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"¿Adónde van las palabras exactas cuando las echas de menos? Aquella tarde tú y yo nos quedamos callados. No hubo palabras, sólo un roce de miradas, como si le estuviésemos buscando forma a un pensamiento que se desvanecía. Yo sabía que era la última vez que íbamos a vernos, no sabría decirte por qué. Sólo lo supe. Cuando vi a través de la ventana, el cielo no estaba tan gris. Y otra vez me quedé callado. La esperanza, sea cualquier forma en la que exista, debe reírse de mí cada vez que digo que vuelvo a creer en ella. Tus labios, como nubes en el cielo, tenían forma de todas las cosas que uno desea en silencio. Pero no me atreví a decirlo. Sólo lo pensé. Adónde van, me pregunto, las palabras correctas, el tiempo perdido, la oportunidad que se otorga. Si contigo me parecía tenerlo todo, ahora que no estás no es que yo me haya quedado vacío, sino que he perdido de vista el saber cómo volver a ser feliz sin las cosas que hoy me faltan. Echarte de menos es uno de esos dolores que me gusta tener de vez en cuando. No es que sea algo completamente inconsciente. De hecho, la decisión de atarme la soga al cuello tantas veces como pueda, es completamente mía. Yo soy quien, al final, termina cantando la canción, pero eres tú quien suena de fondo. Sólo que aquella vez no supe qué decirte, sólo te miré y en aquel vacío tampoco había palabras, sólo una inmensa incógnita. De si nos volveremos a ver; si no es mañana ni pasado, cuándo; si no es aquí ni en aquel parque, dónde. Una duda que me quitaba el aire. Únicamente atiné a decirte lo que en casos de emergencia siempre me queda: «Voy a echarte de menos». Luego nos fuimos. Cuando volví a mirar el cielo, sí estaba gris, y entonces recordé mis palabras. Iba a echarte de menos, sólo que esta vez, no supe cuánto iba a dolerme."

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⏰ Last updated: Nov 12, 2016 ⏰

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