7. ¡Ayuda!

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{Narra Jotaro}

Me costó mucho trabajo conciliar el sueño aquella noche, hasta que a eso de las 3 a.m. pude finalmente quedarme dormido.

Desperté cerca de las 11 de la mañana, pensando que quizá había soñado todo lo que había pasado el día de ayer, sin embargo cuando tomé mi teléfono y vi que aun tenía sin abrir los mensajes de Kakyoin, me di cuenta que todo había sido real. Había pasado. No estaba soñándolo.

Me levanté a desayunar algo, pues al fin me había entrado algo de apetito. Llegué a la cocina y me encontré con una nota de mi mamá sujeta con un imán al refrigerador:

"Mi pequeño Jotaro:

Espero que te sientas mucho mejor hoy. Con tu abuelo salimos a hacer unas compras para la casa, probablemente lleguemos en la tarde. Te dejé de dinero para que pidas algo de comer, ya que no quedó cena de la noche anterior.

Un beso, mamá."


Me causaba un poco de gracia que, aun teniendo 20 años, mi mamá siguiera diciéndome "pequeño" considerando que soy bastante alto y ancho de cuerpo, sin embargo ya estaba acostumbrado a ese tipo de cosas.

Luego de desayunar, volví a mi habitación con el objetivo de estudiar un poco para mi último examen, sin embargo no pude. Me era imposible concentrarme con la avalancha de imágenes que se me venían a la cabeza de lo que había sucedido ayer. No dejaba de sentirme culpable por mi comportamiento tan infantil, pero a la vez, no sabía como enfrentar lo que me estaba pasando.

Había besado a un chico que apenas conocía y me había gustado, me había gustado mucho. Nuevas imágenes se venían a mi cabeza de otro encuentro con Kakyoin, en el que ambos llegábamos más lejos. Nuestros besos se hacían más intensos y de un momento a otro estábamos en mi habitación besándonos de manera apasionada, sin dejar de tocar nuestros cuerpos.
Comencé a sentir como toda la sangre que tenía en la cabeza comenzaba a bajar para concentrarse en un solo lugar, y fue ahí cuando decidí frenar mis pensamientos de golpe.

¿Qué carajo me está pasando? ¿qué clase de pensamientos son esos? algo debe estar muy mal en mi, y no puedo permitir que siga pasando.

Tomé mi teléfono en busca de ayuda, necesitaba comentarle esto a alguien, era demasiado para mí. Con las manos temblorosas, marqué el número de Polnareff, y esperé un buen rato hasta que me contestara.

¿Hola? se escuchaba la voz de Polnareff por la otra línea, bastante apagada.

—¿Pol?

¿Quién habla?— preguntó algo dubitativo y desconcertado, al parecer estaba durmiendo y lo desperté.

—Jotaro, ¿estabas durmiendo?

Jotaro, qué carajo quieres. Estaba tratando de descansar un poco...

—Parece que te excediste en la celebración ayer, ¿no?— recordé que me había invitado a beber algo con él por ahí para celebrar que habían terminado sus exámenes. Al parecer fue de igual manera, su voz se escuchaba terrible.

Now I know what love is (JJBA)Where stories live. Discover now