[Cuatro]

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El chico de cabello negro camino lentamente entre las elegantes mesas del cabaré. Giraba el rostro hacia todos lados, se le notaba nervioso, aunque su semblante lucía serio sus manos temblaban para quitarse el sombrero estilo Trilby. Busco entre las personas sentadas, reunidas para ver el show, hasta conectar sus ojos con los bellos mares claros que buscaba.

Ella le sonrío, traía un fino vestido de tirantes dorado, de tela brillante que remarcaba su sencilla figura, nada voluptuoso ni llamativo. Sus labios pintados de un intenso carmín y el cabello perfectamente arreglado en un moño rubio, decorado con una gran pluma color blanco.

—Bienvenido, señor.—saludo un mesero en cuanto se sentó junto a Isabelle, la chica con quién había empezado a tener algo desde hacía tiempo.

—Buenas noches, ¿Casa llena?— preguntó al ver que ya no había ningún espacio vacío en ninguna mesa mientras se deshacía del saco color hueso y lo colocaba en el respaldo de la silla.

—Si, caballero, ¿Qué le puedo decir? Es 1915, los cabarés están a tope, sin mencionar que hoy en el show estará Shailene Woodley, es una bailarina altamente reconocida.— argumentó el joven de cabello negro.

—Si, he escuchado de ella.— Theo se sorprendió ante las palabras de Isabelle.—  Por eso quise invitar a mi futuro marido— tomó su mano, orgullosa, él no puso mayor atención.— a ésta función. 

— Que buena ocasión, madame.— comentó el mesero mientras llenaba las copas a no más de la mitad de un suave vino que Isabelle había elegido antes de la llegada de Theo.— Pues que disfruten el show, es algo nunca antes visto.

Theo quería soltar el comentario que pasaba por su mente, aunque se abstuvo y encendió el puro que sostenía entre sus dedos, la plática que la chica de ojos azul claro intentó no dio frutos y su pequeña mesa quedó en silencio, todo hasta que las luces que iluminaban al público se apagaron y solo una se enfocó en el escenario.

(A/N: Canción en multimedia) 

—Te aseguro que te gustará, mi padre conoció a mi madre aquí.— comentó la chica emocionada mientras ambos aplaudían.

—¿Tu madre era una bailarina?—  inquirió Theo, aun con el puro entre los labios.

—¡No!— exclamó Isabella con horror.— ¿Cómo se te ocurre denigrar a mi madre de esa manera?— Theo se mantuvo callado, sin mostrar expresión alguna.— Mi madre es de la alta sociedad, estaba entre el púbico más sofisticado de aquella noche.— era arrogante, demasiado para el gusto del caballero, simplemente inhalo de su puro y giro el rostro hacia el escenario, donde ahora a mitad de éste se encontraba un hombre de traje y piel tono café con leche, barba demasiado corta, tanto como para que llegara a pensar en que era una sombra, y ojos oscuros.

Tomó un micrófono y comenzó a cantar, Theo quedó bastante impresionado, aunque lo analizaba con detenimiento. Sus palabras eran delicadas, las chicas con cortos vestidos, casi inexistentes, también robaban gran parte del show, meneaban las caderas al ritmo de la música, su cabello brillante relucía ante las lamparas, ahora encendidas, en diferentes zonas del lugar.

Algunas solo vestían con un sostén en tonalidades suaves, sus despampanantes piernas caminaban sobre los sensuales tacones por todo el lugar, bailando sin pena alguna entre las mesas, dejando que los hombres las tocaran e incluso ellas mismas se sentaban en las piernas de los asistentes al espectáculo.

Todos aplaudían, los hombres elegantes de traje gritaban y vitoreaban a las bailarinas con emoción y las mujeres vestidas con plumas, perlas y diamantes, embelesadas con la danza y el cantante, juntaban las palmas al ritmo movido de la canción. 

Pequeñas dosis de amor • Sheo • One ShotsWhere stories live. Discover now