IX

10.2K 915 327
                                    

—¿Te has sentido bien en Inglaterra, Amy? —me pregunta Henry, entrando a mi habitación e interrumpiendo mi práctica de coreano.

Sí, coreano. Estoy superconsciente de que estamos de vacaciones y que puedo relajarme. Incluso, mamá ofreció la idea de que me tome un año sabático, por todo el tema de la adaptación (y lo estoy pensando), pero, no me gusta sentirme inútil. Me agrada tener algo que hacer los días en que no estoy con mis amigos, o después de verme con ellos... y quizá el coreano no me sirva de nada, económicamente hablando, pero me hace sentir mejor saber que estoy aprendiendo algo.

—Sorprendentemente, sí. Quizá no me sentiría tan cómoda si no hubiera hecho amigos tan rápido, pero tengo que confesar que me gusta mucho Kingston. Y hemos estado bien en casa, también.

Henry me sonríe, peinando su corto cabello castaño, como si le encantara saber que me encuentro feliz. Debo confesar que, aunque me siento herida por todo lo de mi padre, estos días viviendo con el novio de mi madre, conociéndolo mejor, me he dado cuenta de que de verdad es un buen tipo.

—Claro que te la has pasado bien —dice mi madre, entrando en mi cuarto—. ¡Qué mal que Henry no te vio aquel día toda llena de dibujos en los brazos, como si hubieras pasado tres días en un barrio gánster!

—Mamá, ya pasó más de un mes de eso y llevas contándolo todos los días. —Ruedo los ojos, con fingida molestia.

—¡Es que debí haberte tomado una foto! Te veías muy cómica. Aunque al principio me asusté mucho y me preocupé, claro, pero luego...

—Basta.

Ellos se ríen de mi tono autoritario y, después de unos segundos, me uno a ellos. Lo quiera o no, estos pequeños con ellos se sienten correctos, como en familia.

—¿Te quedas a almorzar? —pregunta mi madre, después de un rato donde únicamente nos reímos de la situación. Asiento, recomponiéndome.

Tanto Henry como ella comienzan a caminar, saliendo de mi habitación, llena de pósters de series, videojuegos y una banda de Corea del Sur. A diferencia de lo que opina mi madre, yo preferí mis paredes sin tapicería, por lo que el color lila adorna dos de las 4 paredes, mientras el blanco, el resto. Suspiro, pasando al lado de mi pizarra, con fotos con todos mis conocidos de Minnesota. Igual que en mi corazón, tienen su espacio a donde quiera que voy.

Llegamos a la cocina, donde ayudo a poner los cubiertos sobre la mesa y el jugo de manzana. Cuando ya todo está puesto por los tres, comenzamos a comer, entre los típicos chistes de papá de Henry que no son graciosos, pero nos dan risa y los chismes de famosos que mi mamá siempre se entera y conoce como si hubiera estado allí. Yo solo opino o agregó anécdotas sobre sus conversaciones, muy ocupada, disgustando el bistec encebollado con ensalada de papas y zanahorias, mítico de mi madre.

Luego de terminar y proceder a lavar todo lo utilizado, les recuerdo sobre el pícnic que llevamos días planificando. Mi mamá, fregando, dice que Henry está muy ocupado, pues aunque sean vacaciones, él sí que trabaja. El recién nombrado, secando todo con un trapo, se queja de que pedirá vacaciones en lo que sienta que sus jefes no lo quieran matar. Yo río, guardando cada cosa seca en su lugar.

—Bueno, personas que viven conmigo, voy a casa de los Holland —digo, después de culminar todo. Hago un saludo militar, solo para agregarle más gracia a mi anuncio.

—No nos sorprende —exclama mi madre, mientras se seca las manos en su delantal para lavar platos.

—Suerte, como siempre. —Henry y mi madre me dan un beso en la frente, antes de encaminarme a mi destino.

Hace menos de un mes, Nicola me dio una llave de la puerta de su casa. Me sorprendí muchísimo y me sonrojé aún más. Sin embargo, me negué a aceptarlo. Es su hogar, su lugar personal, de su familia... y aunque yo pasé mucho tiempo allí, me apenaba tener tal privilegio. Aun así, Nicola insistió en que era necesario, por alguna emergencia, tanto de su familia como de la mía. Después de una pequeña charla, acepté, pero luego de que lo hiciera, me dijo que podía utilizarla cada vez que quisiera venir, pues ya tenía la confianza para eso.

The Older Brother. (#1 Bilogía Brother) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora