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私をプレイ

La casa de Tyler se sentía extrañamente fría, un frío que hacía tiritar al tintado aún cuando llevaba su chaqueta puesta.

El lugar estaba lleno, familiares del castaño inundaban el salón con tazas blancas en sus manos y prendas negras adornándoles.

Josh había terminado por subir las escaleras de la pequeña casa, yendo a la habitación del menor.
El tintado sonrío agrio al ver como el pequeño cuarto estaba igual a hace unas días que había ido a verle.

La cama desordenada, la portátil abierta y ropa amontonada en la silla que se suponía era para usarla cuando estuvieras en la pc.
Josh se sentó en la cama, levantándose de golpe cuando escucho algo crujir debajo de las sabanas.

Con cuidado y casi con temor levanto las cobijas, jadeando al ver como ligeras manchas rojas adornaban partes de las sabanas y cobijas.

El causante del ruido era un papel arrugado, tal vez Josh había causado eso con su trasero. Con cuidado lo desdobló y mordió su labio leyendo en voz baja el contenido.

"¿Josh?" El tintado recitó, tratando de dejar las lágrimas caer. "Quiero pensar que tú estás leyendo esto, espero que mamá no lo vea, no quiero que lo haga. ¿No se lo mostraras verdad?" Josh negó, claro, como si él lo pudiera ver. "Primero que nada, quiero disculparme por esas manchas, estoy teniendo un mal rato y la sangre no para. Creo que he..." no pudo terminar, su voz se había roto cuando miro las marcadas manchas que ensuciaban el papel.

«Creo que he hecho algo mal Josh. Si la sangre te molesta puedes dejar de leer. Pero antes quiero decirte que, debajo de donde guardábamos los condones, ¿lo recuerdas cierto?»

Josh sonrío, viendo cómo ya las lágrimas comenzaban a mojar el papel.

«Debajo de ahí hay una cinta, quiero que la reproduzcas en la vieja TV qué hay en el cuarto. Por favor, no quiero que nadie vea esto. Joshie, promételo. »

"Lo prometo." Dejo salir el tintado suspirando, buscando con la mirada la TV y después caminar al armario del castaño, buscando en aquella caja púrpura donde Tyler solía guardar los anticonceptivos cuando los necesitaban.

Una cinta desgastada tocó los dedos del tintado cuando por fin la encontró, con marcador negro y con letras chuecas había un pequeño. Reprodúceme