5.-El reencuentro con el Diablo.

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5.-El reencuentro con el Diablo.

Caminaron por el oscuro y poco iluminado pasillo. La respiración de Marcus se oía ansiosa y entusiasmada, estaba frenético de tener su objeto de deseo en su mano. Ella por su parte parecía tranquila, su respiración era tranquila (tal como le habían enseñado).

Cuando llegaron a su cuarto ambos entraron, había una especie de jaula y dentro estaba la joven que había desaparecido. La sala era de color blanco y bien iluminada, parecía las salas donde recluían a los pacientes peligrosos en la antigua clínica. Incluso tenia la cámara que grababa toda la sala.

Al entrar a la habitación Sabrina se quedo de pie frente a la reja mirando a la joven que se veía muy asustada. Se veía con cara de disgusto.

-¿Qué pasa amor mió?.-Susurro Marcus al oído, tanto que podía sentir el aire que desprendía por la boca en su oído.

-Ella sigue aquí.-Dijo con voz enfadada.

-Si no he podido cumplir con lo prometido, cariño.-Volvió a susurrarle, en tono que usan los padres para explicar a los niños algo incomprensible.

-Me mentiste.

-¡Mentir! ¿¡Mentir!? Todo lo he hecho por ti.- Le tomo del pelo muy fuerte, lo que le había dicho le hacia perder el control.-Desde que te fuiste solo pensé en ti, espere el momento en que volverías a mi. –La giro de un golpe dejándola frente a él.-Tú me engañaste. Estuviste con otros, incluso has sufrido por otros hombres.-La abofeteo con tal fuerza que la tiro al suelo.- Te haré pagar por el sufrimiento que he tenido.- Empezó a darle patadas en el estomago y otros golpes.

 De repente paro, su respiración estaba agitada la chica que estaba prisionera seguía gritando y llorando. Sabrina no se quejo no iba a darle esa satisfacción.

Marcus le dijo a Sabrina que entrara. Cerro el candado. Ella se acerco a la reja y le miro a los ojos con mirada fría.

-Cámbiate de ropa, yo iré a preparar todo para nuestras velada.-Dijo sonriendo, el entusiasmo era evidente. Luego se fue.

Sabrina se acerco a la chica que estaba en el camastro sentada acurrucada con las piernas recogidas, ella se sentó a su lado en la misma posición. Metiendo su cara en las rodillas. Le dolía todo el cuerpo de la paliza recibida, incluso tenia algo de sangre que caía por el labio que se mordió para que dejara de sangrar. Tranquilamente y con voz suave y baja le dijo a la chica, que estaba a su lado tan asustada y paralizada que apenas se le oía respirar.

-Soy Sabrina del FBI, no te muevas. Nos esta grabando y seguro que hay micrófonos. Necesito que me escuches, así podré sacarte de aquí.

Cuando me venga a buscar, tienes que escapar. Te dejare algo para abrir el candado por si no puedo conseguir las llaves de la puerta, ves por el pasillo primero a la derecha y luego dos veces a la izquierda. ¿Me entiendes? Si es así haz como si lloras.-La chica hizo como le indicaron.- Afuera esta mi coche las llaves están en el suelo de la entrada del coche. Sigue el recorrido del GPS y estarás a salvo. Ahora necesito que me des tu ropa.

Sabrina se puso de pie frente a la joven asustada. Se dirigió a ella con voz fuerte y autoritaria.

-Necesito que me des el vestido, es mió. Marcus lo preparo para mí.- La joven la miro asustada y temerosa ante la voz fría de la agente.- Venga rápido, es a mí a quien espera.

La joven se levanto lentamente y empezó a sacarse el vestido que Sabrina se puso y ella le dio su ropa a la joven. Su camiseta azul marino y tejanos azules. Se notaba que Marcus había escogido a esta chica ya que tenían las mismas medidas  de ella. Una vez que se cambiaron la ropa, las jóvenes se volvieron a sentar. Sabrina se saco la coleta, liberando una pequeña herramienta que escondía, la copio y se la paso a su compañera de celda con la mano a través de la cama, la chica lo escondió. Ambas se perdieron en sus pensamientos mientras esperaban que su captor venia por ellas.

Obsesion de una mente criminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora