Jyushimatsu Matsuno

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Jyushimatsu Matsuno, el último en la historia, y como se suelo decir "Lo mejor para el final".

Espero que hayas disfrutado leer esto (aunque dudo que se haga). Esto sera lo mas triste, pero también el final mas...feliz, espero les guste.

Jyushimatsu solo buscaba que todo vaya bien, para él y para sus hermanos. No todo es lo que se quiere. Y lo bueno, tarda en llegar.

A mediados de segundo año, Jyushimatsu empezó a sufrir bullying físico y por mucho que él no quiera admitirlo y lo haya ignorado, el daño verbal también era realmente fuerte y doloroso.

  — ¡Idiota!

— ¡Imbécil!

— ¡Bueno para nada!

Eran insultos de niños, pero los que le dirigen a Jyushi eran esos, y miles más. Intento acudir a su hermano mayor una vez, fue en vano. Choromatsu lo pudo ver, a sus agresores en pleno acto, y ni siquiera se mosqueo.

Así, pasó los peores años de su vida, cuando se veía era lo peor, trataba de no chocar con un espejo. Sus marcas de golpe gritaban, llamaban la atención. El, al ver su cuerpo desnudo frente al espejo, las ganas de llorar le invaden.

Antes solo lloraba, pero a medida que su cordura se quebraba, reia. Se reía como un loco psicópata, hasta que un dia exploto. Busco un edificio alto y comenzo a reir mientras lloraba, a punto de lanzarse.

  — ¡Espera!—dijo un hombre de mediana edad y lo hizo reír, con muchas caras graciosas haciendo que Jyushi voltee y se quede con aquel hombre, este lo abrazo suspirando tranquilo. Cuando Jyushimatsu se calmó, lo llevó a una cafetería para charlar.

El señor se llamaba Makoto Yoshida y era un ex jugador de béisbol, de los mejores. Vivió en Kanto casi toda su vida, pero en los últimos años no dejaba de mudarse. Yoshida fue al mismo lugar que Jyushimatsu, también a suicidarse, pero entendió la importancia de la vida y decidió seguir viviendo.

— ¿Por qué se iba a matar señor?

— ...—Yoshida tardó en responder—. Tengo una enfermedad terminal. Cuando lo supe, pensé que no valía la pena vivir lo que quedaba si iba a morir de todos modos. Pero recapacite, no me rendiría, no dejaria todo. Lucharía hasta que no me quede ningun aliento, y no descansaria, a pesar de no tener salvación alguna.

Hubo un silencio por unos largos e interminables segundos.

— Por eso, quiero que tu también luches pase lo que pase, aunque me encantaría que me cuentes tu historia—sonrió con amabilidad y a pesar del daño que tenia, le contó su historia.

Hablo de sus padres, de sus hermanos, de su vida antes de entrar a secundaria, antes de sufrir bullying continuo, cuando era feliz.

  — Ya veo—sonrió el hombre—. Quiero mostrarte algo, ¿Te molestaría acompañarme?

A Jyushimatsu no le importaba si lo engañaba pero creía en aquel hombre. Caminaban a la casa del hombre sin hablar hasta que llegaron.

— Esperame aqui, por favor—al volver tenía una cinta en sus manos y lo colocó en la videocasetera. El video comenzó con un partido de béisbol, en total fueron dos, en el primero no reconoció a nadie, pero en el segundo, estaba jugando el hombre. Obviamente más joven. Jugaba de maravilla, y los ojos de Jyushimatsu brillaban.

— ¿Te gusto, verdad? ¿No te gustaria crecer y hacer eso? En vez de...¿Morir ahora?

— ...M-me me gustaria seguir luchando y ser un gran jugador de béisbol, como usted, señor—una sonrisa de oreja a oreja, repleta de felicidad iluminó su rostro al hablar—.

  — ¿Lo ves? Así debes estar todos tus días pequeño. Sonríe cueste lo que cueste, demuestra al mundo con tu hermosa sonrisa...lo fuerte que eres. Demuestra que vales más que aquellos que te dañan y te envidian, ¿Y sabes por que debes hacerlo? Porque confío en ti, confiare en ti por sobre todas las cosas.

Makoto abrazo a Jyushimatsu como si de su propio hijo se tratase.

Su actitud mejoró bastante, cada vez que se sentía mal, el hombre lo escuchaba y aconsejaba. Lo hacía sentir especial y con ganas de seguir viviendo, pero Makoto sabía que eso no duraría mucho tiempo y decidió hacer algo especial.

— Abre los ojos pequeño—Jyushimatsu los abrió y se sorprendió al ver el lugar en donde se encontraba. Una gigantesca cancha de beisbol—. Y no es cualquier cancha, aqui aprendi yo. De aqui sali. También quiero pedirte algo...cuando muera, quiero que me entierren aqui, en mi segundo hogar. Te lo ruego—El quinto hermano abrazo al señor y lloró, tanto de felicidad como de tristeza. 

— Matsuno-kun, ven conmigo—se lo llevó el entrenador y Jyushimatsu susurro con una sonrisa: Gracias. 

 El hombre era como su padre, lo iba a ver siempre que podía y trataba de lucir bien, pero no era así.

Tiempo después, el hombre fue internado y luego, murió. Jyushimatsu estaba solo de nuevo, sin nadie que lo apoye con sus problemas o lo acompañe. Los chicos que antes lo molestaban y golpeaban, ya no se metian con el. Había aprendido a ser valiente y a defenderse por si solo, pero necesitaba algo que perdió hace mucho tiempo. Necesitaba una familia. Necesitaba a sus hermanos. Corrió a casa con una sonrisa, y captó la atención de todos sus hermanos.

  — ¡Hustle, Hustle! ¡Muscle, Muscle!—sus hermanos lo miraron raro al principio, pero luego y poco a poco fueron riendo todos.

— ¡No creas que por esto, todo volverá a ser como antes! —rio Choromatsu y Jyushimatsu asintió feliz.

Resueltos los problemas, un tiempo después comenzaría una nueva aventura, y ese seria el inicio de Osomatsu-san.

FIN. 

Personalities - Osomatsu-sanWhere stories live. Discover now