Amaba sus Labios Partidos.

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Por que las memorias no inician cuando te despiertas.

'Se encontraba a sí mismo tomando con delicadeza las suaves y pequeñas manos de Ichimatsu.

Amaba la textura suave y esponjosa de su piel.

Una profunda tristeza lo invadía, ya no era como sostener a una pequeña y bella mariposa, podía darse cuenta de que la persona que amaba se rendía ante una enfermedad sin cura. En ese apestoso hospital ni siquiera tenían batas del color favorito del menor, la que usaba ya se había manchado de sangre.

Amaba cómo la bata acentuaba sus curvas.

— Lo siento —Ichimatsu tenía los ojos caídos, marcas de haber llorado parecían estar tatuadas en sus mejillas, sus ojos manteniendo un tono rosado.

Amaba como su pálida piel se teñía de colores.

— Hey, no te disculpes, sabes que si yo estuviera ahí tú también me hubieras acompañado —Le dedicó una sonrisa un poco simplona, pero para él era alegre.

Amaba la confianza que le podía tener.

— Voy a morir — Soltó Ichimatsu mirando a la ventana, era tan plano su 'Paisaje' (Demasiados edificios para su gusto) que prefería ver la pared. Su mirada se entrelazó con la del enamorado en cuestión de minutos.

Amaba la idea de verlo, con su corazón latiendo.

— Yo también.

Amaba intentar sacarle una sonrisa.

— No quiero morir así... — Ambos sabían que el suicidio era lo que insinuaba.

Amaba como todo lo que salía por sus labios rodaba con un pequeño acento.

— Yo tampoco quiero que mueras Ichimatsu —El más pequeño esquivó su mirada.

Amaba como se veía de perfil.

— Debes cuidar a mis gatos, ¿Si?

Amaba como se preocupaba por esas bolas de pelo.

— Los cuidarás tú mismo, Ichimatsu Matsuyo; Soy alérgico a los gatos y no te le he dicho hasta ahora, pero es cierto —Infló su pecho triunfante, guiñándole un ojo al menor, sacándole unas risas en el acto.

Amaba la manera en la que se reía, ese toque ronco y varonil lo volvía loco aunque de alguna manera se mantenía suave.

— Eres un pésimo mentiroso —Lo regañó Ichimatsu.

Amaba como él era el único capaz de descifrar sus tretas pero igual ser capaz de confiarle la vida.

—Tienes razón... Hay un gato al que no soy alérgico —Le sonrió. Probablemente era lo único que su cabeza le indicaba hacer. Sonreír como el idiota que era.
Odiaba ver a su amado así; En una cama de sabanas azules y blancas con el patrón más aburrido que podía existir, en el techo había rastros de sangre y el olor de vómito y cloro se mezclaban enfermizamente... Lo único que valía la pena en esa habitación era Ichimatsu, el único 'Aromatizante' de todo el maldito hospital.

Amaba que Ichimatsu siempre olía bien.

Dirigió sus ojos a Ichimatsu, era precioso; Unas lindas y pellizcables mejillas pintadas de rosa, pecas espontáneas adornandolas. Su ceño fruncido como si le hubiese dicho alguna frase lasciva y sus ojos brillaban aunque fuera un poco.

Amaba el color exótico de sus ojos.

— Me gusta cuando sonríes —Ichimatsu suspiró ante su respuesta, sabía los sentimientos que el contrario aún guardaba por él. Y ambos odiaban eso. A ambos los cansaba. A ambos les hirió.

Piano. [ChoroIchi] [ Osomatsu-san ]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt