ESPECIAL. Capítulo 34. Mi decimoséptimo cumpleaños.

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Para mucha gente, el día de su cumpleaños es un día muy especial. Un día en el que te reúnes con toda tu familia o, quizás, sales con todos tus amigos a cualquier sitio, solo con la intención de pasarlo genial.

Y no voy a engañarme a mí misma diciendo que no es un día especial para mí. Siempre he tenido un motivo para estar especialmente contenta el día de mi cumpleaños.

El primer cumpleaños que empezó a ser especial fue cuando tenía cinco. Lizbeth había estado de vacaciones con sus padres por varias semanas y yo estaba segura que iba a pasar mi cumpleaños sin ella. Mis padres me llevaron a desayunar a mi cafetería preferida, fuimos a un parque de atracciones e incluso me regalaron aquella muñeca con la que llevaba meses soñando.

Pero no fue hasta que Lizbeth apareció en la puerta de mi casa, ya entrada la noche, que no estuve realmente contenta en mi cumpleaños.

Cuando cumplí siete años, mis padres me llevaron a la piscina junto con Lizbeth y unas amigas del colegio. Allí, me encontré con el niño más guapo del colegio: Ben Parish. Me felicitó y eso hizo completamente mi día, incluso con siete años.

En mi onceavo cumpleaños, fui la primera palabra de Sam, cosa que me hizo llorar por más de una hora seguida.

A los catorce, recibí mi primer beso por Bryan Mcall.

Este año, debería alegrarme de estar rodeada por tanta gente que me quiere.

Paso toda la mañana con mi familia. Haciendo tortitas con mi madre, jugando al fútbol con Sam y ojeando la nueva colección de libros que me ha regalado mi padre.

Y no ha sido ese el único regalo. También me van a pagar las clases y el examen de conducir, por lo que podré conseguir mi licencia de conducir. ¡Al fin!

Suenan unos golpes en la puerta de mi habitación y marco la página en la que me quedé. No pude evitar comenzar a leer uno de los libros que me regaló mi padre.

-Adelante.

La puerta se abre poco a poco y veo a una Lizbeth con una sonrisa enorme dibujada en su cara. No tarda ni un segundo en llegar a mi cama y abrazarme.

-¡Felicidades, Cassie!-Exclama.

Detrás de ella están Eleanor, la prima de Ben, y Tiffany, que me felicitan con la misma efusividad cuando Lizbeth se aleja de mis brazos.

-Tu madre nos ha dicho que llevas encerrada en tu cuarto toda la tarde.

-Estaba leyendo-digo, señalando el libro en mi mesilla.-Además, estoy esperando a que Ben me llame. No me ha mandado un mensaje en todo el día. ¿Creéis que se ha olvidado...?

Se miran entre ellas y me miran con tristeza. Claramente piensan que sí, que se olvidó de mi cumpleaños. A pesar de que lo mencionó hace unos tres días cuando estábamos teniendo una de nuestras conversaciones por Skype.

-¿Por qué no coges tu portátil y nos vamos al lado? Mis tíos me han prestado las llaves de su casa de la laguna.

-¿Los padres de Ben?-Asiente.

-Así que coge un biquini, ponte unos shorts y vayamos. Dylan vendrá a buscarnos-dice Tiffany y la miro sonriendo.

-Dylan, eh...

Me lanza un cojín y sale de mi habitación, gritando que tengo sólo cinco minutos para prepararme.

A pesar de que tenía demasiadas ganas de pasar el resto de la tarde y de la noche leyendo mientras esperando alguna señal de vida por parte de Ben, no ocurrió hasta que las chicas llegaron a mi casa. Por lo que decidí aceptar su plan.

Ni un apocalipsis nos separará (Apocalipsis #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora