Paciencia

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Marcus

Estoy ansioso, molesto y totalmente aterrado. Aun no entiendo cómo Belinda y Eduardo aceptaron este plan tan descabellado, si ese tipo lo llega a descubrir, lo más sano que le puede pasar a mi chica es morir. Creo que la torturaría y usaría para sus bajos instintos. No logré pegar un ojo en toda la noche, mi corazón está desbocado. En la mañana me acercó a la casa para despedirla, los celos me están matando.

Ella estará hoy íntimamente con él y quizás con alguien más, y aunque ya anteriormente he compartido sumisas, no he tenido sentimientos por ellas. Esto me sobrepasa, incluso pedí el día libre para quedarme en su casa, como gato enjaulado, acompañado de Eduardo, esperando poder sobrevivir este día, sin querer invadir la casa de ese tipo y partirle su cara. Llego a su casa y mi pequeña aún duerme, se ve tan dulce.

Deseo tanto alejarla de este infierno, darle la vida que ella se merece. Me acercó a su cama y disfruto verla descansar, me acercó a su rostro y la besó con dulzura. Entonces sucede algo mucho mejor, su sonrisa, aún con los ojos cerrados, ilumina el cuarto. Abre sus ojos y me pierdo en ellos. Ella es tan transparente que sus ojos lo transmiten todo, es otra de las razones que me da pánico este plan absurdo.


Hola, Hermosa −digo, mientras la prodigo de besos y caricias, mientras escucho como se ríe, como una niña pequeña− Te traje el desayuno.


Gracias, mi amor −Su palabra de ternura y amor. Engrandece mi corazón y me da seguridad de que ella siente lo mismo que yo− Yo... no sé cómo agradecer tanto amor y paciencia de tu parte, sé que esto que va pasar hoy, es algo que un hombre no permitiría. Estoy muy avergonzada porque mi pasado este dañando tú presente...


Amor, no te voy a engañar. Esto es muy difícil para mí. Sólo necesito saber una cosa y no me importará nada más −Digo, mientras ella cambia su postura por una más rígida y sería.


¿y eso que sería? −está preocupada más que intrigada.

¿sólo tu cuerpo, responde a sus órdenes? −ella me mira sopesando lo que me va decir.


Yo... aún no sé porque lo hace −dice mientras su linda naricita se enrojece y lágrimas comienzan a correr por su rostro− Yo le temo, mucho más de lo que le temía a Leylan. Cuando estaba con Leylan creí amarle, era agradable conmigo y a la vez era muy malo. Era muy confuso para mí, toda mi confusión murió el día que me dio al Ruso. Yo me sentía sucia, herida y traicionada. Y una vez que salí de su casa me sentí peor, mi cuerpo no sólo respondió sino que se sació de cada cosa, que el Ruso me hizo. Eso lo enojó mucho y me castigó. Ahora que debo volverle a ver, se el riesgo; lo conozco, se todo lo malo que puede pasarme; pero esto va más allá de mí, esto lo hago por nosotros −toma mis manos entre las suyas y me mira a los ojos− lo hago por nuestra libertad, para que no haya temor, lo hago por Belinda. Ella no merece volver a pasar por lo que pasó. Lo hago por mi bienestar −y su rostro aunque aún llora, sonríe y logró ver que está en paz con ella.


Sin pensar lo dos veces me lanzo a sus labios, le beso con pasión. Queriendo que entienda todo lo que significa para mí, en ese beso. Sus manos se posan en mi cuello, luego de un tiempo besándonos, se vuelven exigentes. Comienza recorrerme con ellas. Y sólo dice:


Te necesito −la inclinó en la cama e inicio una excursión de beso por su cuerpo y el que tenga poca ropa me da más acceso. Sus gemidos me dan alas para continuar. Poco a poco le voy desnudando. Ella intenta desnudarme mientras le besó. Le permito que lo haga.

AnikaWhere stories live. Discover now