Papito

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— ¿Dolor de cabeza? ¿Nauseas? ¿Dolor en los ojos?

—Nada.

—Bueno, eso es favorable— Midorima Shinsuke anotaba en el expediente —¿Cuándo recuerdas que sucede?

—Me duele mucho la cabeza y luego me desmayo. Aunque últimamente ya no.

—Ya veo ¿Ya has recordado tú infancia?

—Sí, hasta los 17y algunas otras cosas.

—¿Akashi-kun?

—Poco a poco...

—Retiraremos el medicamento de la inflamación. Ya no tiene caso que la tomes— aseguro viendo la tomografía —El hierro lo seguirás tomando.

Asintió nervioso.

—¿No has tenido problemas con tus días fértiles?

—No— Un fuerte rubor se instaló en sus mejillas. A diferencia de las mujeres que menstruaban, los donceles segregaban una mucosidad viscosa en sus días fértiles. Dichos días fértiles variaban. En caso, eran dos días y se sentía muy incómodo esos días.

—En cuanto mantengas relaciones sexuales con Akashi, ven a verme. Tenemos que comenzar de 0 los anticonceptivos.

Asintió avergonzado. No solo por el tema, sino por lo que había sucedido el día anterior.

—No te avergüences, hijo— aimi le acarició el cabello a su hijo —Es normal. Nada más ten en cuenta que ustedes los donceles la tienen más fácil que nosotras.

Shinsuke se carcajeo de ver la cara a un más avergonzada de Kōki por las palabras de Aimi. Dejo de reírse y le entregó la receta a Aimi —Eso sería todo. Cualquier cosa, llámenme.

—Gracias, Midorima-sensei.

—————

Abandonaron el consultorio y luego el hospital sin rumbo fijo.

—¿A dónde quieres ir? — cuestiono Aimi tomando la mano de su hijo.

—No sé...

—Ya sé— Aimi recordó algo, tal vez Kōki recordaba —Diríjase xxxx— dijo tímidamente al chofer.

—¿Qué lugar es ese?

—Ya lo veras.

—————

Después del almuerzo reanudaron las compras, y ahora se aproximaban a una tienda muy especial...

—¡Qué hermoso! — exclamo apoyado en la vitrina del local.

—Si quieres podemos entrar a ver...

—Pero...

—No es nada malo. Es mejor— aquello ultimo lo pensó al ver que los paparazi los seguían.

—Vamos...— la puerta automática se abrió y entraron.

—Furihata-san. Un placer verlos aquí nuevamente.

Kōki se quedó callado al ver a la mujer, se le hacía algo familiar.

—Momoi-san— saludo Aimi a la pelinegra de ojos rosas.

—¿Vienen a reanudar lo del aguar de boda?

—No, aún no. Han decidido esperar un poco más para reanudar los preparativos. A Kōki le gustaron algunas cosas.

—Oh ya veo. De todos modos, lo ya elegido esta apartado pero si quiere cambiar algo, adelante Furihata-san.

Kōki solo pudo asentir y comenzar a recorrer la tienda.

Aimi sonreía feliz cada vez que su hijo elegía los mismos artículos que ya había elegido antes de su desaparición.

—Están preciosos...— los gemelos o mancuernillas eran de un infinito, pero al bordo de lado derecho tenía una S y al izquierdo una K.

—¿Te gustaron?

—Sí, ojala Sei elija esas.

Aimi se quedó de piedra. Eso significaba que Kōki si se quería casar con Seijūrō aun sin recordarlo completamente.

—¿No lo recuerda? Esas son suyas— comento Momoi.

—Sí ¿Ya no recuerda que ambos vinieron a pedirlas? Las tengo en exhibición ya que son un pedido único.

—Yo...

—Mi hija Satsuki les hizo diseño...

—Oh sí... ya no lo recordaba— dijo con una sonrisa nerviosa en sus labios.

—Bueno, no importa. Mientras estaba desaparecido Satsuki las hizo ¿Quiere verlas? —El castaño asintió —Por aquí...

Ambos siguieron a la pelinegra y esperaron en el mostrador. 5 minutos después apareció —Aquí están.

Abrió una de las casas y realmente se miraban hermosas. Obedeció a Momoi cuando le dijo que las girara. Logro leer 12 de abrir.... ¿12 de abril? ¿Ese día se casarían?

—————

Su mente era un conflicto desde esa tarde en la tienda. Eran 9 de la noche y entonces llamo al pelirrojo. Al tercer tono respondió.

Kōki ¿y ese milagro que me llamas?

Lo siento...— susurró avergonzado.

—¿Por qué lo sientes?

­—Por nunca llamar primero, Sei es quien me marca siempre...— la risa su novio lo hizo estremecer.

No te preocupes ¿Necesitas algo?

—yo... yo... yo quería saber sí podemos visitar Kioto.

¿Kioto?

—El otro día me menciono algo sobre una casa del árbol.

Oh ya veo. Si quieres vamos este fin de semana y regresamos el lunes.

Pero y la universidad...

­—No te preocupes. Ya finalice los exámenes, cualquier cosa le pido a algún compañero los apuntes o algo.

¿Seguro?

Sí.

—Va-vale...

¿Qué haces?

—Acabo de tomar una ducha.

—Recuerda encender la calefacción...

—Sí, papá— puso los ojos en blanco.

Vuelve a repetirlo...

¿Papá? — frunció el ceño.

Ahora di papito.

Papito...

Otra vez...

El tono de voz implementado por Seijūrō le hizo ver no lo estaba tomando de forma inocente y sonrió —Adiós papito...

—————

Seijūrō se quedó escuchando el sonido de la llamada finalizada y sonrió. Kōki acaba de colgarle una llamada por primera vez en su vida.

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