Piano. [ChoroIchi] [ Osomatsu-san ]

No quería. -

Se sentía Feliz, originalmente era Un YouTuber que subía covers con su teclado eléctrico. Después consiguió un piano. Después entró a una academia de música. Después conoció a poco más de 11 maravillosas personas.

No quería ausentarse en la música y dejar de pensar en él.

Después se enamoró y se sentía feliz de que viviera con esa persona que tanto admiraba y estimaba.

No quería que rechazar a su más grande sueño.

Después le ayudo a seguir adelante, su amante incluso falló apropósito en la presentación al enterarse de quien era el otro candidato.

No quería robarse un sueño.

Ahí estaba. En un gran escenario, en el lugar en el que grandes músicos y poetas se presentaron. Era su debut.

No quería tocar sin él.

A quien engañaba.

No quería estar sin él.

Ese puesto era robado. Lo sabía. Y se negaba a tocar, a entrar al escenario y complacer a la gente de clase alta que murmuraba emocionada del otro lado de las cortinas de gamuza roja.

No quería ver a sus propias manos moverse como bailarinas sin él.

No quería tocar porque era robado.

No quería tocar porque no le dejaban dedicar el concierto.

No quería entrar en esa tierra especial al tocar el piano.

No quería tocar porque él no estaría ahí para verlo, oírlo, y correr a él tras el final para besarlo y que se amarán mutuamente. Que se regocijarán del haber derrotado cualquier diferencia en el pasado y se amarán y felicitaran.

No quería vivir un día más sin él.

- He aquí, el mejor pianista del mundo moderno, ¡Choromatsu Matsuno! - El público aplaudió esperando ver a esa nueva presa - Pero antes, queremos invitarlos a donar. . .- el discurso de siempre, más allá de sólo pagar entradas querían que donaran, las fundaciones que apoyaban siempre eran las más empobrecidas, pero de igual manera ganaban unos cuantos millones más y dejaban de ser pobres a ser reconocidas. Esa gente era de la clase más alta.

Eso era lo que siempre deseó. Pero ya no.

No quería.

Jyushimatsu miró con pesar a su amigo de la infancia.

No, no lo haría.

- Sabes. . . él quería verte tocar, verte sonreír. . . - Lo soltó sin más. No quería hacerlo tocar el piano, pero quería animarlo.

Choromatsu miró el piano con tristeza. Estaba algo desgastado, pero brillaba, las teclas de mármol le llamaron la atención. Ese no era el piano nuevo con el que le prometieron tocar.

No quería ver esas firmas.

Caminó al borde del piano, alzando la tapa de este. En la esquina se hallaba la firma de él. Sus pupilas se dilataron y se limitó a dar un paso hacia atrás.

Las cortinas rojas se abrían paso como para presentarlo al mundo, a esa podrida sociedad, como algo magnífico e inalcanzable.

Ichimatsu quizás se hubiera puesto nervioso por el movimiento de las cortinas, pero miraría ansioso al escenario. Las cortinas develarían un nervioso pero feliz Choromatsu. Se pondría de pie y movería sus manos con nerviosismo para que lo viera. Choromatsu lo vería, y reiría por lo bajo cuando Karamatsu, Ichiko y quizás incluso Osomatsu lo sentarían, causando un sonrojo en su pareja e incrementando su nerviosismo. Sonreiría a donde Ichimatsu. Causando un sonrojo más visible y la molestia del menor.