19. ¿Me vas a besar?

816 118 53
                                    

Los pasillos se hacían tan, tan largos que mis pasos parecían pesar y alejarse de mi destino.

Había ido a sorprender a Ryeowook a su salón cuando el murmullo de sus compañeros llegó a mis oídos.

"— Le han visto caerse de las escaleras.

—Parece que no ha comido bien hoy ni ayer. Por eso se queda estudiando en el aula, para no verle sin comida.

—Ahora todo tiene sentido.

—¿Se habrá roto algún hueso?"

Debí preguntarle más cosas los días que me dijo que no iba a poder venir a mi casa.
No pude evitar salir del salón con un pretexto falso y absurdo para poder ir en busca de él, necesitaba tanto verle y abrazarle...y ahora, ahora seguro está mal por mi culpa, por no haberme preocupado por las negativas que me daba o por el semblante que le veía las pocas veces de esta semana.

Era mi novio y yo no podía ni siquiera cuidarle bien.

Llegué a la enfermería.
Una señorita de cabello sujetado con una cinta roja me indagó de pies a cabeza.

—¿Se siente mal? —pregunta.

—No...yo...vine —no es momento de tartamudear, Jongwoon— ¿cómo está Ryeowook?

—Oh, el muchachito dijo que estaba bien. Le mandé a descansar, tal vez está en algún lado del jardín. ¿No deberías estar en cla...? ¡Oye!

No escuché más, simplemente cuando doble la esquina del pasillo supe que debía dirigirme hacia aquel pastizal donde siempre nos encontrábamos, aquel que ya hace más de 2 meses no visitábamos juntos.

Mis piernas no resistieron, y cuando llegué caí sobre mis rodillas, respirando con dificultad por la gran maratón que nunca antes había hecho en mi vida.

Jongwoon ¿Qué haces aquí?

Su voz.
Esa voz, ese tono, el mismo que usaba últimamente.

Tal vez...¿a caso ya no sentía lo mismo por mí?

—Tuviste un accidente ¿por qué mejor no vas a tu casa a descansar? —no quería decir eso, no quería alejarlo pero las palabras salieron solas.

—Muy bien — se levantó —Me voy.

Sus manos se encargaban de limpiar los rastros de pastos en su uniforme. Colgó su mochila al hombro y justo cuando iba a desaparecer de mi campo visual le agarré de la parte inferior de su pantalón escolar.

Dios, mi corazón duele.

—¿Por qué me ignoras?

Jong, ahora no...

—Has rechazado mis invitaciones, me has evitado, no quieres hablar y cuando nos vemos haces otra cosa menos fijarte en mí. —le reclamé.

Mi corazón golpeaba tan fuerte, pensé que en algún momento se iba a salir. Dolía, dolía mucho.

El timbre del segundo descanso sonó.

—Es mejor que vuelvas al salón, pueden verte con un niño como yo y pregun...

—¿Es eso? —le interrumpí.

—¿Qué?

Sí, parece que es eso...¿Tan difícil es decírmelo? —no, Dios, haz que me controle, por favor— ¿Tan difícil es decir que ya te cansaste de mí?

Profesor Kim ➸ YewookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora