Mis mejores amigos gays

[44] Rescatada por un príncipe

Eran las doce de la noche de un viernes, cuando Darren estaba en la entrada de la escuela vestido de negro.

Miraba su reloj, atento a que llegara su amigo. Al escuchar pasos acercándose, se sintió aliviado de que fuese puntual.

—¿Trajiste la prueba? —preguntó Darren.

—Si —contestó el británico— estaba tan ebrio, que le dije que iba a comprar pan.

—Perfecto —agregó. Sacó un alambre del bolsillo y abrió la puerta para entrar a la escuela.

Ambos ingresaron al oscuro y vacío pasillo. Por ahí, caminaron hasta encontrar la sala de matemáticas, que la abrieron de la misma manera.

—¿Cuando aprendiste eso? —preguntó Cory en voz baja.

—Campamento de supervivencia —respondió.

Se dirigieron hasta el cajón que contenía todos los exámenes. Allí dentro habían un montón de pruebas, pero con una linterna alumbraban a los nombres con tal de encontrar la modificada.

—Esta —dijo Cory— la letra es igual. Mira como hace las "a", "k" y "e".

—Katherine Muller —susurró leyendo el nombre— es una de las chicas más inteligentes de la clase.

—Probablemente le fue mal y al ver que a Kyle le fue bien, supo que el profesor no sospecharía.

—Además debía tener fácil acceso, ya que trabaja en la secretaría.

—Somos unos genios, ¿Y ahora?

—El Lunes iremos con el director —dijo Darren— estará tan feliz al ver que tuvo una excelente calificación.

Mientras tanto, Brooke se encontraba en el cine con Louis viendo una película. Había accedido a salir con él, solo como amigos.

Aún así, el rubio pasó su brazo por la espalda y la abrazó. Ella sabiendo sus intenciones no se quejó y siguió mirando la pantalla.

De pronto, los personajes se besaron apasionadamente. Lo que incitó a que Louis se acercara lentamente hacia los labios de Brooke.

—Espera —dijo ella— ¿Qué pasó con el término de "solo amigos"?

—Amigos con beneficios suena mejor.

—Hablo enserio —agregó Brooke.

—Admite que también quieres —contestó mordiéndose el labio— no puedes decir que no te gusta algo, si no lo has probado.

Se volvió a acercar a sus labios lentamente, logrando esta vez que ella le siguiera ese dulce beso. Louis era un maestro en aquella arte y se notaba su experiencia al momento de mover au lengua. Llevaban bastante tiempo en esa posición, hasta que él se apartó.

—¿Qué tal si vamos a otro lugar?

Ella sabía a que se refería, por lo tanto iba a buscar cualquier excusa para quedarse en aquella sala de cine.

—Esta buena la película —mintió la rubia.

—¿Segura? Tal vez podríamos ver otra en mi casa —dijo tocándole el cabello.