Trece

1.9K 116 46
                                    

6:00 am

Odiaba los lunes después de las vacaciones, levantarme a esta hora, bañarme, cambiarme, desayunar, bla, bla, bla. La misma rutina de siempre, era agotador, encima en el trabajo tenía que aguantar al viejo verde de mi jefe con sus "¡Donnart, los papeles!" o "Donnart ve a fotocopiar estas páginas". Y literalmente eran como quinientas hojas, pero eso no era lo peor. Lo peor era que en la oficina en que yo me encontraba hacía demasiado calor, pero no se podía prender el aire acondicionado porque... porque no sé, pero nunca dejaban hacerlo.

¿Cabe mencionar que volví a soñar con aquel tipo y que luego de eso no había podido volver a dormir? Dicen que sueñas con lo último que estás pensando, no estaba tan segura de eso, pero bueno, ahora lo único que quería saber-, ¿quién eres?-, no me acordaba de haberlo visto alguna vez. De repente, solo era alguien de mi "vida anterior" , pero seguro que no era nadie importante, estoy segura de que si lo fuera me acordaría de él. Claramente, ¿no?

Las ruidosas calles no son un impedimento para que dejara de pensar en mis cosas y que muchos taxistas me tocaran el claxon y gritaran cosas como "¡Ten cuidado, niña!" Idiotas, ¿a caso nadie podía irse por un segundo pensando en sus propias cosas?

Vuelvo a la realidad cuando entro a la empresa, y si antes estaba desganada, ahora lo estoy más. Todas las caras gritan cansancio, algunos deberían ir a operarse esas gran bolsas que tienen bajos los ojos. Muchos caminan despacio y otros llevan un café en la mano, y para colmo, todo el ambiente era gris y blanco. Genial.

-Donnart-, habla mi jefe: Gerard McCartney, un hombre regordete y de baja estatura que lo único que hacía era coquetear con las meseras con su "seductora" sonrisa. Aún recordaba cuando estábamos cenando en el Enigmatic Palace por asuntos de trabajo y una chica de cabello rubio y ojos celeste potente; la típica barbie; se acercó a nuestra mesa para pedir la orden. Seguramente el peor error de toda su vida, de seguro que ya habrá renunciado la pobre, hasta a mí me causó pesadillas esa cara de "todo un seductor". Ew, hasta me daba escalofríos de tan solo pensarlo.

-Buenos días, señor McCartney-, le sonrío y de inmediato me manda a la zona de fotocopiado con los papales que me acaba de entregar. Viejo verde. ¿Tanto le costaba decir un "por favor" o un "gracias?

***

-¿Vamos?-, exclama con una inmensa sonrisa en el rostro. Nate siempre venía después de su trabajo para recogerme-, muero de hambre-, rodé los ojos y le golpeé el hombro. Este chico nunca paraba de comer-, ¿qué tal tu día?-, preguntó burlescamente, él sabía perfectamente cómo era todo.

-Cada vez amo más este trabajo-, nótese el sarcasmo. Si fuera por mí ya no volvería a este lugar, pero necesitaba dinero para mis planes futuros. Quería ahorrar, quería que a mi hijo nunca le faltara nada, bueno, primero quería conocer a alguien y después tener un hijo.

-¿Y cómo está Thais?-, le pregunté con una sonrisa recordando que ayer había sido un día ajetreado. De aquí para allá, sube o baja las escaleras, todo para buscar el disfraz perfecto que por supuesto nunca encontramos.

-Está demasiado entusiasmada. Me dijo que si no conseguías un disfraz para mañana ella escogería por ti-, rodé los ojos-, y no, no estoy bromeando-, junté mis cejas-, lo siento. Me obligó a que me lo escribiera en la mano-, reí, a veces ella podía ser tan molesta.

-¿Me ayudarías?-, pregunté anhelando su ayuda. No quería enfrentarme sola al monstruo.

-No la ayudes, tiene que hacerlo sola-, volvió a leer. Está bien, oficialmente era una completa pesada.

Adicto A TiWhere stories live. Discover now