Capítulo 7

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Qué hora será, ya es de día. Deberíamos levantarnos, hoy tenemos nuestra primera sesión y no deberíamos llegar tarde. Joder son las 8 de la mañana, mierda nos hemos dormido.

-Alex, Alex despierta –vale o se despierta o le despierto- Alex, por dios despierta. Son las 8. Vale si en dos segundos no estás despierto yo misma te sacaré de la cama.

-Buenos días Martha, ¿siempre tienes este carácter al despertar? –mírale si encima le parece gracioso el que nos hayamos dormido- cinco minutos más y prometo levantarme. Aún es pronto.

-Pronto, son las ocho y a las diez tenemos que estar en la consulta. Así que nada de cinco minutos más, te levantas ya.

-Oh, venga solo cinco minutitos –Dios es insufrible, encima pone carita de perrito abandonado. Se creerá que conmigo eso va a funcionar.

-Eh dicho que arriba. No lo repetiré, voy a la ducha si cuando salga no estás levantado y el café no está hecho yo misma te sacaré arrastras de la cama.

-Vaya humos tienes por las mañanas. Y como se supone que me vas a sacar de la cama. Como me vas a convencer. Me darás besitos, esa sería una buena forma de convencerme.

Mejor me voy a la ducha porque si me quedo ahí igual me detienen por asesinato. Con besitos dice. Se creerá irresistible. Como narices Laine le aguanta, por dios. Qué bien sienta el agua cayendo por mi cuerpo. A ver si así logro que desaparezca el mal humor que me ha puesto Castle. Que tengo mal humor dice y que tengo humos. Si hiciera lo que se le dice a la primera seguro que no me habría puesto de mal humor. Venga Kate, deja de pensar en él y disfruta del agua.

Que es ese ruido. No puede ser. Yo le mato.

-¿Qué narices estás haciendo? –digo sacando mi cabeza por la mampara de la ducha.

-Verás es una necesidad fisiológica. Tenía que hacer pipi, así que he venido.

-Pero ¿de qué vas? No puedes esperar a que salga yo del baño o mejor aún porque no has usado el baño de la otra habitación –este tío lo que quiere es sacarme de quicio. Lo tiene todo planeado, lo sé.

-Verás es que si iba al otro no me daba tiempo. Bueno pues ya está, ahora me lavo las manos y me voy a preparar el desayuno. Por cierto ¿tardaras mucho aún en salir? – le pongo mi mirada. Esa de cómo sigas tocándome las narices igual te quedas sin ellas- lo digo por si me da tiempo a preparar tortitas o solo hago café, huevos y zumo.

Y se va como tal cosa. No me lo puedo creer. Ha entrado como Pedro por su casa. Lo tiene que hacer aposta, no puede ser así de idiota de verdad.

A ver que se supone que debería ponerme. Vale soy abogada, pero trabajo en una ONG, así que nada de traje mejor algo más informal. Pantalones negros de pitillo, camisa blanca y una americana. ¿Qué se pondrá él?

Será mejor que termine de vestirme y salga a desayunar que mi estomago dice que está vacío.

-Que bien huele, vaya pedazo desayuno que has preparado Alex. Por cierto la próxima vez que entres en el baño mientras estoy yo te romperé las piernas.

-Oh, venga querida. ¿Hubieras preferido que mi pipi estuviera por el suelo de la casa?

-No me llames querida –odio que los tíos me llamen querida, o nena, además que él no es nadie para llamarme nada. Qué bueno está el desayuno, debería decírselo- el desayuno te ha quedado de lujo, está todo riquísimo. Y deberías ir duchándote o llegaremos tarde.

Son las nueve y media solo tenemos treinta minutos para llegar a la consulta y este aun parece que no está listo. Pues ya no le digo más veces que se dé prisa. Al final llegaremos tarde. Odio la impuntualidad.

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