Intentar que una relación funcione mientras ambos son Cazadores de Vampiros es algo complicado. Sobretodo cuando tienes tantos enemigos que no sabes de quien cuidarte realmente.
Demian y Mónica son cazadores desde hace mucho tiempo. Cinco años despu...
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Capítulo 12
Rumores
Desperté abriendo mis ojos poco a poco, mi vista fue volviendo a la normalidad. Junto a mí una figura se inclinó. Dejó salir un suspiro de alivio. Su cabello negro brillaba bajo la luz de la habitación. Lucía algo mojado, sobretodo en las puntas.
— ¿Cómo te sientes?—en lugar de haber paredes, había cortinas blancas. Supe donde estaba. En mi brazo izquierdo una aguja se encargaba de que el líquido de la bolsa entrara directo a mis venas—Tonterías del personal de enfermería. ¿Te lo quito?
—No—contesté. Ambos conocíamos mi temor a las agujas pero imaginar a Demian moviéndola en mi brazo era peor— ¿Qué pasó?
—Eso debería preguntarte—acercó una silla a la cama donde estaba. Aparté la sábana de mis piernas, estaban desnudas y en la derecha se encontraba una venda cubriendo la herida donde había estado la flecha. Una cinta transparente la sujetaba para que se mantuviera en su sitio—Perdiste mucha sangre, Mónica.
— ¿Te preocupaste por mí?—cubrí mis piernas de nuevo. Suspiró serio—Cierto, arruiné tu cita.
—No quiero hablar de eso ahora...
— ¿No quieres escuchar la verdad?
—Mónica...
—Oh, ahora es el amor de tu vida...
— ¡Cierra la boca!—me sorprendí mirándolo bocabierta—Maldita sea, Moni. No me veas así—aparté la vista. ¿Demian me había gritado? Nunca antes lo había hecho. Ni siquiera cuando era insoportable—Sí, me preocupo por ti y antes de que digas que no debo hacerlo, no puedo dejar de hacerlo.
— ¿Qué pasó con Carol?—susurré sin mirarlo. Su actitud no era normal.
—La escuché decir cosas...
— ¿Qué cosas?
—Cosas—se encogió de hombros. Miraba sus manos. Fruncí el ceño, si Demian no quería contar algo entonces no lo haría.
Esa era la diferencia entre el Demian falso y el Demian verdadero. Aquel parecía más dulce y éste tan...él. Miré una de las cortinas, la enfermería de la mansión era espaciosa y grande. Nunca había visto a mi madre en ella. Cada habitación era igual a las demás. Las cortinas eran las paredes.
—Era él.
— ¿Quién?—giré mi rostro encontrándome con su mirada.
—Santos. Él asesinó a Millan.
— ¿Estás segura?
— ¿Quieres que regrese con él para grabarlo con mi celular?—usé su sarcasmo—Recuerda lo que hablamos en la cafetería.
Se cruzó de brazos inclinándose hacia atrás apoyando su espalda de la silla. Hubo un largo rato de silencio, no había tensión en el ambiente, miré la bandeja que había a pocos centímetros con algunos objetos médicos. Intenté mover mi pierna haciendo una leve mueca de dolor.
