la confabulación de Scarlet y su madre

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Llegamos a la mansión. Bruce me toma de la mano y entramos. Despierta lo esperaba su tía Ann, esta señora me daba muy mala espina.

Se acerca a Bruce —Cariño, te esperaba, ya es muy tarde, debes descansar, mañana será un día muy ajetreado para todos y especialmente para ti — pronto fija sus ojos muy maquillados sobre mí. — ¿Te quedaras a dormir? — acaricia mi cabello mientras me pregunta, su mirada es penetrante y logra intimidarme pero Bruce se adelanta y responde por mí. — Si tía, ella es mi invitada—

—Haré que le preparen la habitación de huéspedes— y salta sobre mí, tomándome por los brazos, deslizando sus manos hasta mis muñecas, logra que suelte la mano de Bruce —Debes estar muy cansada, es tarde y es hora de dormir— me llevaba casi arrastrada, cuando Bruce intercede tomándome de la cintura haciéndome regresar hacia él.

—Tranquila tía yo me ocupo de Amelie— y me zafa de su agarre y me lleva con él hacia una inmensa habitación de juegos, bajo la mirada aguda de la tía, a quien no le gustó la idea de dejarnos solos. A pasos rápidos vuelve a tomarme por el brazo más fuerte que antes, hasta lastimarme.

—No te preocupes cariño, es un placer para mí ayudarla, deja todo en mis manos, la ubicaré en la mejor habitación para que descanse— no suelta mi brazo y me obliga a avanzar con ella hacia la habitación.

Bruce permite que me lleve, voy avanzando con la insistente tía que no me suelta y enreda sus dos brazos en el mío, mientras volteo a verlo y me guiña un ojo gesticulando con los labios lo que quiere decirme — Iré a buscarte—

Estando a solas con ella en la habitación, me dice —traeré un pijama limpio de Sara o de Scarlet para que te cambies para dormir— la habitación es enorme y muy hermosa con todas las comodidades un enorme televisor plasma una computadora sobre una mesa, aire acondicionado y pisos alfombrados.

Rápidamente llega con un pijama de pantalón y camisa manga larga, me la extiende bajo una mirada maliciosa que me estremeció.

Esboza una sonrisa fingida y pregunta — ¿Eres novia de Bruce? —

— ¡No! Somos amigos— respondo rápidamente.

— ¡Qué bueno! Mi hija Scarlet y Bruce se gustan, y será su pareja en la fiesta, ella está muy enamorada y no quisiera que nada la hiciera llorar —

Sabía que todas estas indirectas estaban dirigidas a mí. Ya entendía el comportamiento de esta señora.

—No se preocupe señora, no tengo ningún interés en él— Miento, Bruce me atraía mucho, trato de simular que enterarme de eso no me ha afectado y me adelanto a preguntarle —Puede hacerme el favor de pedirle a su chofer que me lleve al internado—. Le digo con la tabulación en mi corazón.

—Claro cariño, yo iré contigo hasta allá para que no tengas problemas para entrar...— una sonrisa malintencionada se dibujó en sus labios —Lo digo por la hora. ¿Entiendes? tal vez si vas sola no te dejen entrar—.

—Gracias señora— Casi la voz no me salía y la tristeza en mi rostro era evidente.

Ella retira el pijama de mis manos y lo coloca sobre la cama y me dirigió velozmente tomada por los hombros hasta el garaje.

La señora hábilmente me llevó hacia el auto y me dejo sentada mientras iba por el chofer, pero antes paso a buscar a Scarlet para que se fuera a dormir a la habitación donde me había ubicado antes y le dio instrucciones clara que no dejará entrar a Bruce, si llegaba a tocar la puerta que tendría que fingir mi voz para que no la reconociera y se fue a hablar con Bruce para terminar de completar su plan.

En los zapatos de CinderellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora