Capítulo 6. Suena complicado y... científico

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Capítulo 6.

Yaelis

Cerré la puerta detrás de mí y caminé hacia el laboratorio para hablar con Sindal.

Me quedo un poco más tranquilo tras haber hablado con Kindara viendo que ya está un poco más calmada. Aunque aún estoy algo preocupado.

Cuando entré en el laboratorio, Sindal estaba hablando con mi madre. Se me formó un nudo en la garganta al pensar qué nos haría si descubriera que hay una humana escondida en mi habitación. Tragué saliva.

—Madre, ¿qué haces aquí? —dije, segundos después de entrar, intentando que mi voz sonara firme.

—Sindal ha expulsado el cuerpo de la humana, una lástima, quería hacerle una autopsia a esa pequeña —mi madre parecía realmente decepcionada.

—Fui yo, madre —comenté—. Yo expulsé a la humana. —Vi la expresión de alarma de Sindal, pero no me importó y, al parecer, a mi madre tampoco.

—¿Eso que estoy viendo en la camilla de extracción es una toallas húmeda? —Se acercó a la camilla y tomó la toalla entre las manos, oliéndola— Es el líquido de la cápsula, ¿verdad?

Sindal y yo intercambiamos una mirada, alarmados.

—Madre —comencé—, fui yo. Me salpiqué por accidente con el líquido en el que estaba sumergida la humana, al ser la primera vez no sabía muy bien cómo hacerlo —recé para que mi madre se lo creyera y no hiciera mas preguntas.

—¡Sindal! ¿Has permitido que Yaelis viera a una terrícola en cueros? —La expresión de mi madre cambió a una de horror a medida que se acercaba adónde estábamos.

—Superiora, yo... —empezó mi amigo.

—Madre —intervine, cortando a Sindal—. Tengo casi seis eortex, soy lo suficientemente mayor para lidiar con los cuerpos humanos.

Mi madre suspiró.

—Lo comprendo, pero como adolescente en pleno desarrollo que eres no me gusta que vayas por ahí viendo chicas desnudas, humanas o no.

Me resultaba un poco raro, ya que, aunque me había ruborizado al comprender que debajo de la toalla Kindara estaba desnuda, no había sentido nada más. No había pensado en nada más. Quizá fuera por la situación.

—Madre, deberías saber que...

—Ah —me cortó—, no necesito saber ningún detalle escabroso de tus ratos a solas en tu habitación, jovencito.

—¡Madre! —Seguramente mi cara se había vuelto completamente azul—. No iba a decir nada de eso...

—En fin, me retiro, estar tantas iluminaciones intentando descifrar el cerebro de esa niña me ha dejado exhausta, una lástima que se haya desperdiciado. Sindal, limpia todo esto y, Yaelis, ayúdale.

Sin darnos tiempo a replicar, se marchó de la sala caminando de manera altiva.

—No me gusta que te hable así —le dije a Sindal, cruzándome de brazos.

—Piensa que podría haber sido muchísimo peor. Anda, ayúdame a limpiar o a ti te castigarán y yo me quedaré sin trabajo. —Se acercó a la camilla y la empezó a limpiar, después prosiguió—: Tenemos suerte de que no haya revisado muchas cosas. Las paredes tienen oídos, ¿sabes?

—¿Has pensado en algo para Kindara? —cambié de tema tras suspirar.

—Creo que puedo crear una especie de camuflaje para que se mimetice con los nuestros. Podría cambiar de aspecto según el momento.

DesaparecidaWhere stories live. Discover now