Sol Benson | Soy Luna 2

(27) El oscuro pasado

—¿Qué hacen ustedes aquí? Váyanse ahora mismo— reclama Sharon.

—Sáquenlos de aquí están interrumpiendo el juicio— pide el abogado de Sharon.

Mónica y Miguel se limitan a presenciar la escena tristes. Saben que el juez le daría la custodia a Sharon. Mónica se limita a aguantar sus lágrimas.

—¡Alto! ¡Tengo pruebas! ¡Tengo pruebas!— exclama Pablo antes de que lo saquen.

El juez les hace señas a los guardias de que paren—. ¿Pruebas de qué?

—Pruebas de que ese monstruo, Sharon Benson— apunta a la mencionada—. Provocó el incendió en la mansión Benson.

La audiencia, los abogados, el juez y todos en la sala miran a Sharon quien abre sus ojos sorprendida.

—Lo escucho— dice el juez.

—Tengo esto— saca de su bolsillo un encendedor antiguo con las iniciales «SB» en el, un poco más abajo dice propiedad de Sharon Benson—. Sharon lo utilizo para encender las llamas aquella noche, se encargó de hacerlo desaparecer pero mi amigo Roberto, que en paz descanse, lo encontró.

—¿Qué? ¡Eso es rídiculo! ¿Para que asesinaría a mi hermana y a Bernie? Yo los amaba— reclama Sharon.

—Un monstruo no ama, estaba tan celosa de la relación de su hermana con Bernie, de que el se hubiera quedado con ella que decidió acabar con su felicidad. Echó combustible y lanzó el encendedor. Roberto se encargó de llevar a Sol a México, ya que quizás que cosas le haría.

Sharon comienza a retroceder aún sin creerlo ¿Después de tantos años alguien sabía la verdad?

***

Luna pasa por el bar del Jam & Roller buscando a Lucas quien se merece unas disculpas por lo de ayer. Va con otro de los vestuarios de Sharon, un vestido color amarillo.

—Wow Luna, creo que te hicieron un fashion emergency— menciona Jazmín admirando el vestuario de Luna.

—Bueno la señora Sharon me compró algo de ropa y no me pude negar— dice Luna alzándose de hombros.

—Pues me encanta, te ves súper chic, no como antes. Digo no es por nada pero tú ropa estaba súper mega out.

Ambar, quién está sentada en una silla del bar voltea a unirse a la conversación.

—No la halagues tanto Jazmín, aunque la mona se vista de seda...— insinúa Ambar.

Luna no entiende el porque de su comportamiento. Hace un tiempo estaba muy amable y ahora se volvía a comportar como cuando se conocieron.

—¿Ambar que intentas decir con eso?

—Tómatelo como quieras— dice ella tomando su licuado.

—Sabes que, me equivoque contigo, pensé que podías cambiar. Pero no, sigues igual de horrible por dentro. Puedo cambiar de apariencia físicamente pero lo que tú tienes adentro no lo podrás cambiar nunca—. Luna se va de allí rápidamente a la pista.