20.Una navidad muy peculiar.

642 96 3
                                    

—¡Feliz Navidad,  Paige!

Paige se sobresaltó despertándose de golpe mientras un dragón hecho de chispas de bengalas atravesaba su habitación inundando todo con luces rojas,  verdes y blancas.  La Slytherin gritó de sorpresa mientras Mortimer, vestido con un ridículo pijama que asemejaba el traje rojo del Santa Claus de los muggles,  entraba con una sonrisa de oreja a oreja. Carmine,  con su cabello más enmarañado que de costumbre,  y Hunter venían detrás de él riendo y frotándose los ojos a la vez.

—¡¿Estás loco?!  ¡Pudo haberme dado un infarto,  zopenco! —exclamó Paige,  enojada y volvió a gritar cuando Mortimer la tomó en brazos alzándola de la cama y comenzó a girar con ella en el aire.  En solo un par de segundos,  Paige se contagió con la risa del Dearborn y también comenzó a reírse hasta ser dejada de nuevo en el suelo.

El dragón de bengalas rugió y,  justo cuando estaba sobre la cabeza de Paige,  estalló en muchas chispas de colores navideños y de allí salió un sombrero de arlequin con cascabeles.  Ella volvió a reír mientras mnegaba con la cabeza.  Navidad era el único día en que Mortimer se comportaba como un verdadero niño.

Con un gran júbilo,  los cuatro Dearborn corrieron a una de las habitaciones de invitados donde dormía Hestia y luego a la habitación más grande donde la abuela Georgette se estaba vistiendo.  Fue un momento algo incómodo pero al bajar a la sala se olvidaron de ese momento.

—¡Wow!  Hay más regalos que de costumbre—comentó Mortimer cargando a un alegre Julien que bostezaba un poco.

—¿Qué podemos decir?  Ya somos populares en el colegio—bromeó Hunter pasando un brazo por los hombros de Paige  quien rodó los ojos.

—Si,  claro.  Continua robando comida de las cocinas y serás recordado como "El Muerto de Hambre"—se burló Paige y todos en la sala rieron.

—Oh,  vamos chicos.  Ya es hora de que abran sus regalos—anunció Hestia con voz risueña mientras se encaminaba al enorme árbol que adornaba el centro del salón.

Cientos de regalos se aglomeraban en torno al árbol brillando a la luz del fuego de la chimenea con sus resplandecientes envolturas.  Serenity,  Hunter y Paige fueron los primeros en abalanzarse sobre el árbol mientras comenzaban a buscar sus regalos.

—¡Eh,  Paige!  ¡Tu noviecito de Slytherin te manda regalo!—exclamó Hunter burlonamente mientras le lanzaba un paquete envuelto en papel plateado que le cayó en la cabeza.

—¡Idiota!  —gruñó Paige mientras apartaba su regalo.

Ya cuando todos hubieron abierto sus respectivos regalos cada uno se situó en un lugar en la mesa aún en pijamas mientras disfrutaban del desayuno hecho por Carmine,  quien siempre hacía los desayunos en las mañanas de Navidad para que todos degustarán el buen chocolate caliente que ella siempre preparaba y dejaba sonrisas en las caras de todos los Dearborn.

—Si tan solo Rain estuviera aquí —comentó la abuela Georgette con cierto pesar mientras sonreía nostálgica —. Ella siempre tan alegre...

—La Guerra nos quitó muchas cosas a todos los magos.  Pero lo único que no nos quitó fue la esperanza,  aún estamos aquí y podemos ser felices—habló Hestia con una afable sonrisa y en un extremo de la mesa se escuchó un sollozo.

—Carmine ¿estás llorando? —preguntó Hunter sin poder evitar el tono burlón al verla frotarse los ojos.

—No estoy llorando,  se me metió un pelo en el ojo—respondió ella mientras se cubría el rostro con las manos.  Hubo una leve risa colectiva en la mesa antes de que todos siguiera con el desayuno.

Paige y La Piedra Filosofal | Harry Potter | Where stories live. Discover now