9. Viaje

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—Lo siento —dice de pronto Sung Kyu, llevando ambas manos a su cabeza para sobarse un poco las sienes—. Sé que no has venido para escuchar mis problemas maritales.

—No hay problema, de verdad —menciona on sinceridad, y su vecino lo mira con algo de pena antes de exhalar un largo suspiro.

—No. Discúlpame. Es algo muy personal.

El hombre le sonríe, pero Woo Hyun puede ver el dolor en sus pequeños ojos. Un dolor que, sin más, se clava también en su pecho. Porque Nam ya cree que lo considera su amigo, y piensa que los amigos existen para apoyarse mutuamente.

—¿Sabes? Puedes contarme lo que sea. Yo no pienso decirle a nadie. Si necesitas algo, sólo...

—¡No! Está bien, Woo Hyun —lo interrumpe, levantándose del sofá—. ¿Quieres algo de jugo? Fui al supermercado hace unas horas. Espera aquí, ¿sí?

Y Nam no termina de asentir cuando ve a Kim caminar con rapidez a la cocina. Lo mira atravesar la puerta y entonces deja escapar todo el aire de sus pulmones en un largo suspiro.

Cierra los ojos un momento y comienza a analizar lo que acaba de suceder. Cree que ha "forzado" a Sung Kyu de alguna manera para que le cuente su vida, y si el mayor se siente presionado, tal vez la pequeña confianza que empieza a tenerle se esfume.

Woo Hyun niega rápidamente con la cabeza ante aquella idea. Lo que menos desea es que Sung Kyu lo trate de alejar por parecer interesado o, entrometido, en su vida personal. Así que desiste de intentar involucrarse en sus problemas, pensando que en el futuro su vecino se acercará a él por sí mismo para desahogarse.

—Aquí tienes —dice Sung Kyu, extendiéndole la pequeña cajita de cartón una vez que ha vuelto.

—Gracias —contesta con una simpática sonrisa que el otro no tarda en corresponder—. Tu departamento es muy bonito —comenta de pronto, llevando su vista de lado a lado al tiempo que le inserta el popote al recipiente, tratando con ello de deshacer el tenso ambiente que se ha formado entre los dos.

—Lo diseñó un amigo. Yo soy pésimo para estas cosas —menciona Sung Kyu con un tono relajado.

—¿En serio? —pregunta con ironía.

—Para lo único que soy bueno es para mi trabajo —prosigue el mayor, antes de tomar asiento de nuevo—. No sé cómo pude pasar algunas materias en la universidad.

Ambos sueltan una ligera carcajada y después Woo Hyun se lleva la pajilla a la boca para comenzar a beber el zumo. Sung Kyu hace lo mismo con su vaso y, mientras se termina el líquido, el más joven se mantiene mirándolo a los ojos. Kim de pronto le sonríe, y el corazón del muchacho incrementa la rapidez de sus latidos.

Días después, mientras Sung Kyu aspira el sillón, el rostro de Woo Hyun aparece de pronto en su mente.

Recuerda al muchacho y cómo se mantuvo hablándole de sus vivencias en la universidad. De su par de amigos. De lo poco que aún conoce la ciudad. Y de la "promesa" que el mayor le hizo para llevarlo a comer.

Kim no puede evitar sonreír ante aquellas palabras; sabe que se lo debe. Woo Hyun se ha portado tan amable y comprensivo con él que, siente que se lo tiene que compensar de alguna forma. O no se sentirá bien consigo mismo.

Aunque aún Sung Kyu desconoce qué tipo de comida le gusta al menor. Siempre que han tenido la oportunidad de hablar, sólo le cuenta lo que sucede en la escuela, algunas cosas de su hermano y su pequeña sobrina, pero nada sobre sus gustos personales. Sin embargo, Sung Kyu tampoco le ha mencionado eso al muchacho y enseguida piensa que, la próxima vez que lo vea, ese será el tema de conversación.

Kim apaga la máquina y la acomoda en el armario, va al baño para lavarse las manos y luego escucha la puerta principal abrirse, algo que lo desconcierta.

Asoma la cabeza después de secarse las manos, y sus ojos se abren un poco más cuando observa a su esposa dejar las llaves en la mesita a un lado de la puerta.

