Capítulo 10. [Editado]

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—¿Por qué Freda está loca? —preguntó George. 

   Rápidamente me puse de pie y negué con la cabeza, intentando ganar tiempo para contestar algo coherente. 

   —Dijo que deberíamos de cenar fuera, y yo le dije que está loca porque las fans nos matarían si nos encuentran —me apresuré a mentir, ganándome una mirada de reproche por parte de mi amiga. Ella insistía en que debía de decirle a los chicos, yo insistía en que ella estaba loca. 

   George me miró poco convencido y terminó por asentir. 

    —Bien, entonces deberíamos de pedir pollo frito o fish and chips, no creo que podamos cocinar con tanto polvo —propuso Freda, haciendo que comenzara a babear internamente por la idea del pollo frito, aunque me mantuve serio en el exterior.  

    —Mañana llamaré a Brian para que nos contrate una chica que limpie todo esto, es un desastre —informó George. 

    —Podemos limpiarlo nosotros, lo último que necesito en la vida es una chica más en esta casa. —ordené, y al parecer mi mal humor era bastante visible, porque no recibí ninguna queja de parte de ninguno. Al menos eso era una buena parte de mis cambios de humor—. Ahora déjeme en paz —pedí de mala gana. Freda y George salieron de mi habitación ligeramente indignados y cerraron la puerta tras ellos.

    Volví a acostarme en mi cama y cerré los ojos, dispuesto a dormir todo lo que fuera necesario para quitarme el horrible cansancio que sentía.

...

Pasaron dos días desde muestra llegada a Liverpool, y no había salido de la casa Beatle por nada, ni siquiera para visitar a mi padre. En parte por las molestas fans que por alguna razón habían descubierto que estábamos ahí, y en parte por lo mal que me sentía después del viaje; ahora ya no eran solo mareos y antojos, sino que de verdad me estaba poniendo gordo, además de que la paranoia y la ansiedad de la llegada de los resultados hacía que comiera compulsivamente.

    Le había dado tantas vueltas a la teoría de Freda que ahora también lo creía, y me sentía terrible. Simplemente yo ya sabía que dirían esos análisis, de alguna forma estaba seguro de que estaba embarazado o como demonios se dijera, pero aún conservaba la esperanza de que sólo me estuviera volviendo loco.

    —Quiero salir —le dije a Freda por la mañana, sentía que si pasaba otro día encerrado me iba a asfixiar. 

   —¿Y a donde quieres ir? —me preguntó, dejando su libro de lado. George y Ringo habían salido horas antes para visitar a la mamá de George, porque Freda los había corrido, ya que no quería que nadie estuviera en la casa si llegaban los resultados, así podía estar como perro guardián frente a la puerta toda la tarde.

   —Creo que iré a ver a mi padre, o quizá pase a saludar a Mimi. No sé, quiero salir —me encogí de hombros y comencé a caminar hacia la puerta.

   —Voy contigo —se ofreció Freda, poniéndose de pie. No rechacé su invitación, sabía que aunque no quisiera me seguiría, así que le abrí la puerta de la casa. Sólo habían una o dos fans alrededor de la casa, así que solo les di mi autógrafo y nos dejaron subir a mi carro. 

    Conduje hasta la casa de mi padre casi instintivamente, durante los dos días que había pasado encerrado en la casa Beatle le había dado una y otra y otra vuelta a todo lo que debía de preguntarle a mi padre, pero ahora no tenía ni idea de que debía de decir cuando llegáramos.

    Freda y yo estuvimos en completo silencio durante todo el trayecto, algo que agradecí, ya que mi mente no dejaba de gritarme que ir a ver a mi padre era una mala idea. Cuando llegamos, rápidamente bajé del coche y me encaminé hacia la puerta. Llamé una, dos, tres veces, y nadie me abrió. 

The little Beatle. [McLennon] [MPREG]Where stories live. Discover now