Capítulo 7

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La multitud nos mira sin ocultar su sorpresa. Desde hace años, el distrito no ha presenciado de cerca todo el revuelo que los vencedores causan.

Siempre hemos sido los primeros en recibir a los vencedores al comenzar su gira, pero nada interesante ha sucedido hasta ahora, pues ninguno de ellos pertenecía a nuestro distrito. Mirarnos a nosotros resulta toda una novedad.

—Te extrañaré mucho patito— murmuro al oído de mi hermana, mientras la abrazo con fuerza, los centímetros que ha crecido resultan útiles para no tener que agacharme tanto. La estrujo entre mis brazos el mayor tiempo posible, después de todo, ella es el motivo para lo que tendré que hacer.

—Me contarás todo lo que veas y.....¡Te extrañaré mucho!— me dice, sus bracitos me aprietan más contra ella en un intento por no soltarse a llorar. Al parecer, mis malos presentimientos la han alertado.

—Volveré antes de que te des cuenta— le prometo, separándome a regañadientes. Mamá coloca un brazo sobre ambas antes de soltarnos definitivamente. Effie parece impaciente con nuestras despedidas, mientras echa miradas esporádicas a las personas del distrito y luego al tren.

—¡Katniss conocerá todo el país!— chilla Vick, el hermano menor de Gale, la ilusión brilla en los ojos de los últimos dos pequeños y no puedo dejar de comparar al mayor, Rory, con Gale. Su personalidad es más suave, pero tiene la convicción férrea de su hermano y su seriedad.

Rory hasta ahora se ha mantenido a una distancia prudente de nosotros en cuanto las cámaras aparecieron y la seriedad que adquirió su rostro desde entonces, combinándose con la desconfianza a lo diferente que la gente del Capitolio se ve le da el mismo aire misterioso que a mi amigo, contrario a sus dos hermanos menores que son mucho más habladores que él.

Si poder evitarlo, el recuerdo de Gale hace que la cabeza me de vueltas. Siento que, de poner el suficiente empeño en ello, puedo recordarlo con explícita perfección. A él... Y sus labios sobre los míos.

Inevitablemente, agradezco que no esté aquí hoy. Verlo ahora, después de todo lo que ha pasado entre los dos solo me haría recodar con más fuerza la amenaza del presidente.

Posy me pide que la coja en brazos una última vez y sin poder negarme, termino aceptando, echando una mirada sobre el hombro para buscar el paradero de Peeta.

La multitud de habitantes del 12 que vino a vernos creció a último momento y me es un tanto difícil encontrarle. Al primero que veo es a su padre, lo que me hace pensar que él estará cerca y sí que lo está, pero no solo. A la que ahora identifico como Delly, su amiga, está colgada de su cuello, haciendo que él tenga que bajar los centímetros que le gana, riéndose con ganas.

Una escena muy pintoresca, en realidad. Los brazos del panadero se ciernen alrededor del cuerpo de la chica aplastando sus rizos rubios contra su espalda mientras ella se remueve animosamente, como si fuese incapaz de dejar de hablar.

Peeta sonríe genuinamente a sus palabras, mientras murmura quién sabe que cosas a su oído, aprovechando la extrema cercanía entre ambos. Demasiado juntos para mi gusto. Casi puedo escuchar la risa de la chica, aguda y demasiado alegre, taladrándome los tímpanos. Una despedida eufórica, pienso. ¡Eso es justamente lo que no necesitamos!

De mal humor ante la escena, no puedo evitar emitir un débil gruñido de desaprobación, llamando la atención de mis acompañantes. Incluso los niños parecen haber caído en cuenta de mi molestia, así que tengo que apartar la vista y concentrarme en otra cosa que no sea las miradas inquisitivas que me dan al descubrir qué es lo que miraba. Prim me toma del brazo, frotando su mano sobre mi piel con suavidad, aunque puedo jurar que está sonriendo.

El Resplandor Del Sinsajo (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora