Capítulo Cinco

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- Deja de reírte ya, idiota –me dijo molesto Andreas, pero es que yo no podía parar. Llevaba más de quince minutos carcajeándome a pierna suelta por la conversación.

- Lo siento, Andy –me limpié las lágrimas mientras intentaba controlarme. Ya me dolía la mandíbula-. Pero es que me imagino la estampa y tu cara debió de haber sido buenísima. ¿Qué están haciendo ahora?

- Comiendo como puercos. Es que los veo y no me lo creo todavía.

- Yo quiero ver las fotos –sonreí.

- No lo harás porque mataré al fotógrafo para que no quede evidencia alguna de esta dichosa boda.

- Venga ya, tienes que reírte Andy –sabía que mi amigo cuando se molestaba en serio no había quien le hiciera cambiar de humor. Habían pocas cosas que le sacaban de sus casillas, pero como ocurriera alguna de ellas se amargaba.

- No me hace ni puta gracia, Jungkook. He estado trabajando con mi madre partiéndome la espalda para que venga esta gente como si fueran a pastorear cabras. Es que –soltó un chillido cabreado-. Solo les falta el sombrero y el palo. ¿Quién coño viene a una boda con esas pintas? Me parece una falta de respeto enorme –estaba explotando, me lo imagino ahora mismo con la cara roja de furia.

Miré la hora en el reloj de la lujosa habitación. En cuanto toqué cama, le había mandado un mensaje a mi mejor amigo para preguntarle cómo le iba y en cuanto me llamó supe que algo había pasado. De esas cosas que solo puedes contar en una llamada:

- Tranquilo, Andy –le dije sintiendo pena, porque sabía lo mucho que le afectaban que no valoraran el esfuerzo de los demás-. Sabes que si estuviera ahí te iría a buscar y te sacaría de ese lugar.

- Deberías –sonó ahora en un susurro-. Me está dando la depresión del siglo. –así se ponía cuando había descargado toda su ira. Era como un globo desinflándose.

- Olvídate de eso, no lo pienses más. ¿Estás dentro del recinto?

- No, acabo de salir a tomar el aire.

- Entonces aprovecha para tranquilizarte. Sé que has estado trabajando mucho y que te da mucha rabia la situación, pero no vas a conseguir nada con eso.

- Ya lo sé, Jungkook, pero es qu...

- Andy, pero nada –le interrumpí- Necesitas descansar, así que intenta aguantar lo que te queda para después olvidar lo que ha pasado. Si te sirve de algo, te dejo que pienses en mi bello rostro o en mi cuerpo sensual, seguro que así se te pasa más rápido.

Al instante oí una carcajada al otro lado de la línea. Bien, objetivo conseguido:

- Eres único, Jung.

- Lo sé –dije bromeando-. Pero en serio, distráete con algo y verás que dentro de nada podrás planchar la oreja en la almohada.

- Gracias –sonó sincero.

- No me las des –reí.

- Ahora viene la parte en la que admito que en realidad tienes un cuerpo sensual.

- ¿Y qué hay de mi cara? –bromeé.

- Prefiero no opinar al respecto.

- ¡Ey! –me quejé oyendo su carcajada de fondo.

- Es broma, eres guapo. Tienes un rostro peculiar, pero atractivo.

- Yo también pienso lo mismo de ti, además de que eres un tío genial.

- Da gusto tener mejores amigos así, ¿verdad?

- Desde luego –sonreí.

- Bueno, Jungkook. Te tengo que dejar, mi madre me llama.

Cupid Jeon [VMin] {Corrigiendo}Where stories live. Discover now