ll.

27.5K 829 134
                                    

- Eres como una patada en el culo, pequeña, y un día aprenderás a dejar de ser una cría-. Jesse se encontraba furioso. Era la tercera vez en la semana que me tiraba encima de él hasta el punto de arañarlo.
Sentí como me agarraba de la cintura desasiéndose de mi, y, cuando menos pensé, sus manos se encontraron en mis muslos sujetándolos fuertemente mientras me levantaba. Caminó por la sala mientras me cargaba y escondí mi rostro entre su cuello preguntándome a dónde íbamos.

- Me gusta cuando me cargas, a menos cuando sé que estás molesto y probablemente me vas a soltar y quebrarme el coxis- murmuré entre dientes y deje un beso en su cuello, a lo cual el gruñó.
- Te amo, y me estás cansando con tus juegos diarios. La semana pasada, ¿te acuerdas? Traté de cocinar unos macarrones y me tiraste el agua caliente encima. ¡Me quemaste una parte del puto brazo!- me llevaba escaleras arriba y con cada paso apretaba más la piel de mi muslo hasta el punto que solté un pequeño quejido. Sabía que le molestaba, pero no tanto.

- ¿Qué vamos a hacer?- murmuré casi inaudible mientras veía como una pequeña sonrisa se dibujaba por su rostro y giraba el tomo de mi puerta. Su cabello se encontraba algo arremolinado y, detallándolo bien pude notar como un pequeño hoyuelo hacia paso por la piel colorada de su mejilla. Suspiré, para después sentir como mis muslos eran liberados y mi espalda chocaba contra la sabana de la cama. Solté un quejido y me hice un pequeño ovillo mientras cogía una almohada y se la lanzaba.
- Te quedarás ahí quieta mientras hago unos informes, preferiblemente no hables mientras tus padres llegan en la noche- agarró la almohada antes de que le golpeará y la lanzó para que esta después chocara en mi cara.

La tarde se hacía eterna, y hoy en especial Jesse estaba más irritante que nunca. Gruñía cada cinco minutos y sus dedos jugaban nerviosos al mirar su computadora. ¡No era justo! Él estaba aquí para cuidarme, no para trabajar.

- Jesse, Jesse, Jesse...- empecé a decir en voz baja y me senté apoyándome sobre mis rodillas- Jesse... Jesse.

Escuché como movía sus dedos sobre el escritorio dando pequeños toques y suspiró hondo, giró su silla para dignarse a mirar, y con un simple "¿Qué?" Irrumpió con mi ataque de necesidad.

- Quiero atención.

- Nunca cambiaras, ¿eh?- rodó sus ojos y respiró hondo para después mirarme, y, en un acto inesperado, toqueteó sus piernas indicándome que fuera y me acomodara en ellas. Por unos segundos me pregunté que le había picado, pero después me conformé al saber que estaba dispuesto a atenderme y me levanté con una sonrisa en mi rostro para poder sentarme en sus piernas. El carraspeó su garganta y esbozó una sonrisa cansada.

Sus ojos se centraron en el computador mientas pasaba sus dedos rápidamente sobre las teclas, después de un rato empezó a mover una de sus piernas haciendo que diera pequeños saltos sobre estas, mi falda se movía a la par. Respiré hondo y mire mis manos mientras tragaba saliva. Entrecerré mis muslos al sentir un pequeño cosquilleo sonrojándome.
Traté de que no lo notara, pero una pequeña risa escapó de sus labios mientras que dejaba de mover su pierna; una mano de él se posó en mi muslo.

- ¿qué pasa, pequeña?- sus dedos apretaron mi piel y, tortuosamente, empezaron a deslizarse dentro mi falda. Jadeé inconscientemente.

- S-saca tus manos de ahí...

- ¿te molesta? ¿Por eso te excitaste cuando empecé a mover mis piernas?

Y en ese momento, su otra mano se dirigió a mi cuello rodeándolo para después sentir como sus labios húmedos chocaban con los míos.

•••

DADDY ISSUES Where stories live. Discover now