—¿Soo Jung? —la llama, saliendo del servicio y cerrando la puerta a su espalda—. Llegaste temprano.

—Sí. Y también me han dado unos días libres antes de empezar el rodaje del drama —comenta ella mientras deja su abrigo en el perchero—. Así que pensé que los tres podemos ir a Jeju el fin de semana. ¿Qué te parece?

—Bueno... es que...

—Será muy difícil que me den vacaciones una vez que la grabación comience. El director tiene pensado viajar a varias partes del país para algunas escenas y estaré muy ocupada. —Su esposa continúa hablando y Sung Kyu siente exasperarse. Ni siquiera le ha preguntado si tiene tiempo para eso—. Llamaré a mi madre para decirle que no iré a verla en las próximas semanas. ¿Dónde guardé la maleta que me regaló? Quiero estrenarla en...

—Soo Jung —la interrumpe, y la mujer lo mira con desconcierto—. No puedo.

—¿Qué?

—No puedo viajar. No me darán días libres en la compañía. He pedido demasiados permisos para salir temprano en los últimos meses y mi jefe ya me ha llamado la atención.

—Pero, Sung Kyu, entiende que mi trabajo es importante y...

—¡Mi trabajo también los es! No se te olvide que gracias a él pude comprar el auto que ahora usas —exclama, sin darse cuenta de que comienza a elevar su tono de voz.

—¡¿Me estás reclamando el auto?!

—¡Te estoy aclarando que no puedo viajar sólo porque a ti se te antoja! ¡¿No puedes pasar esos días aquí, con tu familia?!

—Los quiero pasar con ustedes, ¡por eso pensé que podríamos viajar!

—¡Pero ni siquiera consideras lo ocupado que estoy!

—¡Planeé esto para los tres! ¿No era lo que querías? ¡¿Acaso no me reclamaste el poco tiempo que paso con nuestra hija?!

—¡Lo hice, sí! ¡Pero ni siquiera estás pensando en mí! ¡¿Por qué nunca tomas en cuenta lo que pienso?!

—¡Claro que lo tomo en cuenta! Por eso hice esto ¡¿Qué no lo entiendes?!

—¡Tú eres la que no entiende!

Inesperadamente, el llanto de Yi Jeon los hace detener la acalorada discusión. Soo Jung se limpia la escurridiza lágrima que baja por una de sus mejillas y Sung Kyu sólo empuña las manos a cada lado de su cuerpo. La mujer suspira profundamente y después le da la espalda a su marido.

—Ya compré los boletos de avión, Sung Kyu, y aún si no puedes venir, Yi Jeon y yo iremos a Jeju —le aclara la madre de su hija antes de caminar hacia el cuarto de la niña.

Sung Kyu la ve alejarse y traga saliva con pesadez. Un doloroso nudo se forma en su garganta y siente sus ojos humedecerse. Quiere gritarle a su esposa lo desconsiderada que es. Quiere hacerle ver que su manía de salirse con la suya siempre, está por terminar con la poca paciencia que ya tiene. Pero Kim prefiere que ambas viajen a la playa y lo dejen solo, antes de que Soo Jung se arrepienta de pasar algún tiempo con la pequeña.

Sung Kyu deja escapar poco a poco el aire que se ha estancado en sus pulmones y un par de lágrimas abandonan sus pequeños ojos. Se limpia el rostro con la manga de su saco y se dirige a la cocina con pasos lentos mientras su mente viaja al pasado.

Piensa en los primeros meses de su noviazgo, cuando Soo Jung aún no era tan desconsiderada. Cuando a su esposa le importaba hablar con él de sus pequeños conflictos y los resolvían. Cuando creía que su relación con ella era buena y feliz. Cuando se sentía completo, amado y respetado.

Pero ahora, la mujer con la que está casado es una persona totalmente diferente a la que conoció años atrás, y le cuesta trabajo creer en lo que se ha convertido su matrimonio. Porque la frivolidad de Soo Jung se ha estado encargando, con el paso de los años, de desprender todo el amor que Sung Kyu juró sentir por ella.

El amor de mi vida | GyuWooWhere stories live. Discover now