7. Él sin su remera

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Invierno

Al fin puedo estar tranquila, espero que Verano no regrese nunca más, ahora solo me queda esperar a Primavera.

Hago una pausa.

¿Y si tiene razón? ¿Y si Primavera no aparece?

No, debe ser una equivocación. Verano debe estar tan loco, que seguro tiene un error en su estúpido cerebro.

Vuelvo a caminar cerca de la orilla del mar, levanto la vista y frunzo el ceño.

La tranquilidad se acabó.

Visualizo al pelirrojo, surfeando una ola, parece que lo disfruta. Ignóralo, ignóralo y vete. ¡¿Cómo puedo ignorarlo?! ¡Está sin remera!

Otra vez.

¿Cuál es el problema de mis ojos de quedarse mirando ese torso?

Es una estupidez.

Sale del agua y se me acerca con la tabla en la mano. Encima esa sonrisa en su rostro ha regresado ¡¡No lo soporto!!

―Hola ―dice sin nada más que agregar.

Me cruzo de brazos.

―¿Qué quieres? Ah no, no me digas ¡Ya sé! El círculo mágico, la respuesta es no ¡Listo! Te puedes ir. ―Señalo el mar.

Veo como toda el agua que cae de su cuerpo, desaparece en un instante. Lástima, se acabó la buena vista. Me detengo al darme cuenta de lo que estoy pensando ¡¿Qué vista?! ¡¿De qué estoy hablando?!

―¡¡Ponte la remera!! ―agrego.

―No está aquí ―exclama pensativo―. La verdad, no me acuerdo dónde la dejé ―Se ríe―, y no me voy a ir ―aclara.

―Eres irritante. ―Entrecierro los ojos.

―Y tú una amargada, pero no me quejo ―Sonríe y levanta su mano―. Creo que empezamos mal, ¿tregua?

―No ―digo directo y de manera seca.

―Hablemos ―insiste.

―No me vas a convencer y no te daré el círculo mágico ―le aclaro, no voy a caer en su trampa―. ¡¡Y busca esa remera de una vez!!

―No te estoy intentando convencer, solo quiero hacer las paces contigo. ―Vuelve a ofrecer su mano y viendo que no la acepto, agrega―. De acuerdo, iré a buscar la remera.

Cambio de estaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora