Capítulo 5

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Taylor sonrió mientras se ponía cómodo en la limusina que había alquilado para aquella noche.

La llamada que había recibido un rato antes de Stuart lo había puesto de buen humor. Las cosas estaban saliendo tal y como él había planeado. Pensó en la oferta que iba a hacerle a _______ y sintió una oleada de calor. La idea de hacerle el amor con el fin de que le diese un hijo hizo que le ardiesen las entrañas. Aunque sabía que ella no querría aceptar su propuesta.

Volvió a sonreír. No le cabía la menor duda de que lo rechazaría, de que lucharía contra él con todas sus fuerzas, y, por eso mismo, Taylor estaba decidido a no darle opción. No si ella quería conservar el viñedo de su familia.

Miró por la ventana tintada de la limusina y disfrutó de la belleza del paisaje del valle de Napa. Se había enamorado de California la primera vez que había estado allí, con una beca para asistir a la Universidad del Sur de California. A pesar de adorar Atlanta, California se había convertido en su lugar de residencia permanente. Después de licenciarse en económicas y realizar un MBA, había comenzado su carrera en la banca con una de las instituciones financieras más prestigiosas de San Francisco.

Le encantaba volver a Atlanta cuando había reuniones familiares, pero siempre estaba deseando regresar a Sausalito, la pequeña ciudad costera situada al otro lado del Golden Gate. La ciudad solía compararse con las de la Costa Azul debido a su estilo mediterráneo y a sus impresionantes vistas.

La casa de Taylor era una estructura elegante de dos pisos con un terreno de una hectárea y media y vistas a la bahía de San Francisco. No obstante, tenía que admitir que el valle de Napa era tranquilo y tenía encanto. Estaba alejado del ajetreo y el bullicio del tráfico y era un lugar idílico. El lugar perfecto para instalarse y formar una familia.

______ se miró en el enorme espejo, preguntándose por qué se estaba esforzando tanto en estar guapa aquella noche, aparte de porque iban a ir a Sedricks, un restaurante muy elegante.

Se giró levemente y sonrió. El vestido negro sin tirantes y escotado en la espalda se le pegaba al cuerpo, marcando unas curvas que tenía tendencia a olvidar cuando no iba vestida así. No recordaba la última vez que había tenido una cita de verdad con un hombre. Después del desastre de Robert Joseph, que había sido su profesor de la universidad y con el que había salido un par de años antes, se había acostumbrado a tener cuidado con los hombres, en especial con aquéllos que esperaban que las mujeres satisficiesen todas sus necesidades.

Tenía veinticuatro años y estaba en el último año de carrera en la Universidad de Los Ángeles, estudiando horticultura, cuando había conocido a Robert, que estaba divorciado y le sacaba quince años. Robert la había deslumbrado y habían estado juntos durante casi un año. Un mes antes de que ella se graduase, él apareció con la noticia de que había arreglado las cosas con su ex mujer e iba a volver con ella. ______ se había dado cuenta entonces de que no había sido para él nada más que un divertido pasatiempo. El dolor le había enseñado una valiosa y dura lección acerca de los hombres.

Inclinó la cabeza y el pelo, que le llegaba a los hombros. Rió al sentirse seductora. El sonido vibró en la habitación y le hizo darse cuenta de que llevaba semanas sin reírse. Le había afectado mucho ver en peligro el único hogar que había tenido, pero volvía a tener motivos para estar contenta.

— Estás muy guapa.

Se volvió al oír la voz de su madre y sonrió.

— Gracias, mamá. Me siento guapa esta noche. Y estoy deseando decirle a Taylor Lautner que no tenemos ningún motivo para vender el viñedo, por mucho dinero que nos ofrezca por él.

Su madre cambió el gesto, preocupada.

— Ten cuidado, ______*. Me da la impresión de que al señor Lautner no le gusta perder.

— A mí también me da la misma impresión, pero no me preocupa. Cómo se tome la mala noticia no es mi problema.

— Lo sé, pero aun así, ______*, es...

— Mamá —la interrumpió, agarrándole la mano—. No te preocupes. Sabré manejar al señor Lautner —sonrió y volvió a mirarse al espejo, pensando en lo arrogante que era el hombre con el que había quedado—. La cuestión es si él sabrá manejarme a mí.


Vino Y Pasión - Taylor Lautner Y Tú (HOT) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora