Capítulo 1: Escalofríos.

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La mañana se sentía fresca, eso sólo significaba una cosa. La tormenta de ayer había sido intensa, toda la semana había intensa a decir verdad, las lluvias no dejaban hacer ni un respiro. Esto era la clase de sensación que se apodera de ti después de que la lluvia torrencial cesa y sólo queda su recuerdo. Hasta cierto punto, la calma se sentía libre.

Suspiré cepillando mi cabello, y sonreí. Hoy me sentía muy optimista. Mi pantalón de mezclilla ajustado y mi blusa suelta de color blanco me hacían sentir segura. Eso era importante. Yo sería incapaz de estar bien todo el día si no comenzaba con el pie derecho.

Coloqué mi cepillo dentro del cajón de mi ropero, y me dispuse a revisar que todos mis útiles estuvieran en mi mochila y luego la cargué sobre mi hombro. Era lunes, inicio de clases, inicio de una semana en la que todo podría pasar.

Comencé a caminar fuera de mi habitación con una sonrisa cuando un ruido de algo cayendo contra el suelo se escuchó antes de que pudiera salir completamente. Me giré para ver qué era lo que había sonado pero todo estaba en orden. La cama azul cielo se encontraba tendida a la perfección y el buró se encontraba en perfecto estado con la lámpara apagada. Mi habitación no portaba demasiadas cosas, sólo contenía lo esencial para dormir, cambiarme, bañarme y ser yo misma. Mi habitación tenía un pequeño espacio en la pared donde guardaba las fotos de lugares a los que quería visitar algún día. También habían frases pegadas sin orden y los colores vivos se encontraban decorándolos. Todo lo demás era blanco en su totalidad.

Hice una mueca al no encontrar nada sospechoso. Seguramente había sido mi imaginación.

Salí completamente de la habitación y bajé las escaleras.

Hoy iba a ser un día largo.

(...)

Las clases transcurrían demasiado rápidas. El tiempo de cada módulo parecía volar con impaciencia y sin ganas de querer detenerse.

Era el intercambio de clases, y todos estaban felices -incluyéndome- porque sólo faltaba un módulo para concluir.

Antes de ir a mi salón, le pedí a mi amiga Lucille que se adelantara a la siguiente clase mientras yo continuaba caminando por el pasillo en busca de mi casillero. No quería que ella se atrasara por un pequeño capricho mío. Yo en realidad prefería guardar los libros que no iban a servirme, en lugar de cargarlos. Era uno de los muchos defectos que tenía, era una floja sin remedio.

Me mordí el labio inferior. Estaba tardando demasiado.

Me resultaba un poco difícil definir cuál era mi casillero porque todos eran grises y ninguno tenía un nombre para que pudiéramos identificarlos.

En éste momento "la igualdad" podía no ser la política más adecuada.

Suspiré con cansancio al no encontrarlo. Los pasillos comenzaron a quedarse vacíos así que decidí ir a mi clase. No podía llegar tarde el día de hoy.

Caminé con la mirada fija en el suelo mientras contaba mis pasos. El camino de regreso parecía ser más largo de lo usual. Aumenté la velocidad de mi paso y mi cuerpo chocó con el de alguien.

-Lo siento. -Dije alzando mi cabeza para mirar a la persona que había chocado.

Me quedé fría. El pasillo estaba vacío. Giré mi vista a todas las direcciones y nada.

Nadie había sido víctima de un leve choque por mi parte. Mis ojos se abrieron como platos y sentí un pánico lento asomándose por cada poro de mi piel.

- ¿Hola? -Pregunté con la voz temblorosa.

Parece que no... - Sacudí mi cabeza brutalmente.

DÉJÀ VU. » s.m. [CANCELADO TEMPORALMENTE]Место, где живут истории. Откройте их для себя