08

5.9K 295 4
                                    

Acepto salir con el socio de mi padre. Resulta que el chico no tiene mi edad, de hecho, ni siquiera se acerca; tiene 22 años y pronto 23. Bastante joven para ser socio de mi padre, un chico de tez blanca y cabello castaño, ojos marrones y cuerpo bien definido. Hablamos mientras estábamos en el hospital, es realmente agradable. Quizás si no fuera el socio de mi padre hubiéramos podido ser amigos.

Estoy en mi habitación tratando de encontrar algo en mi armario, haber aceptado salir con el joven, que lleva por nombre Kendall, me hacía sentir realmente nerviosa debido a que no recuerdo la última vez que salí con un chico, sin contar a Cameron.

Entro a la ducha luego de encontrar la pieza perfecta; un conjunto bastante casual. Quizás lo que había escogido resultaba ser  atuendo algo anticuado, pero no es una cita, él sólo me llevará a salir porque mi padre se lo sugirió, ¿y cómo negarse?. El chico no tenía escapatoria, y yo tampoco.

Termino de vestirme y colocar algo de maquillaje en mi rostro debido a que el moretón aún se nota un poco. Bajo las escaleras y luego de unos minutos escucho el timbre sonar.

—Buenas tardes, señorita Johnson —saluda el chico con una gran sonrisa en su rostro.

—Buenas tardes —contesto tímida.

Cierro la puerta de la casa y camino junto a él hasta su auto. Abre la puerta para mí y sonrío por la acción, subo al vehículo y segundos después Kendall está a mi lado colocándo el auto en marcha.

Kendall utiliza ropa un tanto formal, no sé si se viste así por el lugar al que me llevará o simplemente ya es costumbre para él.

—Háblame de ti —pide él.

—Creo que no es mucho lo que se pueda saber sobre mí —contesto.

Él me mira confundido y no opina, lo respeta. Minutos más tarde aparca el auto, Kendall y yo bajamos y puedo observar a mi alrededor lo que parece ser un parque; hay personas por todas partes, niños corriendo junto a sus perros, otros con patines. Un lugar realmente agradable.

Camino junto a él hasta unas bancas que están alrededor de este. Lo observo detenidamente y surge un silencio incómodo.

—Soy estudiante —decido responder a su pregunta anterior.

Esta vez es Kendall quien me mira detenidamente como si no supiera de qué estoy hablando.

—Tu padre lo comentó —responde segundos después.

No puedo evitar morder mi labio inferior. Me es realmente incomodo cuando mencionan a mi padre, él sabe ganarse la confianza de todos y aparenta ser el hombre que no es; íntegro.

— ¿Por qué me has pedido salir contigo? —pregunto—. Pudiste haberle inventado una excusa a mi padre para no hacerlo.

— ¿A qué te refieres, Daka? —pregunta confundido.

—Me refiero a que no porque mi padre sea tu socio significa que debes hacer todo lo que él diga  —contesto.

Él me mira de nuevo detenidamente por unos segundos y se muestra un tanto ofendido.

— ¿Así que crees que sólo seguí las órdenes de tu padre? —pregunta y yo asiento sinceramente—. Déjame decirte, Daka, que no te invité a salir por esa razón. Simplemente creí que podrías distraerte un rato de la situación por la que estás pasando, pero si lo deseas puedo llevarte de vuelta a casa —dice él con sinceridad y yo niego lentamente.

—Lo... Lo siento —susurro.

No responde.

Observo el paisaje; siento la brisa en mi rostro y cómo mi cabello se mueve, las hojas de los árboles caen, los pequeños niños siguen corriendo por todos lados. Me gusta este lugar.

— ¿Quieres ir por un helado? —pregunta Kendall y yo asiento con una sonrisa.

Estoy con Colton en su casa. Sus padres han salido por asuntos de negocios y llegan tarde.

—Había olvidado comentarte algo —digo.

Estámos en su habitación y Colton se está fumando la mitad de un cigarrillo que había dejado.

— ¿Qué cosa? —pregunta curioso.

—Hace poco me encontré a Daka en el parque y aproveché para disculparme con ella —informo.

— ¿Daka?, ¿quién demonios es Daka, hermano? —pregunta totalmente confundido.

Idiota

—Es la chica con la que tropecé aquel día en la cafetería, idiota —contesto con irritación.

—Hermano, ¿cómo puedes pretender que la recuerde?, ni siquiera recuerdo a las chicas con las que me he acostado, mucho menos a alguien que apenas y he visto —responde él terminando de fumar el cigarrillo.

Más idiota aún

—A veces me pregunto cómo es que sigues siendo mi amigo —murmuro.

—Tengo una respuesta para eso y es simplemente porque, ¡me amas! Soy tu mejor amigo de toda la vida, ¡no podrías vivir sin mí!  —dice elevando sus manos y no puedo evitar reír por lo idiota que se ve.

—Si claro, como digas —contesto entre risas.

—Mejor olvida a la tal Daka y enciende otro cigarrillo —dice y yo asiento sacando la cajetilla.

A Thousand Years. |Terminada|Where stories live. Discover now