Ya es muy tarde

1.9K 163 11
                                    

Querido Leo,
Lo siento tanto, de verdad que sí. No tengo el valor para decírtelo en la cara. Me marcho, para siempre.

El peso de la mortalidad es demasiado para mí, no podría soportarlo. Pasar una vida a tu lado cuando el mundo es tan grande y distinto, no... No puedo. Quiero verlo, sentirlo; deseo con toda mi alma conocer lo que hay afuera de la isla y de este campamento.

Las palabras me faltan para expresarte lo agradecida que estoy contigo, me salvaste y realmente deseé amarte pero ahora me doy cuenta que este sentimiento de deuda jamás será amor.

Adiós, perdóname, lo siento.

Calipso.

------
POV Leo

Su recuerdo ardía. El corazón me martillaba, era casi imposible para mí concentrarme. Había pasado tantos días sin probar bocado mientras reclamaba al aire su ausencia, tantas noches llorando, sintiendo como el silencio que ella dejó atrás me envenenaba el alma. Frente a mí, Calipso sonreía con melancolía, me miraba y tomaba mi mano.

- Leo, he vuelto - Su voz era tan dulce como la recordaba pero mi nombre en sus labios no sonaba como antes. El calor abrumador de antes desapareció despacio, la brisa fresca del verano golpeó mi rostro pero lo sentí como si el invierno comenzará en mi pecho.

- Este es un regalo de mi parte - Interrumpió Apolo. - Calipso y yo charlamos un poco y bueno...-.

- Me mostró mi destino, nuestro destino. Juntos, con una hermosa familia -. Sus brazos rodearon mi cuello, parecía que mi cerebro se hubiera fundido con el calor, lo que era extraño considerando que podría prenderme en llamas, pero me costó darme cuenta que me estaba abrazando. Dioses, parecía un estúpido. - Leo, lo lamento tanto, te extrañé como no tienes idea y después de ver tanto de este mundo, lo único que pude pensar fue en lo mucho que deseaba que estuvieras conmigo -.

Miré atónito al dios y luego a la castaña. ¿Había un destino en el que estábamos juntos? No, no lo quería, no la quería a ella cerca. Dolía, verla tan feliz, tan ignorante de mi tristeza, dolía demasiado.

- Calipso - Su nombre tenían el sabor del veneno. - Suéltame -. Me ignoró, se aferró con mayor fuerza a mi, podía sentir el olor de su perfume cosquilleando en mi nariz, aún recordaba lo mucho que había disfrutado ese tipo de abrazos antes. Mi piel, mi cuerpo, todo de mí la recordaba.

- Leo, por favor, déjame hablar -.

Negué con la cabeza. Esa chica seguro bromeaba. ¿De qué quería hablar conmigo? ¿Me daría alguna excusa de porqué me había dejado? Es decir, ella me había roto, tomó la decisión de alejarse. Ni siquiera un segundo deje de esperarla, rogué a los dioses por alguna explicación y nada. Mi estómago estaba revuelto.

Sus manos pasaron por mi cabello. - No seas egoísta, por favor -.

- Eso, escucha a la dama, les daremos un momento a solas -. Apolo se movió con tranquilidad. Tocó mi hombro y me cuerpo se quedo tieso, como si fuera una piedra.

Quería gritarle a mis músculos que se movieran pero parecían desconectados de mi cerebro. Se escucharon, sin embargo, otros gritos, mis amigos no tardaron en hacerse presentes, era como si todo el campamento estuviese corriendo hacia mi.

- ¡Leo! - La voz de Jason parecía cercana. Me faltaba el aire; no podría responder, quería hacerlo; la quería a ella lejos. - Dioses, pero que estabas pensan...do -. Mi rubio amigo se detuvo frente a mi. El campamento entero me rodeaba, era graciosa la forma en que podía darme cuenta de los detalles externos, del movimiento de las personas, mientras luchaba por no notar la calidez de Calipso.

Por lo menos una vez (Leo Valdez)Where stories live. Discover now