[27] Paraíso intranquilo

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Brooke estaba en su casa, hecha bolita en su cama. Había cerrado la puerta y sacó un pote de helado del refrigerador. De pronto escuchó las voces de Penny y Jason.

—Ya te dije —susurró su hermanastro— yo creo que le llegó la regla y desde ahí que anda tan perfumada.

Escuchó como su hermana le pegó en las bolas defendiéndola de aquel comentario.

—¿Sabes que le pasó o no? —preguntó en voz baja la chica.

—No. Debe ser por la...

—¡No estoy con el periodo! —gritó Brooke. Suspiró agotada. Tomó su teléfono, que se encontraba en su mesa de dormir y llamó a Sara.

Sonó el pito un par de veces hasta que finalmente la pelirroja respondió.

—¿Brooke? —preguntó por el otro lado de la línea.

—Hola Anna, lamento la llamada inesperada pero... quería preguntarte algo.

—Si claro, no hay problema.

—Quería saber si, ¿Podrías darme un consejo? Ya sabes, de chica a chica, ya que ahora somos amigas —Brooke se sentía insegura. Hace mucho que no tenía una amiga.

La pregunta sorprendió a la chica, realmente le caía bien y tuvo la confianza como para decirle lo de sus amigos gays.

—Tranquila, estamos en confianza desde que me dijiste el gran secreto de los chicos —respondió Anna— ¿Me podrías decir un poco sobre tu problema?

Brooke suspiró recordándolo todo.

—Me gusta Teddy —soltó— de hecho, el Sábado en la noche tuvimos... relaciones y ahora peleamos, debido a que él lo encontró como una distracción.

—Dime que lo golpeaste.

—Bueno si... —rió por unos segundos.

—¿Estaban borrachos cuando lo hicieron? ¿Quién lo empezó?

—No, estábamos sobrios y Teddy lo empezó —contestó ella.

Anna parecía tener la respuesta en la punta de sus labios.

—Entonces esta dando excusas —dijo la pelirroja.

—¿Excusas? —preguntó Brooke.

—Claro, te dijo que eras una distracción, porque todavía lo está negando. Es obvio.

—¿Qué es obvio? Me perdí —estaba muy confundida.

—¡Brooke! Es obvio que Teddy siente lo mismo por ti ¡Dios! Solo que no quiere reconocerlo —exclamó la rubia— además, le fue infiel a su novio gay, debe sentirse horrible y confundido.

Brooke no podía entenderlo, sentía que era demasiado irreal.

—No puede ser, es gay —dijo la rubia.

—Querida, ser gay es porque te gusta alguien de tu mismo sexo. Una persona. Antes le gustaba un chico, ahora le gustas tú. Fin.

La rubia todavía no podía entrar esa idea a su cabeza, era una teoría demasiado buena.

—No quiero darme ilusiones, ¿Algún consejo para que me deje de gustar? —preguntó Brooke.

—Un clavo saca a otro clavo —aconsejó Anna— me debo ir, hablamos mañana.

La pelirroja cortó, dejando a su amiga con una gran duda existencial. ¿Y si sacaba a Teddy de su cabeza con Christian? ¿O es posible de que su amigo sintiese algo por ella?

Mis mejores amigos gaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora