Capítulo 25

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—¿Se puede saber qué hicieron mi madre y tú con todo este alboroto? —las mejillas me queman de la rabia pero Adio se ve completamente sereno.

—Madre en verdad esta muy feliz de que hayas ido por el pez gordo, pero no está contenta —sus palabras me desconciertan demasiado—. Al parecer la mayoría de nuestra fortuna, de la fortuna de madre, es de tu propiedad por nacimiento.

—¿Qué? —murmuro sin entender—. Pues claro que es nuestra propiedad si somos sus hijos...

—No eres mi verdadera hermana Zaya —al escucharlo me quedo sorprendida—. Tu familia era de los altos funcionarios que servían al antiguo faraón y al parecer nuestro padre, mi padre era un comerciante muy amigo de tu familia. Sufrieron un ataque una noche y todos muriendo menos tú, al parecer tu padre sabia que esto iba a suceder y dejó un pergamino en donde está plasmado que todo lo que se produzca con su imperio será tuyo y de nadie más. Le encargó a mi padre que te acogiera y tomara su puesto y te criara como a una hija.

Los ojos me queman pero ninguna lágrima se resbala.

—¿Estás diciendo que mi verdadera familia está muerta y qué tú no eres mi hermano? —susurro con la voz temblorosa—. No lo entiendo...

—Todo es sencillo Zaya —se voltea Adio y me toma entre sus brazos—. Lo único que debes de saber es que yo siempre seré tu hermano aunque no compartamos sangre y que debes de cuidarte mucho de nuestra madre, ella hará lo que sea por conseguir todo el dinero que posees. Los faraones no saben la cantidad que vales en verdad y para madre esto le complica las cosas porque el faraón quiere que te regrese lo que te pertenece pero ella no tiene la menor intención de hacerlo. Debes de tener cuidado de ahora en adelante con todo lo que hagas o digas, no sabes quién está escuchando y puede que cualquier complicación que tengas o que suceda y tú te encuentres implícita, madre lo pueda utilizar en tu contra para anular tu matrimonio y de paso matarte en el proceso haciendo que se quede con todo.

—En verdad gracias —abrazo con fuerza a mi hermano y con una sonrisa en los labios me despido de él.

La noticia en verdad me sorprende y tardo un poco en procesarla.
Al encontrarme con Tau le platico todo y tras quedarnos platicando sobre el tema observando la puesta del sol, nos quedamos dormidos uno en brazos del otro.

Al regresar a mi habitación la encuentro vacía y cuando
Henutsen viene a vestirme me quedo en la alcoba donde miro el sol ocultarse. 

🏺 🏺 🏺

Pasan las semanas y trato de sobrevivir al pesado de Tarik, a las frases bífidas de Nea y me cuido de cualquier intento que pueda hacer mi madre.
Cada noche es insoportable el saber que tengo que entrar a mis aposentos y compartir habitación con Tarik y cuando no tengo las fuerzas suficientes para lidiar con él busco el modo de escabullirme a la habitación de Tau.

Siempre soy yo la que se va a la cama primero y cuando estoy segura que Tarik ya está durmiendo, me escapo. Quede de verme con Tau esta noche y en cuanto Tarik caiga rendido por fin podré irme.
Esto tarda un poco pero cuando por fin lo logro, Tau ya está esperándome.

—En verdad esto es muy agotante —me siento en el borde de su cama mientras él toma asiento a mi lado en cuanto entro por los ventanales—. Las palabras de mi hermano fueron claras y la verdad no sé que esperar de mi madre.

—En verdad estás muy tensa —susurra acercándose a mi cuello haciéndome cosquillas con su aliento—. Puedo pedirle de favor al abuelo que investigue un poco si eso te hace sentir más tranquila.

—¿Podemos hacer eso? —no puedo evitar soltar una risita—. Mejor no, sé que podré sobrevivir a esto, pero por los planes que escuche tiene tu madre, pronto vendrá la planeación de la boda.

—Tu tómatelo con calma —sonríe depositando un beso en mi hombro—. Yo estaré apoyándote y ayudando en todo lo que puedas. Tu te mereces todo mi reino si todavía estuviera en mi poder.

—Yo no quiero tu reino Tau, te quiero a ti —tomo su mejilla y hago que nuestras miradas se encuentren—. Si me caso contigo, no quiero al príncipe, quiero al chico gentil y caballeroso que conozco.

Comienza a regar besos por mi rostro y cuando nuestros labios se juntan, me recuesto sobre la cama sintiendo su peso aplastante.
Mete una mano debajo de mi túnica y siento sus dedos sobre mi piel raspando...

—¿Alteza? —nos quedamos quietos al escucharlo mientras nuestras respiraciones salen pesadas.

—¿Sí?

—Lamento molestarle, pero su madre lo necesita urgentemente en el salón.

—¿Lo sabe mi hermano?

—En estos momentos están en caminos hacia su alcoba para informarle tanto a él como a su prometida —al escucharlo abro los ojos como platos y me paro rápidamente golpeándome con el espejo—. ¿Está bien alteza? ¿Necesita ayuda?

—Sí, sí, en un momento salgo. Gracias —le doy un beso en los labios y me apresuro a salir.

Recorro el camino y cuando llego hasta mi ventanal escucho a los guardias y a Tarik responder.

—Zaya... —justo cuando abre la puerta de mi habitación entro cayendo sobre el suelo—. ¿Qué estás haciendo?

—Estoy buscando un pendiente —sonrío ocultando un poco el nerviosismo—. Ya sabes, esos que me diste en mi cumpleaños...

—¿En este momento se te ocurrió hacerlo?

—Es que son muy importantes para mí —miento—. No podía dormir sabiendo que está perdido.

—Nunca te di unos pendientes en tu cumpleaños.

—¿No? —siento el sudor frío descender por mi espalda mientras el corazón va corriendo con fuerza.

—No, te los di en nuestra fiesta de compromiso.

—Claro, como pude olvidarlo —suelto un risa queda mientras suelto un suspiro.

—Por favor apresúrate que mi madre nos necesita.

Tras cerrar la puerta suspiro completamente sintiendo un enorme alivio pero no espero demasiado y comienzo a ponerme en marcha.

Casada con el faraón. [J. R. 1]  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora