— ¡Holaaaaaa! —hablo el castaño, entrando a la casa de Sehun.
Si, ahora eran más cercanos.
— Hola, Baek —sonrio desde el suelo donde estaba tirado.
— ¿Qué haces en el suelo?
— Esta más fresco aqui y ya no soportaba la espalda —se quejo y se puso de pie para caminar hasta el mayor y abrazarlo—. ¿Trajiste los libros para estudiar?
— ¿En serio veniamos a estudiar? —pregunto, sonrojandose.
Sehun no entendio que quiso decir.
— Olvide los libros.
— No importa, puedes usar los mios.
Baekhyun lo beso.
Solo eran piquitos amistosos.
Pero aceleraban su corazón como si estuviera sufriendo taquicardía.
«Podría besarle toda una eternidad».
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