Capítulo 4: Jack Eyeless.

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Ya había pasado más de una semana; La única que podría sobrellevar las cosas en casa era yo, papá ya no podría caminar jamás, su columna estaba más que torcida, estaba a punto de romperse... menudo animal fue quien nos empujó en esa noche, aún recuerdo claramente su sonrisa detrás de esa gran máscara azul oscuro y el olor de su presencia. Esa misma noche me iba a quedar sola en casa, no tenía las agallas suficientes para hacerlo tanto que, me quedé en casa de Sandra.

Más que quedarme en su casa por primera vez, era algo extraño ya que no sabía que ella tocaba piano. 

Me sentí más que rara, cómoda. En el mismo instante que decidí apuntar muchas cosas sobre la criatura mientras me inspiraba la melodía de mi amiga al tocar y cantar; Hasta que se le ocurrió voltear y pillarme con las manos en la masa.

Sandra: ¿Qué haces? - Trató de ver que había escrito en los papeles.

(TN) Letras... -Le contesté en tono sarcástico.

Sandra: ¡(TN)! - Me gritó esperando una reacción mía.

(TN): como te gusta el chisme... -dije guardando los papeles- Escribía poesía, nada más.

Sandra: no te creo - Habló entre movimientos de negación, extendió su mano en forma de decir: "Dame esos papeles".

(TN): Hey, a tí no te gustaría que la gente husmee en tus cosas, ¿no? -Le pregunté en forma protestante- A nadie le gusta eso.

Sandra: Como quieras (TN) - Me miró dudosa mientras volteaba hacia su piano aún mirándome de reojo.

Después de eso, me puse más lejos de ella y proseguí a sacar de nuevo todos los papeles.  Dios... podría decir que esa criatura era un fantasma, ya había escrito todas sus características... no tener sombra e incluso no tener ojos y ser fuerte al extremo; ¿Qué persona normal expulsaría Alquitrán con sangre por las cuencas de sus ojos? Simplemente era algo demasiado extraño, rápidamente me puse de pie y proclamé:

(TN): Iré a mi casa -Decía recogiendo mis cosas para salir.

Entonces escuché  como Sandra ponía llave a la puerta con una cara seria.

(TN): Sandra, por favor. -le pedí-

Sandra: No. Escucha, no dejaré que te haga más daño... ¡Esa cosa aún camina ahí, afuera como una maldita bestia!

Puse una cara confrontante por un momento y, al notar que Sandra no sedería, tomé el libro que tenía sobre el piano y lo tiré por su ventana de vidrio hasta romperlo. Sandra se quedó atónita al verme ir por la ventana mientras me hacía algunos cortes leves; Jamás me había sentido tan rebelde en mi vida. Ya afuera metí de nuevo el libro mencionandole a ella que algún día le devolvería el vidrio luego me fui corriendo.

Para mi desgracia no había taxis y el frío era sofocante; No podía regresar como una perdedora a la casa de Sandra, sino con pruebas de aquel líquido que sé que estaba en casa esparcido.

Aplaste mis botas junto a mis pies dignandose a caminar algo coja, sobre esforzarme con el hecho de haber salido hace poco del hospital no era bueno, pensé que, tal vez la criatura esté en mi casa, serían grandes complicaciones pero esa idea era tan sosa que decidí alejarla de mis pensamientos; Aproximadamente entre una 1 hora ya estaba en frente a la puerta de mi casa; Sentía todo tipo de sentimientos, menos de los agradables.

Suspiré y, en un acto de furia pateé la puerta logrando que esta se abriera, saqué mi teléfono de mi bolsillo para usarlo de linterna luego empecé a ingresar con algo de nerviosismo y miedo. Al entrar el frío era aún más penetrante, empecé a temblar, incluso a sentir mi nariz congelada, no obstante llegué a la sala no sin antes haberme chocado con algo que estaba tirado, enseguida encendí la luz y pude espectar el desastre en casa sobre todo el aire solitario que tenía casa;

Tomé el celular, dejé los papeles sobre la mesa e inmediatamente me propuse a buscar entre los dos cuartos y la cocina. A medida que entraba empecé a encender las luces bruscamente por si ese "algo" estuviera cerca, aunque lo dudaba; Lentamente así llegué al baño, frente al espejo, no sé por qué había quedado pensativa tanto perdí la noción del tiempo y espacio de, lo cual rápidamente algo me sacó de ese mundo, un sonido de un caminar dentro de la casa, ¿acaso Sandra se había decidido a seguirme? Sería extraño que lo haya hecho... pero, fue una grave equivocación.

Él, totalmente parado, sin sombra e inerte estaba ahí,  sin decir nada totalmente dejándome perpleja  al mismo tiempo en el que se me abría la boca con solo verlo. Rápidamente busqué los papeles con la mirada y simplemente habían desaparecido o de alguna forma, deshecho de ellos... tan solo no lo creía, tomé la escoba con punta de hierro prontamente amenazandolo; Él se rió casi queriéndose ahogar entre su saliva. Al instante él empezó a acercarse a mi pacíficamente hasta ponerse enfrente mío, tomando con sus fuertes manos la escoba sin dejar que me moviera, sentí como el frío me tocaba a través del metal e inmediatamente escuché su voz... tan extraña y ronca decirme:

Él: ¿Esto es tuyo? -Mostrándome con la otra mano los papeles. Menudo idiota que podría ver sin ojos, sabiendo con mi mirada que si me pertenecían aquellos papeles; Luego, los  rompió y tiró pedazo por pedazo  justo en la sustancia líquida hasta que no quedara nada de ellos.

(TN): E.. ¡Eres un monstruo! - Traté de quitarle la escoba pero fue en vano; Parecía que tenía un bloque de cemento sosteniendo mi diminuta fuerza. -¡Suelta carajo!

Él mostró una sutil expresión de estar mirándome, yo seguía luchando con su mano; De repente sentí sus fríos dedos golpear suavemente mi cuello, seguidamente, sentí caerme mientras mi vista se oscurecía.

A la mañana siguiente desperté en el suelo; No tendría que esperar a que ese me cargara consideradamente... ¡Era un monstruo! Me levanté algo adolorida y con los músculos fríos, me pregunté "¿A dónde es que habrá ido?"; Fui hasta la puerta e intenté abrirla mas esta estaba con seguros exagerados... era él, ¿por qué me encerró aquí? Rápidamente recordé la existencia de mi teléfono y, buscando una solución desbloquee el teléfono encontrándome con un millón de mensajes y llamadas perdidas de parte de Sandra, todos preguntaban si estaba bien o si me había ocurrido algo, decidí contestar que estaba bien más nuestra frase para que se diera cuenta que había sido yo quien respondió.

Busque más de una forma de salir de esta casa dándome cuenta así, que todos mis esfuerzos eran en vano, ¿ahora qué? Me quedé dentro, intentando matar el hambre abrí el frigorífico... menuda sorpresa que me había encontrado... Los órganos, solo riñones estaban todos en un frasco unitario muy bien empacados... ¿Acaso ayer había revisado bien las habitaciones? Encendí las luces y, para mi infarto, mi casa había sido convertida en un laboratorio... una morgue, la morgue de Jack Eyeless.



|Coleccionista| Eyeless Jack y TuWhere stories live. Discover now