, porque a tu lado puede estar alguien mejor.
No te das una idea de cuánto lloré escribiendo esto. Mi corazón se vuelve a romper; aun así, te pido que no me busques y recuerda que las cosas mejorarán de esta forma.
De verdad lamento que me odies luego de terminar esta carta.
Te amo Evan, nunca dejaré de hacerlo.

Amy.

Evan

Apenas puedo leer las últimas palabras escritas a puño y letra sobre ese papel porque las lágrimas que se acumulan en mis ojos no me lo permiten.
El reloj frente a mí había marcado las nueve de la mañana y me pregunto en qué momento se ha marchado. Su lado de la cama está vacío, enfriándome el cuerpo por completo.
Rompo el papel a la mitad, me levanto de un salto y comienzo a vestirme rápidamente, incluso colocándome la remera mientras intento no matarme al bajar las escaleras. Tomo las llaves de mi auto y manejo a toda velocidad hasta llegar a la casa de Alex; agradezco que quede a pocas cuadras porque sino mi ansiedad hubiera sido mayor.
Mi puño se estrella contra la puerta más veces de las que soy capaz de registrar y el dueño de la casa me recibe con una cara de confusión bien definida. Aunque estoy seguro de que sabe el motivo de mi visita.

—¡Evan! Que bonita sorpresa —responde disimulando sin éxito sus nervios. Kate se asoma a sus espaldas, pero se mantiene a una distancia prudencial.

—Corta el rollo y dime en dónde puede estar Amy —digo rápidamente y contengo las ganas de tomarlo por la remera.

Él guarda silencio por unos segundos, volteando levemente hacia su novia, como si buscara algún tipo de ayuda, y luego vuelve a prestarme atención.

—Me va a matar por esto... —susurra desordenándose un poco el cabello— Su vuelo a Londres sale en una hora. Si fuera tú, empezaría a correr.

—Ve por ella, Evan. El amor no se cronometra —suelta la rubia detrás de él y yo asiento para luego salir corriendo.

Enciendo el motor del auto cuando el reloj marca las nueve y diez. Y, teniendo en cuenta que tengo más de media hora de viaje, me mentalizo para conducir lo más rápido que pueda sin salir involucrado en algún tipo de accidente.
La ruta parece eterna y el mundo se complota en mi contra cuando observo la gran fila de vehículos frente a mí. Aprieto las manos alrededor del volante, convencido de que cometeré una locura o perderé al amor de mi vida.

Piso el acelerador y me desvío por la banquina, esquivando a todo aquel que se atraviese por los costados, recibiendo varios insultos y bocinazos en el proceso. Es así como logro adelantarme y salir del embotellamiento; observo de reojo la hora: nueve y cincuenta y cinco. Solamente consigo un poco de alivio al notar el estacionamiento del aeropuerto y freno de forma abrupta, casi arrojándole las llaves al hombre encargado de cuidar los autos.
Saco mi móvil del bolsillo y marco el número de Amy unas quince veces mientras corro por el interior en busca de su zona de abordaje. Ignora cada uno de mis llamados y no me queda otra que acercarme a una de las recepcionistas; el tiempo se terminaba.

—¿Dónde queda la puerta de abordaje al vuelo con destino a Londres? —pregunto rápidamente y la mujer parece hacer un esfuerzo por entenderme. La desesperación se apoderó de mí.

—Es allí enfrente, pero tengo que informarle que el avión despegó hace dos minutos. Lo lamento —contesta apenada. Aun así, doy media vuelta para comprobar que la puerta de acceso estaba cerrada.

Me alejo lentamente del mostrador y observo a mi alrededor, como si esperara encontrar a Amy en alguna parte, y nada de eso sucede. Visualizo una silla sin ocupar y me dejo caer allí, colocando mis manos en la cabeza mientras contengo las ganas de largarme a llorar frente a toda esta gente. Una vez más he estado cerca de la felicidad y se me resbaló de las manos.
Sigo preguntándome qué es aquello que la hace especial, qué es lo que me mantiene atado a su recuerdo y porqué decido perdonarla un millón de veces a pesar de que sea una criminal. Ninguna de esas preguntas tiene respuestas, o tal vez sí y eso sea que estoy completamente enamorado de Amy Plox y no hay nada que pueda arrancarme ese sentimiento del cuerpo. Incluso cuando me ha abandonado otra vez.

—¿Por qué lo hiciste? —le pregunto a la nada misma, sabiendo que nadie contestará.

—No hice nada, no pude... —me responde una voz entrecortada que conozco a la perfección y levanto la cabeza al instante. ¿Esto es producto de mi imaginación? ¿Ya he perdido la cabeza por completo?

Nuestras miradas se conectan y siento un alivio llenando cada parte de mi cuerpo.

—¿Amy...?





















𝐅𝐈𝐍 𝐃𝐄𝐋 𝐏𝐑𝐈𝐌𝐄𝐑 𝐋𝐈𝐁𝐑𝐎



Segunda parte: "Destinada a matar" ya disponible en mi perfil!

Cementerio Club [#1] ✔️Where stories live. Discover now