Capítulo 20

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Al abrir los ojos producto de la fría brisa que entraba por la ventana, se encontró con un chico cerca de ella, sólo podía ver su sonrisa en la oscuridad que la hacía sentirse enamorada. Por un momento la miró y sus ojos se encontraron en silencio, quiso pronunciar su nombre, pero de pronto ya no estaba y todo se había vuelto negro otra vez.

A la mañana siguiente, despertó sintiendo el sol entrar por su ventana cegándole la vista. Ignorando el hermoso día que había tras las cortinas, se acomodó otra vez en la almohada para cerrar los ojos unos minutos más, inconscientemente sus manos recorrieron las sabanas buscando algo a lo que aferrarse o más bien alguien. Entonces abrió los ojos de súbito, pensando en lo que había ocurrido el día anterior...¿Realmente había sido real? ¿O soñó que la noche anterior él había entrado por la ventana? Le costaba creerlo, ahora que todo se había desvanecido con el sol. Se acurrucó en las sabanas tratando de reprimir sus deseos de volver a tenerlo entre sus brazos, no podía haber desaparecido de ese modo. Aunque se habían quedado horas charlando y acariciándose, seguía sintiendo que deseaba más de él. Su almohada aún desprendía su aroma que permanecía impregnado en ella, quería absolverlo para llevarlo con ella el resto del día. De pronto, su celular vibró y se giró hacia él como si se tratara de una bomba, al ver en la pantalla notó que él le había escrito un mensaje en el que aparentaba presumir sus habilidades para leer la mente, porque respondía precisamente a todas sus inquietudes "Extrañaba dormir contigo, me habría quedado más tiempo, pero tenía que marcharme. Me fui por la mañana. Por un momento creí que me habías visto, pero seguías dormida. Espero verte de nuevo." Al leer dichas palabras, tuvo una pequeña visión que creía haber soñado en el que un chico de cabello negro aparecía en su ventana. Claro...había sido él, su rostro parecía de un verdadero ángel le había costado creer que realmente había sucedido. Dio un brinco fuera de la cama, tenía que levantarse, ya había amanecido y si no se apresuraba llegaría tarde. Se dio una ducha corta y se vistió para salir al pasillo a la media hora.

En su camino al auditorio principal, escuchó como sus compañeras gritaban emocionadas que ese día visitarían la facultad de medicina, debido a que habían unos pacientes que se encontraban en cuidados intensivos que sufrían enfermedades mentales, por lo que tendrían una clase con los estudiantes de medicina. No sabía si era el destino o más que una mera coincidencia. Pero le sorprendía que volvería a verlo después de lo que había sucedido y estaría en su facultad, ahora conocería esos pasillos que él detallaba que parecían ser distintos a los suyos.

Ryoma se encontraba bebiendo una ponta frente a la maquina dispensadora que se encontraba en el jardín trasero, cuando Kevin se agachó para coger una también. Pensaba ignorar su presencia y marcharse, pero entonces él le tocó el hombro en silencio. "Los de Psiquiatría vendrán hoy a nuestra facultad."

— ¿De qué hablas? —Preguntó confuso.

—Oí que tendremos una clase juntos, ya que tendremos pacientes en común. Así que...podrás verla.

—Es curioso que lo menciones, creí que no te agradaba ella. —Se burló.

—S-Sigue siendo así. No me agrada... —Declaró avergonzado. —Sólo pensé que te alegraría saberlo.

—Sí, me hace feliz. —Sonrió.

—Además...supe lo que hiciste anoche. —Susurró.

—Lo sé, noté tu presencia en la oscuridad. —Tomó un sorbo de Ponta. — ¿Vas a delatarme?

Sabía que no había pasado desapercibido, porque incluso en el momento que se había ido rumbo a la facultad de Psiquiatría, notó que alguien lo miraba desde el segundo piso.

—Sí hubiera querido hacerlo, ya lo habría hecho. —Abrió su gaseosa, escuchando como el gas salía de la lata, como un breve susurro. —Nunca estuvo en mis opciones.

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