Capítulo 4: Un altar de Carne

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                          Capítulo IV

Mi crisis ha pasado dejándome un fuerte dolor de cabeza y malestar estomacal.  Sé que  tardará algunos días en volver a ocurrir, siempre vuelve.

Arremeto contra la puerta por enésima vez y no ocurre nada. Tomo impulso de nuevo y golpeo con todas mis fuerzas.  No se rompe, en esta lucha parece que solo yo  recibo los golpes.

—Es inútil, señor—me recuerda Svikari mientras ilumina con la luz débil de su linterna.

—Sí, me queda claro. Dame tu arma, volaré  la maldita cerradura.

            — ¡Ya!, es una buena idea, y funcionaría si la puerta tuviese cerradura —responde él.

 Le quito la linterna y exploro la  superficie de la puerta. El metal es estriado, tiene abolladuras y algunas fisuras poco profundas, pero no, definitivamente no tiene cerradura.

            —¡Carajo!

            —Donovan giró un par de manivelas en la biblioteca y la puerta se deslizó, pero no sé si se puede abrir de este lado —Intento iluminar los alrededores, pero la luz de la linterna comienza parpadear—. El gatillo, señor, dele más energía.

“¡Putas baratijas de Terminal viejo!”

Acciono varias veces el gatillo de la linterna y la luz gana intensidad.  Exploro nuevamente en busca de una manija o algún tipo de palanca, pero solo hay huesos, barro y piedras.

—Parece que esta mierda solo se abre desde la biblioteca —digo volviendo el rostro hacia Svikari.

—Quizá bajando la escalera haya algún mecanismo de manivelas para abrir, como en el despacho.

—No, yo no sería tan optimista —respondo—. Los muertos no giran manivelas ¿o acaso has visto un ataúd con picaporte?

—¿Entonces sí cree que es un cementerio familiar o...?

—Un depósito de muertos, muchacho, bueno y de aspirantes como nosotros.

 “¿Los Kurt Serían asesinos antes de ser asesinados? Se sabe tan poco de ellos.” Pienso mientras aspiro mi puro.

     Doy la vuelta y comienzo a  bajar las escaleras nuevamente. Casi había olvidado las puñaladas que me dio Donovan, pero siento las punzadas  de dolor, desde que bajo el primer escalón.  Las heridas de mi pierna palpitan inquietas bajo el manto de mi camiseta ensangrentada. Claman atención médica y gritan por venganza.

—¿Y adónde va, señor?—pregunta Svikari caminando tras de mí

—Saldré de aquí —Le respondo, y las palabras de Donovan se repiten en mi cabeza  como una letanía de sonidos sepulcrales.

 “Dentro de este contenedor hay una deliciosa sorpresa, Tonydeliciosa sorpresa”

—¿Y cómo saldremos, buscará un cráneo y golpeará la puerta hasta que caiga? Porque le recuerdo que la puerta es...

—Calla, chico, cuando guardas silencio hasta pareces inteligente, luego abres la boca y lo echas a perder, ¿pero sabes algo? voy a tomarte la palabra esta vez.

—¿Lo del cráneo? Fue  una…

—Sí, sí, fue otra de tus tonterías, ya lo sé, pero no me refería a eso. Antes supusiste que Donovan intentaba escapar por entre  las mazmorras.

—Claro, usando el drenaje, eso dije, pero sin un mapa nos tomaría días encontrarlo.

—¿Y tienes algo mejor que hacer?

SATANIA-Nido de BestiasWhere stories live. Discover now