Después de las doce

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Narras tu...

Estaba sentada a los pies de la cama, aun seguía sintiendo esa extraña sensación de calosfrios por mi cuerpo, el botones me había causado cierta desconfianza —me encontraba en un hotel viejo, alejado de la ciudad de Seúl. Había llegado a parar aquí a causa de un gran malentendido.— aquel muchacho llamado Ten —si, recordaba su nombre— realmente lucía escalofriante, sus ojos eran negros, tenía ematomas por su rostro y su expresion neutra no decía mucho, había tomado mis maletas y las trajo hasta mi habitación, sin decir nada solo las dejo y salió —de hecho todo el personal era muy extraño, cabe decir que el Hotel no tenia la mejor fachada, su piso de madera que por lo demas rechinaba y sus paredes casi sin color, sus cuadros de arte casi del siglo pasado tampoco eran muy lindos ni agraciados, y por ultimo mencionar nuevamente el personal de este lugar, todos serios, con ematomas y muchas heridas en sus cuerpos. ¿A qué clase de lugar había venido a parar? ¿Era un hotel de la tortura?—

La habitación estaba bastante fría, en comparación con la T° de una habitación normal, esta parecía casi un congelador —otra cosa extraña—. Sali del lugar; ya que el hambre me estaba matando, no había algún telefono ni nada como para pedir servicio a la habitación, creí que el botones me podía hacer saber de algún lugar de por aquí cerca —después de todo era el único con el que había intentado tener alguna converzación, a pesar de que jamás hablo—

Iba bajando por las escaleras —la cuales estaban bastante viejas, por lo que sonaban— cuando me encontré con Ten, el chico botones, quien llevaba unas cajas rotas —esta vez tenía que decir algo—

____: hola

Ten: —sin mirame y con su expresión evidentemente neutra ahora hablo— hola...

____: ¿no me vas a preguntar si necesito algo? ¿no se supone que trabajas aqui? —continue bajando ya que él no se detenia.—

Ten: ¿y es que necesitas algo?

____: la verdad es que tengo mucha hambre y pense que tu podrías saber de algún lugar para comer, que quede cerca de aquí claro —toque mi nuca algo nerviosa, el era una extraña mezcla de misterio y terror.—

Ten: no, no hay tal cosa por aquí, si quieres comer puedes irte de aqui mañana temprano —se dirigio ahora a la recepción y dejo aquellas cajas sobre la barra.—

____: ok....pero si ese es el caso ¿que comen ustedes, y los huespedes?

Ten: —esta vez si me miró.— ya no hay huespedes aquí, hace muchos años nadie viene a este hotel, eres la unica —mis ojos se abrieron como dos grandes aceitunas, trague ondo y por ese momento sentí el miedo en carne viva.—

____: pero yo...vi a los demás trabajando...yo pense que... —y fui interrumpida por su voz.—

Ten: debía parecer un lugar normal a pesar de todo, de lo contrario no te hubieras quedado —formo una leve sonrisa con sus labios, casi invisible y vi como sus ojos se tornaron negros completamente—

____: —quería gritar pero no lo hice, por lo contrario me quede callada ignorando haber visto semejante cosa y fui hasta la puerta para salir del lugar, pero fue imposible la puerta parecía estar con llave.—

Ten: después de las doce nadie sale.....

Ten: después de las doce nadie sale

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