Capítulo Cuatro

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- ¡Por favor dinos algo!

- ¡Queremos aclarar los rumores!

- ¡Contesta!

- ¿Cuál es el secreto de la presentación del sábado?

- ¿Qué tuvo de especial el miércoles? ¿Y el sábado?

- ¿Tiene que ver con alguna aventura de tu padre?

Mis nervios bailaban en mi cuerpo y mi mal humor saltaba en la punta de los labios dispuesto a salir en forma de palabras muy poco agradables. Intentaba pasar entre aquella multitud de periodistas que me acosaban a las puertas del instituto, pero se multiplicaban por dos. Esa es mi declaración. Se estaban multiplicando jodiéndome la paciencia hasta límites insospechados. ¿A quién le apetece un santo viernes esto a las ocho de la mañana? Como si no fuera poco el madrugar:

- No tengo nada que decir –dije por décimo novena vez.

- ¡Eres su hijo, así que lo tienes que saber!

Lamentablemente no, no tenía ni idea. Sabían más ellos que yo del tema:

- Déjenme pasar, tengo clases –estaba agobiado a más no poder y los otros alumnos observaban el teatro como si no tuvieran nada que hacer.

- ¡Contesta! –me seguían empujando y ya tenía las costillas reventadas de tantos codos aterrizando en mí.

Socorro, que alguien me ayude. No quiero soltar ostias tan temprano, además de que me metería en un problema si los golpeo. Aunque a estas alturas, no me está pareciendo una mala idea, ya que...Un momento, aleluya.

Todos los periodistas se estaban alejando de mí y me di cuenta de que era debido a unos hombres trajeados de dos metros diez por lo menos, que los empujaban sin cuidado. Me coloqué bien la mochila sobre los hombros y pude respirar y seguir siendo el centro de atención del instituto tranquilamente:

- Cariño, ¿estás bien? –me di la vuelta de inmediato.

- ¡Papá! –me lancé sobre él cual niño pequeño-. Me has salvado la vida.

El rio envolviéndome con sus largos brazos y me besó en la coronilla:

- Siento esto –me señaló a la prensa.

- No te preocupes, ya estoy acostumbrado.

- Aun así me molesta que hagan estas cosas –dijo alzando la mirada hacia el grupo de cámaras.

- No importa, pero pensé que no te vería hasta esta noche.

- Como te dije el otro día por teléfono tenía que arreglar un par de cosas antes de mañana, pero para no retrasarnos me he quedado toda la noche en vela. Así que ya no será necesario, puedo pasarte a buscar sin problemas.

- ¿No has dormido? –cuestioné preocupado.

- Eso es secundario, no te preocupes.

- Pero no tenías que hacerlo papá, podía haber ido yo mismo.

- Prefiero llevarte yo y asegurarme de que llegas sano y salvo.

- Que manía con no confiar en mi –dije haciéndome el enfadado.

- Kookie –sonreí, me llama así desde que tengo uso de razón-. Yo confío en ti, pero no en los demás. ¿Entiendes? –me agarró los hombros.

Cupid Jeon [VMin] {Corrigiendo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora